viernes, 30 de noviembre de 2012

Padres de Beata Chiara Luce Badano agradecen por la elección de la hija como intercesora de la JMJ Río2013

Río de Janeiro (Jueves, 29-11-2012, Gaudium Press) El Arzobispo de Río de Janeiro, Mons. Orani João Tempesta, recibió una carta de los padres de Chiara Luce Badano, el pasado domingo 25, en el marco del II encuentro preparatorio para la JMJ en Río, en la cual agradecen la elección de la hija, beatificada en septiembre de 2010 por el Papa Benedicto XVI, como intercesora de la próxima Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en Brasil.


"Somos gratos por la decisión", afirman María Teresa y Ruggero Badano en la carta. Y continúan, "Esa elección nos alegra, no por orgullo familiar, sino esperamos que podrá contribuir para tantos jóvenes dar un sentido más completo a sus vidas. Creemos que, de alguna forma, Chiara va obrar para proteger y sustentar a la multitud de jóvenes que vendrán a Río en julio del próximo año".

El documento fue entregado durante la misa de apertura del II Encuentro Preparatorio para la JMJ Río2013, en la Iglesia Nuestra Señora del Carmen de la Antigua Sede.

"Chiara sabrá inspirar a jóvenes de su edad. Ella siempre repetía: 'Tenemos solo una vida y vale la pena gastarla bien'. Estamos en comunión en estas etapas preparatorias para la JMJ Río2013", concluyen los padres de la beata en el mensaje afirmando que esperan estar presentes en la JMJ Río 2013.

Alrededor de 200 delegados del Pontificio Consejo para los Laicos, venidos de 75 países, participan del encuentro de esta semana, que tiene por objetivo presentar los preparativos del encuentro del Santo Padre Benedicto XVI con los jóvenes de todo el mundo que estarán presentes en la JMJ Río 2013. (EPC)

Biografía:
La siguiente es una biografía de la beata, publicada por Carmen Elena Villa en religionenlibertad.com:
Un partido de tenis cuando tenía 17 años fue el evento que cambió radicalmente la vida de Chiara Badano (1971 - 1990). Allí comenzó a sentir dolores muy fuertes. Era el principio de la enfermedad que meses después la llevó a la muerte. "Por ti, Jesús, ¡si tú lo quieres, yo también lo quiero!", eran las palabras que repetía durante su agonía.

Chiara pertenecía al Movimiento de los Focolares, fundado en Italia por Chiara Lubich en 1943. Será beatificada este sábado a las 16 horas en el santuario del Divino Amor en Roma, en una ceremonia presidida por monseñor Angelo Amato, prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, en representación del Papa Benedicto XVI.

El mismo día, a las 20:30 horas, miles de miembros de los Focolares se reunirán en el Aula Paulo VI del Vaticano para festejar la llegada a los altares de la primera de sus miembros. El domingo a las 10:30 el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de estado Vaticano, oficiará una misa en acción de gracias en la basílica San Pablo Extramuros de Roma.

Chiara: la alegría del hogar

Después de 11 años de matrimonio, a los esposos Ruggero y Maria Teresa Badano se les cumplió el sueño de la llegada de su primera y única hija: Chiara, quien nació el 29 de octubre de 1971 en una pequeña población llamada Sassello, ubicada en la región de Liguria, al norte de Italia.

"No era sólo hija nuestra. Era, en primer lugar, de Dios y como tal teníamos que educarla, respetando su libertad", testimonia su madre, en un video que puede verse en la página oficial de su beatificación www.chiaralucebadano.it

En 1981 conoció al movimiento de los Focolares, gracias a una amiga llamada Chicca que la invitó a hacer parte del movimiento GEN (Generación nueva) "A Jesús lo puso en el primer lugar. Lo llamaba ‘mi esposo", dijo en diálogo con ZENIT Maria Grazia Magrini, vicepostuladora de la causa de Chiara Badano.

De joven le gustaba cantar, bailar, jugar tenis y patinar. Amaba la montaña y el mar. "También trataba de ir a misa todos los días", dice Maria Grazia.

