martes, 29 de diciembre de 2009

DEDICO SU VIDA A AYUDAR A LOS CHICOS

Mónica Carranza, la fundadora del comedor Los Carasucias, murió ayer por la mañana a los 63 años, víctima de cáncer. En sus últimas palabras a su hijo, pidió que continuara la obra que inició en 1990, cuando decidió entregar su vida a los chicos que sufren carencias, como ella había padecido en su infancia.
La noticia de su muerte causó gran congoja a sus familiares y colaboradores y, en especial, a los 60 chicos que actualmente se albergan en su casa, en el barrio porteño de Mataderos.
"Antes de morir, me tomó de las manos y me pidió que continuáramos con la obra. Esperamos poder tener fuerzas para hacerlo", dijo a la prensa Roberto, uno de los hijos de Carranza.
Roberto destacó que su madre nunca dejó de pelear. "Incluso sentía que iba a superar esta enfermedad. Era una mujer con mucha fuerza", aseguró.
El comedor recibió el nombre de quienes fueron el motivo del trabajo y el compromiso solidario de Carranza: los chicos pobres, "carasucias", una tarea por la que en 1997 fue reconocida como Mujer del Año.
Los que la conocieron de verdad valoran de ella su generosidad y su gran obsesión por suavizar la tristeza, mitigar el daño en una etapa en la que todo debería ser protección y amor.
Para eso debió salir a vender flores por la noche o cambiarlas por alimentos, lo que le posibilitó sistematizar una ayuda solidaria: dar de comer a quienes precisaban cubrir esa necesidad tan elemental. Con el tiempo, la noticia de que una mujer se ocupaba de alimentar y contener a los niños desprotegidos "contagió" a otros a colaborar, y entonces Carranza pudo contar con más recursos para su obra.
Pero los "carasucias" eran cada vez más, lo que la obligó a darles de comer en una plaza cercana. Un día hipotecó su casa y alquiló un galpón, donde actualmente comen 2500 familias y reciben refuerzo alimentario más de 1500 chicos desnutridos, con VIH, diabetes, tuberculosis y otras enfermedades. (Diario La Nacion-29/12/09)

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