martes, 6 de enero de 2009

Fraternidad Monástica de la Transfiguración de Cristo y Comunidad Bizantina de la “Madre de Dios del Portal de Iver”

Preparación (Vigilia) de Navidad: Rezo de las Horas Reales: Se llama “Horas Reales” a un Oficio Divino resultante de la agrupación de las horas Prima (1ª), Tercia (3ª), Sexta (6ª) y Nona (9ª), además de los Týpicos (partes fijas que se rezan al mediodía y que usualmente se cantan en la Divina Liturgia (Salmos 102 y 145, Himno ‘Oh Hijo Unigénito’, Bienaventuranzas, Credo, Padrenuestro). Todos estos unidos e intercalados con textos de la Solemnidad (en este caso Navidad). Este Oficio se hace sólo tres veces al año, ya que sólo se repite en la Vigilia de Teofanía (5 de enero) y Viernes Santo, pero con sendos textos y lecturas correspondientes. Se denominan Reales porque comenzaron a ser celebradas como un Oficio de la Catedral de Constantinopla (Divina Sabiduría) con asistencia del Emperador y su familia. Al realizarse la compilación de Oficios que forman parte del ritual bizantino, fueron incluidos de modo que introducen a tres momentos cruciales de la Historia de la Salvación: La Venida del Hijo de Dios en la Carne, El Comienzo de su misión pública y su Cumplimiento pleno en el Misterio de su Pasión, Muerte y Resurrección. Como podemos ver en el calendario la celebración de las Horas Reales va acompañada de Ayuno Estricto. Tal es la unión de los dos elementos que cuando, como este año, el 24 de diciembre cae domingo (es el mismo caso en sábado), Las Horas y su ayuno se trasladan al viernes anterior, ya que está prohibido desde los orígenes cristianos el ayuno estricto tanto el sábado como el domingo. Esta preparación espiritual tan acentuada va en sentido contrario al sentido de fiesta pagana: a medida que nos acercamos al Misterio Divino que vamos a celebrar, se polariza, por así decir, por una parte, la grandeza que se avecina, y por otra, nuestra pequeñez. El alma devota quiere llenarse de Dios y, de acuerdo a los consejos de los santos, comienza a vaciarse de sí misma, por el ayuno, la penitencia, el perdón a los enemigos, la limosna, el enternecimiento del corazón de acuerdo con las palabras de Jesucristo ‘Sed perfectos como el Padre Celestial es perfecto”. La vigilia, pues, esa tensión llega al máximo, ya que la expectación por el Nacimiento del Hijo de Dios está ligada al hecho de hacer un hueco en el pesebre de nuestro corazón, de modo que la “actualización” del Nacimiento de Cristo, no sea sólo un mero alzar de copas, o una expresión de buenos deseos e intercambios de regalos, sino que es nuestra visita mística a Belén, la sinfonía de nuestros corazones con los de los pastores, el asombro lúcido ante los ángeles, el gozo creyente por la venida de la Salvación, el homenaje que junto a los Magos hacemos de nuestras ofrendas espirituales: el incienso de la fe y el sacrificio, el myro de la perseverancia, el oro de las obras sin mancha de los hijos de Dios. Junto a la Madre de Dios, Cáliz de la salvación, y al Justo José, nos acercamos al Amor que nos ama: así como en la Antigua Alianza el Santo de los Santos, estaba protegido por un doble cortinado, de esta manera, se descorre José en su humildad ante el Santuario que es María, se descorre María, la primera cortina, ante el Dios viviente, Jesucristo.


Con la rectitud de nuestros corazones* hagamos resonar con antelación nuestros cantos* por la antefiesta de la Natividad de Cristo,* pues el que recibe el mismo honor* que el Padre y el Santo Espíritu* por misericordia se reviste de la naturaleza de los mortales* debe nacer en la ciudad de Belén* y su nacimiento que nadie puede explicar,* los pastores lo cantan con los ángeles.

Natividad de Ntro. Señor Jesucristo
Grandes Vísperas:
El Oficio de la Tarde es uno de los más antiguos, ya que desde época apostólica los cristianos, siguiendo el uso de la sinagoga, oraban y bendecían la luz, como comienzo del día: ‘Hubo tarde, y hubo mañana, día primero’ (Gen. 1). Posteriormente esta oración se enriqueció de significado y contenido, expresando de manera directa la importancia de lo que se celebra. Las Grandes Fiestas y Domingos tienen Grandes Vísperas, que prolongan el uso de la vigilia nocturna de los primeros cristianos. Impedidos de reunirse durante el día, oraban con los salmos, las profecías y se confortaban en la larga oración con pan, vino y aceite benditos. Hoy está compuesta del Salmo 103, letanías de petición, una porción variable del salterio (katisma). En esta Fiesta, las Vísperas se combinan a partir del Evangelio con la Divina Liturgia de San Basilio. Luego, se realiza la glorificación de la fiesta, y clero y fieles cantan el tropario y el kondakio de la Fiesta en el medio de la iglesia, ante el ícono.


Cena de Nochebuena: En esta fiesta, después de Vísperas, se celebra la Nochebuena, con su mesa abundante y simbólica: según la tradición de Rus’ (eslava oriental), la mesa adornada con flores y paja, debe carecer, en sentido de paz, de cuchillos. El primer plato, kutiá, (trigo hervido aderezado con miel, nueces, semillas de amapola, canela, etc.) nos recuerda la humildad de Belén, y la ausencia de carnes en esa noche (excepto pescado) nos recuerda que el gozo del nacimiento está unido al hecho de que el Niño de Belén vino a padecer por todos. Todos deben sentarse a la mesa (en otros tiempos la compartían amos y siervos) y en lo posible debe haber doce platos distintos. El canto de los villancicos, las velas, el gozo de grandes y chicos completan la velada que suele prolongarse más que de costumbre.

Dios los bendiga y la Madre de Dios del Portal los ampare!

Hieromonje David, higúmenoHieromonje Diego, pecador


¡¡SALUDAMOS A LA COMUNIDAD BIZANTINA!!
Pigüé – Argentina!!

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