Un día jugando tenis sintió un dolor muy fuerte: "Regresó a casa muy pálida y subió ; las escalas", dice su madre quien le preguntó: "¿Por qué regresaste Chiara?". Y ella dijo: "porque durante el partido sentí un dolor tan fuerte en la espalda que se me cayó la raqueta".

Los dolores iban empeorando. Luego le realizaron un TAC. El resultado fue el más temido: un osteosarcoma. Su madre todavía recuerda cuando llegó a casa después de la primera sesión de quimioterapia. No quería hablar: "La miraba y veía la expresión de su rostro, toda la lucha que estaba combatiendo dentro de sí para dar su sí a Jesús". Tras 25 minutos le dijo a su madre "ahora puedes hablar":

Chiara fue sometida a una operación que no tuvo éxito, desde ese entonces perdió el uso de sus piernas. Según su vice postuladora, esta joven deportista, a pesar del momento tan doloroso exclamó: "Si tuviera que elegir entre caminar o ir al paraíso, no tendría dudas, escogería el paraíso", dijo Chiara. En ese tiempo estrechó una fuerte amistad con Chiara Lubich, fundadora del movimiento de los Focolares, a quien decidió llamarle Chiara "Luce" Badano.
Así transcurrió varios meses de agonía que la ayudaron para prepararse en su encuentro con Jesús:" "Los momentos más bellos fueron durante el último verano", testimonia su amiga Chicca. "Ella permanecía inmóvil en su cama", recuerda. Maria Grazia destacó la actitud de Chiara: "No lloró, no se lamentó, miraba en un mueble la imagen de Jesús".

Chicca cuenta que la joven quiso preparar su propio funeral: los cantos de la misa, el vestido y el peinado: "Todo para ella era una fiesta. Me dijo que quería ser en terrada con un vestido blanco, como una esposa que va a encontrarse con Jesús".

Y le hizo una última exhortación a su madre: "Cuando me vistas, deberás repetir tres veces: Ahora Chiara ve a Jesús". Chiara pidió que las córneas de sus ojos fueran donadas a dos jóvenes. Murió el 7 de octubre de 1990. Las últimas palabras a su madre fueron: "Sé feliz porque yo lo soy".

jueves, 29 de noviembre de 2012

Ryan Hreljac: El niño que le quitó la sed a medio millón de Africanos.

Ryan Hreljac contaba con 6 años de edad cuando en la escuela en una conversación con su maestra l...es habló de cómo vivían los niños de África. Se conmovió profundamente al saber que algunos hasta mueren de sed, que no hay pozos de donde sacar agua y pensar que a él bastaba dar unos pasos para que el agua saliera del grifo durante horas.

Ryan preguntó cuánto costaría llevarles agua. La maestra recordó una organización llamada WaterCan dedicada al tema y le dijo que un pequeño pozo podía costar unos 70 dólares. Cuando llegó a su casa fue directo con su madre Susan y le dijo que necesitaba 70 dólares para comprar un pozo para los niños africanos.

Su madre le dijo que debía ganárselos él mismo y le fue poniendo tareas en casa con las que Ryan se ganaba algunos dólares a la semana. Finalmente reunió 70 dólares y pidió a su madre que lo acompañara a la sede de WaterCan para comprar su pozo para los niños de África. Cuando lo atendieron le dijeron que lo que costaba realmente la perforación de un pozo eran 2000 dólares.

Susan le dejó claro que ella no podía darle 2000 dólares por más que limpiara cristales para toda la vida, pero Ryan no se rindió. Le prometió a aquel hombre que volvería…y lo hizo. Contagiados por su entusiasmo, todos se pusieron a trabajar: sus hermanos, vecinos y amigos. Entre todo el vecindario lograron reunir 2000 dólares trabajando y Ryan volvió triunfal a WaterCan para pedir su pozo. En enero del 99…se perforó un pozo en un pueblo al norte de Uganda.
Al día de hoy Ryan, con 19 años de edad, tiene su propia fundación y lleva logrados más de 400 pozos por toda África. Se encarga también de proporcionar educación y de enseñar a los nativos a cuidar de los pozos y del agua. Recoge donaciones de todo el mundo y estudia para ser ingeniero hidráulico. Ryan se ha empeñado con acabar con la sed en África.

