miércoles, 27 de julio de 2011

Por presiones del exterior nos quieren imponer el aborto



Buenos Aires, 27 Jul. 11 (AICA)


“Ocho niños menores de 5 años mueren por día en la Argentina por desnutrición; 10.000 personas mueren por año por accidentes de tránsito; dos personas mueren por día por inseguridad, sólo en el conurbano bonaerense; sin embargo, en vez de ocuparse de estas situaciones que reclaman justicia, quieren imponernos la legalización del aborto, argumentando que lo hacen para evitar las muertes maternas producidas por abortos clandestinos. Éstos, según las cifras oficiales, fueron 93 en 2006, 74 en 2007 y 62 en 2008”, dice el Movimiento Familiar Cristiano (MFC) en una declaración oficial dada a conocer ayer.

La declaración del MFC, un movimiento nacido en la Argentina en los años 50 y que hoy agrupa a numerosísimas familias en muchos países, está firmado por Pablo y Marcela Cavallero, matrimonio presidente del MFC, dice lo siguiente:

El aborto. Cifras para reflexionar
Uno de los principales argumentos que esgrimen los que promueven la legalización del aborto es la muerte materna producida por abortos hechos en la clandestinidad. Si nos remitimos a las cifras oficiales al respecto, encontramos que las defunciones maternas por abortos sumaron 93 casos en 2006, 74 casos en 2007 y 62 casos en 2008 (Fuente: Ministerio de Salud de la Nación. Dirección de Estadísticas e Información de Salud, DEIS).

Estos números no son tan altos si se los compara con otras causas de mortalidad evitables, como por ejemplo la mortalidad infantil por desnutrición (según datos revelados por responsables de la Red Solidaria, 8 niños menores de 5 años mueren por día en la Argentina por esta causa), la mortalidad general por accidentes de tránsito (10.000 muertes por año), o la mortalidad por inseguridad (2 personas mueren por día por esta causa sólo en el conurbano bonaerense), las que deberían ser motivo de preocupación en los distintos estratos de la sociedad.

Sin embargo, en vez de ocuparse de estas situaciones que claman justicia, quieren imponernos como tema de confrontación la legalización del aborto, que no obedece a un legítimo derecho y ni siquiera a la idiosincrasia de nuestro pueblo, que siempre valoró la vida naciente. Son intereses importados de otras sociedades donde prevalecen ideologías contrarias a la vida.

No obstante, para los que defendemos la vida humana en toda circunstancia, toda vida es valiosa; y creemos que los números de muertes por aborto deberían y podrían bajar considerablemente si se aplicase una política de Estado dedicada a atender a las mujeres embarazadas en estado de riesgo, a educar a la población en una paternidad responsable y a promover la adopción como medio de dar a alguien una familia, en aquellos casos en los que la madre no puede hacerse cargo de la nueva vida que ha gestado.

Históricamente, la legalización del aborto lleva siempre a más muertes. Por un lado, porque no se evitan completamente los abortos clandestinos, ya que muchas mujeres no concurren a instituciones oficiales para no hacer pública su situación; por otro lado, por la cantidad de vidas inocentes que son truncadas en el seno materno.
Si observamos lo que ocurre en países donde el aborto está legalizado, como por ejemplo en los Estados Unidos, en 1996 se efectuaron 1.365.700 abortos legales, lo que significa un número enorme de vidas humanas eliminadas. Afirmamos que se trata de vidas humanas aunque haya quienes quieran hacer aparecer que no son tales: hay numerosos testimonios científicos que avalan que hay vida humana desde la concepción.

El padre de la genética moderna, el Dr. Jerôme Lejeune, a quien la ciencia mundial reconoce unánimemente como uno de los primeros y más calificados investigadores en genética y es reconocido mundialmente por sus descubrimientos científicos, dijo a los legisladores: "Aceptar el hecho de que después de la fertilización un nuevo ser humano cobra vida ya no es un motivo de pruebas u opiniones, es simple evidencia". “No tengo duda alguna: abortar es matar a un ser humano, aunque el cadáver sea muy pequeño".

El Dr. Hymie Gordon Chairman, del Departamento de Genética de la Clínica Mayo en los Estados Unidos, dijo: "Basándome en todos los criterios de la biología molecular, la vida está presente en el momento de la concepción".

El Dr. Richard Jaynes afirmó: "Decir que el comienzo de la vida humana no puede ser determinado científicamente, es ridículo".

También hoy día existen técnicas quirúrgicas que permiten extraer un feto del útero materno, operarlo, reinsertarlo y reubicar el útero nuevamente en la madre. “Uno de los impactos de esta nueva técnica es que agrega una nueva perspectiva al tema del aborto, pues si un médico puede diagnosticar y tratar un feto, eso convierte a éste en un paciente. Y si el feto es un paciente, entonces, claramente es una persona. Y las personas tienen derechos y privilegios y un estatus legal” (Dr. Joseph Bruner).

Promover la adopción con leyes adecuadas puede ser una forma de evitar abortos y permitir que muchas familias puedan tener sus hijos tan anhelados. A mero título ilustrativo hay 17.000 parejas bonaerenses en lista de espera para adoptar.

Por todo esto, señalamos que legalizar el aborto es promover muchísimas más muertes que las que se quieren evitar; y afirmamos que estas últimas podrían ser considerablemente reducidas con estrategias que respeten la vida en todas las instancias. Tales estrategias son la ayuda a las mujeres embarazadas, la adecuada educación sexual de los jóvenes –en la que se encare la valoración de la vida humana y la paternidad responsable– y la promoción de la adopción como una forma privilegiada de paternidad, que permite dar un hogar a niños que no pueden ser criados por sus padres biológicos y satisfacer el deseo de formar una familia, buscada por tantos hogares de nuestro país.

Una pertinente Ley de Adopción, que priorice real y eficazmente el bien del menor, de acuerdo con la Convención de los Derechos de los Niños, sobre los intereses de los adultos involucrados, dará lugar a que muchas madres decidan tener sus hijos –no matarlos ni correr riesgos ellas mismas– y permitan así que muchos matrimonios, ansiosos de ser padres, puedan formar su familia para bien de todos.

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