VIDEOS SOBRE EL TRABAJO DE RYAN: http://www.youtube.com/watch?v=-R20srzOGmk
http://www.youtube.com/watch?v=JPUu_POx_Xk

Nuncio Apostólico en Argentina motivo a seminaristas a profundizar su relación con Dios

La Plata (Miércoles, 28-11-2012, Gaudium Press)
Con motivo del aniversario número noventa el Seminario Mayor San José de La Plata, en Argentina, el Nuncio Apostólico Emil Paul Tscherrig presidió una solemne Eucaristía en la cual también se celebraron los cuarenta años de sacerdocio del Arzobispo de La Plata, Mons. Héctor Aguer.
En su homilía, Mons. Tscherrig habló a los seminaristas sobre el sentido de su compromiso: "Cristo debe ser todo para ustedes".

Mons. Tscherrig, Nuncio Apostólico en Argentina.

El prelado comparó la formación de los seminaristas al relato evangélico de la curación de los diez leprosos. "De los diez", explicó, "sólo uno volvió para darle gracias al Señor. No sólo quedó curado, sino que el encuentro vital con Cristo le transformó la vida, ¡lo salvó!". Este mensaje expresa el significado profundo que el hombre debe dar a su encuentro con Cristo, que debe cambiar para siempre su existencia. "Así, también, los seminaristas, están llamados a formarse humana, espiritual e intelectualmente del mejor modo", exhortó el Nuncio Apostólico. "Sabiendo, de todas maneras, que siempre deben volver hacia el Señor".

Mons. Tscherring también felicitó a los seminaristas, los prelados y los miembros del Coro Polifónico del Seminario por el cuidado especial de la liturgia, que le inspiró un júbilo visible.
Entre los cantos litúrgicos que motivaron su reacción se encontraba Sicut Cervus, una obra de Palestrina cantada a cuatro voces e interpretada por primera vez por este coro durante el momento del ofertorio.

Después de la Eucaristía, a la cual asistieron también cinco Obispos y un nutrido grupo de sacerdotes de la diócesis además de diversas personalidades civiles, se continuaron las celebraciones por el aniversario del Seminario. En sus palabras a los asistentes, el rector del Seminario, P. Gabriel Delgado recordó que "el sacerdote es en medio de los hombres el distribuidor de las más selectas bendiciones del Señor", por lo cual el Seminario cumple una función vital para la vida de la Iglesia. "Hoy, como ayer, sabemos que el Seminario es el corazón de la diócesis. Y esta rica historia, nos mantiene firmes en el presente, y nos hace mirar con esperanza el futuro", concluyó. (Con información de Agencia Zenit).







miércoles, 28 de noviembre de 2012

El Papa: Urge hablar de Dios en nuestro tiempo especialmente en la familia

VATICANO, 28 Nov. 12 / 10:43 am (ACI/EWTN Noticias).- En su habitual catequesis de la audiencia general de este miércoles, el Papa Benedicto XVI señaló que es muy necesario hablar de Dios en nuestro tiempo, para darle esperanza al mundo y a las personas, especialmente en el ámbito de la familia.


Ante miles de fieles reunidos en el Aula Pablo VI en el Vaticano, el Santo Padre inició su catequesis afirmando que "la pregunta principal que nos planteamos hoy es ¿cómo hablar de Dios en nuestro tiempo? ¿Cómo comunicar el Evangelio, para abrir caminos a su verdad salvífica en los corazones de nuestros contemporáneos, a menudo cerrados, y en sus mentes, a veces distraídas por tantos destellos de la sociedad?"

Esta pregunta, que se la hace el mismo Jesús, tiene como primera respuesta "que nosotros podemos hablar de Dios porque Dios ha hablado con nosotros. La primera condición del hablar de Dios es, por lo tanto, la escucha de lo que ha dicho el mismo Dios. Ha hablado con nosotros. Dios no es una hipótesis lejana del mundo por su origen, Dios se preocupa por nosotros, Dios nos ama, Dios ha entrado personalmente en la realidad de nuestra historia, se ha ‘auto-comunicado’ hasta encarnarse".

En la actualidad, dijo el Papa, "un lugar especial para hablar de Dios es la familia, la primera escuela para comunicar la fe a las nuevas generaciones".

El Concilio Vaticano II en los documentos Lumen Gentium y Apostolicam Actuositatem habla de los padres como los primeros mensajeros de Dios "llamados a redescubrir su misión, asumiendo la responsabilidad en la educación, en abrir la conciencia de los pequeños al amor de Dios como un servicio esencial para sus vidas, siendo los primeros catequistas y maestros de la fe para sus hijos".

"Y en esta tarea es importante ante todo la vigilancia, que significa saber aprovechar las oportunidades favorables para introducir en la familia el discurso de la fe y para hacer madurar una reflexión crítica respecto a las muchas influencias a las que están sometidos los hijos".

El Papa subrayó que "esta atención de los padres es también sensibilidad en el reconocimiento de las posibles preguntas religiosas que se hacen mentalmente los niños, a veces, evidentes a veces ocultas. Después está la alegría: la comunicación de la fe siempre debe tener un tono de alegría. Es la alegría de la Pascua, que no calla u oculta la realidad del dolor, del sufrimiento, la fatiga, las dificultades, la incomprensión y la muerte misma, sino que puede ofrecer criterios para la interpretación de todo, desde la perspectiva de la esperanza cristiana".

"La vida buena del Evangelio es esta nueva mirada, esta capacidad de ver con los mismos ojos de Dios cada situación. Es importante ayudar a todos los miembros de la familia a comprender que la fe no es una carga, sino una fuente de alegría profunda, es percibir la acción de Dios, reconocer la presencia del bien, que no hace ruido, y proporciona valiosas orientaciones para vivir bien la propia existencia".

En la familia también debe resaltar "la capacidad de escucha y de dialogo: la familia debe ser un ámbito donde se aprende a estar juntos, para conciliar los conflictos en el diálogo mutuo, que está hecho de escucha y de palabra, de entenderse y amarse, para ser signo, el uno para el otro, del amor misericordioso de Dios".

Tras recordar que "Dios es una realidad de nuestra vida, Dios es tan grande que tiene tiempo también para nosotros, que puede ocuparse de nosotros y se ocupa de nosotros", Benedicto XVI dijo que "hablar de Dios significa, ante todo tener claro lo que debemos brindar a los hombres y mujeres de nuestro tiempo. No un Dios abstracto, no una hipótesis, sino un Dios concreto, un Dios que existe, que ha entrado en la historia y está presente en la historia, el Dios de Jesucristo como respuesta a la pregunta fundamental del por qué y cómo vivir".

"Por lo tanto, hablar de Dios requiere una familiaridad con Jesús y su Evangelio, presupone un conocimiento nuestro personal y real de Dios y una gran pasión por su proyecto de salvación, sin ceder a la tentación del éxito, sino siguiendo el método de Dios mismo".

El método de Dios, dijo el Papa, "es el de la humildad, Dios se hace uno de nosotros, es el método cumplido en la Encarnación, en la humilde casa de Nazaret y en la gruta de Belén, la parábola del grano de mostaza. Se requiere no temer la humildad de los pequeños pasos y confiar en la levadura, que penetra en la masa y la hace crecer lentamente".

El Pontífice afirmó además que "al hablar de Dios, en la obra de la evangelización, bajo la guía del Espíritu Santo, es necesario recuperar la simplicidad, un retorno a lo esencial del anuncio: la Buena Nueva de un Dios que es real, concreto, de un Dios que se preocupa por nosotros, de un Dios-Amor que se acerca a nosotros en Jesucristo hasta la Cruz y que, en la Resurrección nos dona la esperanza y nos abre a una vida que no tiene fin, la vida eterna".

Como San Pablo, al hablar de Dios no se "habla de una filosofía que él ha desarrollado, no habla de ideas que ha encontrado o que ha inventado, habla de una realidad de su vida, habla del Dios que ha entrado en su vida, habla de un Dios real, que vive, que ha hablado con él, que hablará con él del Cristo resucitado, crucificado y resucitado".

"La segunda realidad es que habla, no se busca a sí mismo, no quiere crearse un grupo de admiradores, no quiere entrar en la historia como líder de una escuela de grandes conocimientos, no se busca a sí mismo, no quiere tener un grupo de admiradores suyos, Pablo anuncia a Cristo y quiere ganar personas para el Dios verdadero y real. Pablo habla con el único anhelo de predicar lo que ha entrado en su vida y que es la verdadera vida, que lo ha conquistado en el camino a Damasco".

Para hablar de Dios, prosiguió el Santo Padre, "tenemos que dejarle espacio en la esperanza de que es Él quien actúa en nuestra debilidad: dejar espacio sin miedo, con sencillez y alegría, en la profunda convicción de que cuanto más lo pongamos en medio, y no a nosotros, más nuestra comunicación será fructífera".

"Y esto también vale para las comunidades cristianas: ellas están llamados a mostrar la acción transformadora de la gracia de Dios, superando individualismos, cerrazones, egoísmos, indiferencia y viviendo en sus relaciones cotidianas el amor de Dios. ¿Son realmente así nuestras comunidades? Tenemos que ponernos en acción para ser cada vez más anunciadores de Cristo y no de nosotros mismos".
Benedicto XVI dijo que hablar de Dios "significa comprender con la palabra y con la vida que Dios no es un competidor de nuestra existencia, sino que es el verdadero garante, el garante de la grandeza de la persona humana".

"Así volvemos al principio: hablar de Dios es comunicar, con fuerza y ??sencillez, con la palabra y la vida, lo que es esencial: el Dios de Jesucristo, el Dios que nos ha mostrado un amor tan grande, de encarnarse, morir y resucitar por nosotros".
Dios, concluyó el Papa, "nos invita a seguirlo y dejarnos transformar por su amor inmenso para renovar nuestra vida y nuestras relaciones; el Dios que nos ha dado a la Iglesia, para caminar juntos y, a través de la Palabra y los Sacramentos, renovar la entera Ciudad de los hombres, para que pueda llegar a ser la Ciudad de Dios".


sábado, 24 de noviembre de 2012

Joven catequista de Roma: "Sacerdotes, os pido el coraje de ser vosotros mismos"

Roma (Sábado, 24-11-2012, Gaudium Press) Reproducimos a continuación la intervención de Tomaso Spinelli, catequista de jóvenes catecúmenos en la oficina de catequesis de Roma, Italia, realizada en la XVII Congregación general del Sínodo de los Obispos sobre la Nueva Evangelización, el pasado 19 de octubre.


La corta intervención de Spinelli fue una de las más aplaudidas en la Asamblea por su lenguaje claro y espontáneo, al mismo tiempo que reflexivo y profundo, en la que toca temas trascendentales como la liturgia, la proposición de la fe en el mundo actual, e incluso la formación sacerdotal, entre otros:
"Mi reflexión quiere ser simplemente una ayuda para entender qué espera un joven de la nueva evangelización.

Nosotros los jóvenes tenemos necesidad de guías fuertes, sólidos en su vocación y en su identidad. Es de vosotros, sacerdotes, de quien nosotros aprendemos a ser cristianos, y ahora que las familias están más desunidas, vuestro papel es todavía más importante para nosotros.

Vosotros nos testimoniáis la fidelidad a una vocación, nos enseñáis la solidez en la vida y la posibilidad de elegir un modo alternativo de vivir, siendo éste más bello que el que nos propone la sociedad actual.

Mi experiencia testimonia que allí donde hay un sacerdote apasionado la comunidad, en poco tiempo florece. La fe no ha perdido atractivo, pero es necesario que existan personas que la muestren como una elección seria, sensata y creíble.

Lo que me preocupa es que estos modelos se han convertido en una minoría.
El sacerdote ha perdido confianza en la importancia de su propio ministerio, ha perdido carisma y cultura. Veo sacerdotes que interpretan "dedicarse a los jóvenes" con "travestirse de joven", o peor aún, vivir el estilo de vida de los jóvenes. Y lo mismo en la liturgia, que en el intento de hacerse originales, se convierten en insignificantes.

Os pido el coraje de ser vosotros mismos. No temáis, porque allí donde seáis auténticamente sacerdotes, allí donde propongáis sin miedo la verdad de la fe, allí donde no tengáis miedo de enseñarnos a rezar... nosotros los jóvenes os seguiremos. Hacemos nuestras las palabras de Pedro: "Señor, ¿a quién iremos? Solo Tú tienes palabras de vida eterna". Nosotros tenemos hambre de lo eterno, de lo verdadero.

Por tanto, propongo:

1) Aumentar la formación, no sólo espiritual, sino también cultural, de los sacerdotes. Con demasiada frecuencia vemos a sacerdotes que han perdido el papel de maestros de cultura que les hacía importantes para toda la sociedad. Hoy, si queremos ser creíbles y útiles, debemos volver a tener buenas herramientas culturales.

2) Redescubrir el Catecismo de la Iglesia Católica en su carácter conciliar: en concreto la primera parte de cada sección, donde los documentos del Concilio iluminan los temas tradicionales. De hecho, el Catecismo pone con sabiduría como premisa a la explicación del Credo una parte inspirada en la Dei Verbum, en la que se explica la visión personalista de la revelación; a los sacramentos, la Sacrosantum Concilium, y a los mandamientos, la Lumen Gentium, que muestra al hombre creado a imagen de Dios. La primera parte de cada sección del Catecismo es fundamental para que el hombre de hoy sienta la fe como algo que le afecta de cerca y sea capaz de dar respuestas a sus preguntas más profundas.

3) Por último, la liturgia se olvida y se desacraliza con demasiada frecuencia: hay que volver a ponerla con dignidad en el centro de la comunidad parroquial.

Concluyo con las palabras que dieron inicio al nacimiento de la Europa Medieval: "Nosotros os queremos, dad prueba de vuestra santidad, del lenguaje correcto y de vuestra instrucción; de tal modo que cualquiera que vaya a vosotros se edifique con vuestro testimonio de vida y vuestra sabiduría (...) y regrese alegre dando gracias al Señor omnipotente." (De la carta Letteris Colendis de Carlo Magno al monasterio de Fulda, año 780).
Gracias."

viernes, 23 de noviembre de 2012

Anciana católica de 97 años es récord Guinnes como locutora más longeva del mundo

LIMA, 23 Nov. 12 / 03:21 pm (ACI/EWTN Noticias).- Maruja Venegas Salinas es una católica peruana de 97 años de edad, de los cuales 77 los ha dedicado a la locución, lo que le ha valido obtener el récord Guinnes como la locutora más longeva del mundo.


Según señala el diario El Comercio, la Asociación de Locutores del Perú (ALP) recibió a mediados de octubre un sobre que contenía el certificado del World Records Guinness que acredita a Venegas como la mujer con la carrera de locutora de radio más larga del planeta.

Maruja, periodista y educadora, se inició en la locución en 1935 en Radio Internacional, donde condujo un programa musical y un noticiero. Pero fue en 1944 cuando emitió por primera vez su programa "Radio club infantil" por Radio Mundial.

Ese programa, dirigido a niños, aún sigue por Radio Santa Rosa (1.500 AM), la primera emisora católica peruana. Maruja transmite ahora el programa los domingos, de 6:00 a 6:30 p.m., por teléfono y desde su casa de Jesús María.

Maruja recibirá su certificado Guinness este 8 de diciembre, día en que la Iglesia celebra la Solemnidad de la Inmaculada Concepción y Día del Locutor Peruano.

La ceremonia se realizará en la Sala Capitular del Convento de Santo Domingo en el Cercado de Lima, inmediatamente después de la Misa del mediodía, informó José Jiménez, secretario de la ALP, entidad que postuló a Maruja para el Guinness.
VER MAS: http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=9Xzhv_WEitc

lunes, 19 de noviembre de 2012

Benedicto XVI: "El hospital como lugar de evangelización, misión humana y espiritual”

ROMA, 19 Nov. 12 / 03:24 am (ACI/EWTN Noticias).- El Subsecretario del Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud, Padre Augusto Chendi, pidió a los trabajadores sanitarios a ser fieles a las enseñanzas de Cristo y ser valientes para no suprimir los valores de la Iglesia frente a la vida, “porque quien se acerca al enfermo, se acerca -como dice el Evangelio-, a Cristo”.

El 15 de noviembre, desde el corazón del congreso internacional "El hospital como lugar de evangelización, misión humana y espiritual”, el Padre Chendi explicó a ACI Prensa, que los médicos y enfermeras católicos, deben “ser fieles al mandato de Cristo, y no derogar los valores que la Iglesia anuncia”.

“Estos valores –continuó-, pertenecen a la profesión médica y por tanto, quien se acerca al enfermo, se acerca como dice el Evangelio a Cristo mismo, de manera que los valores que pertenecen a cada humano en cualquier situación que se dé, son valores que se pueden compartir no solamente para quien cree, es decir el enfermero o el médico católico, sino también la enfermera y el médico que no cree”.

El congreso se celebró en el Aula Nueva del Sínodo del Vaticano del 15 al 17 de noviembre, y en él participaron casi 800 personas provenientes de más de 60 países y relacionadas con el mundo de la salud.

El funcionario vaticano, lamentó que veces se intente poner a la Iglesia y sus valores al margen de la sanidad pública, “los nuestros, no son valores solo religiosos, sino que son valores humanos y que pertenecen a cada hombre en cualquier situación”, recordó.

“Este es el anuncio que la Iglesia quiere dar, y que pertenece a la dignidad de la persona, desde su concepción hasta la muerte natural. Para que sea salvaguardado, protegido y promovido”, añadió.

Anuncian novedades en el Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud

El P. Chendi, quien trabaja en el Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud, creada en el año 1985 por el Beato Juan Pablo II, explicó que su dicasterio atraviesa algunas actualizaciones.
Actualmente, están haciendo la revisión de la Carta de los trabajadores sanitarios, publicada en 1995, ya que desde entonces, fueron publicados otros documentos de carácter doctrinal, especialmente en el ámbito de la bioética que no habían sido añadidos hasta ahora.

Provienen, tanto en el pontificado del Beato Wojtyla -con la encíclica Evangelium Vitae-, como del actual pontificado de Benedicto XVI.

“Se trataba de actualizar esta carta de los trabajadores sanitarios, que toma en consideración todos los estados de la vida, y los problemas relacionados con la concepción hasta la muerte natural. Se ha considerado oportuno inserir nuevos argumentos relativos en particular a la ubicación de los recursos financieros, es decir, cómo aplicar en la justicia los principios de subsidiariedad y de solidaridad llamados por el Santo Padre en la distribución equitativa de los recursos destinados a ala sanidad”, refirió.

Otra temática que añadirán a la carta, son las llamadas enfermedades raras y los fármacos huérfanos. Según explicó, la industria farmacéutica se guía especialmente por las rentas financieras y, aunque tienen la fórmula para frenar diversas enfermedades que afectan a los países más pobres, no les interesa su producción o comercialización por razones de económicas.

“Aunque saben que afectan e invalidan a millones de personas, no invierten dinero ni en la investigación ni en la producción de estos fármacos”, explicó y, ante esto, “cuando un niño, o una persona tiene una enfermedad, y es imposible ayudarlo, debe actuar la conciencia de la Iglesia”, concluyó.
VER MAS: Benedicto XVI: "La medicina no es una profesión sino una misión" http://www.romereports.com/palio/benedicto-xvi-la-medicina-no-es-una-profesion-sino-una-mision-spanish-8297.html

sábado, 17 de noviembre de 2012

La religiosa argentina Crescencia Pérez fue proclamada beata

La religiosa argentina Crescencia Pérez, de la congregación de las Hijas de María Santísima del Huerto, fue proclamada “beata” este sábado 17 de noviembre en la ciudad bonaerense de Pergamino por el cardenal Angelo Amato, enviado especial del Papa.

"Concedemos a la venerable sierva de Dios María Crescencia, virgen, religiosa profesa de la congregación de las Hijas del Huerto, que testimonió la caridad evangélica con sencillez, humildad y dulzura, que de ahora en adelante sea llamada beata", leyó el prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos en nombre de Benedicto XVI.

A las 11.37 una gigantografía con la imagen de la primera beata bonaerense fue desplegada en el altar, en medio de vítores y los aplausos de la multitud que se congregó en el circuito El Panorámico.

El cardenal Amato indicó, además, que el Papa estableció que la fiesta litúrgica de la religiosa sea el 20 de mayo.

En la homilía, el purpurado vaticano aseguró que éste es “un día de alegría para la Iglesia en la Argentina” y destacó que la nueva beata es “la expresión más genuina de la identidad cristiana del pueblo”.

“Ella vivió el Evangelio del modo que produce paz, gozo y signos de misericordia”, subrayó.

“Los testigos aseguran que ‘Sol Dulzura’ tuvo una existencia casi angelical. Todas las hermanitas eran buenas, pero sor Crescencia era una excepción. Toda su existencia fue paciencia, bondad, solidaridad”, agregó.

La mujer del milagro
Al terminar el ritual de beatificación, María Sara Pane, quien se curó sin intervención ni explicación médica de una hepatitis fulminante en 1996 tras rezarle a Crescencia Pérez, acercó al altar una reliquia con restos de la flamante beata, acompañada de monjas de las Hijas de Huerto.

“Gracias a ella estoy viva. Le pedí que me dejara ver a mi hijo adulto y hoy estoy aquí, hasta con una nieta. Es un día inmenso”, exclamó la mujer del milagro.
Previamente el obispo de San Nicolás, monseñor Héctor Cardelli, solicitó al enviado papal la inscripción de Crescencia Pérez en el libro de los beatos y la monja Josefina Nughedu leyó una semblanza de la vida de “Sor Dulzura” o “Humilde Violeta” como también se la conoce.

Momentos antes de la beatificación, cerca de la carpa donde se revestían los obispos para la ceremonia, se vio a varios integrantes del Episcopado argentino confesando fieles.

Así, pudo verse al arzobispo de Salta, monseñor Mario Cargnello, y a los obispos Guillermo Rodríguez-Melgarejo, de San Martín; Francisco Polti, de Santiago del Estero, y Santiago Olivera, de Cruz del Eje, administrando el sacramento de la reconciliación al aire libre, en una mañana de fuerte sol.
El legado del Papa, cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, señaló en su homilía que la beata María Crescencia Pérez acudía con frecuencia regular al sacramento de la reconciliación.

El séptimo beato argentino
La celebración eucarística, que llevó por lema "Hermana Crescencia, mensajera de Dios y servidora de su pueblo", fue la segunda de este tipo en territorio argentino, después de la proclamación como beato del indio mapuche Ceferino Namuncurá en la localidad rionegrina de Chimpay en 2007.
Crescencia Pérez se convirtió en la séptima persona de nacionalidad argentina en ser declarada beato, un paso previo a la santidad. Los anteriores fueron las religiosas Nazaria Ignacia March Mesa, María Tránsito de Jesús Sacramentado (Madre Cabanillas) y María Ludovica De Angelis, el coadjutor salesiano Artémides Zatti, la laica Laura Vicuña y el indio mapuche Ceferino Namuncurá.

Chile dijo presente
Hubo una destacada presencia chilena en la beatificación. En representación del Episcopado asistió el obispo de Copiapó, monseñor Gaspar Quintana, donde se halla Vallenar, el lugar donde falleció la beata en 1932. El obispo chileno destacó su ejemplo para la nueva evangelización.
Antes de concluir la misa en la que fue beatificada María Crescencia Pérez, monseñor Quintana dijo que su “valioso ejemplo de cómo asumir y realizar la nueva evangelización a la que la Iglesia nos está invitando”.

Indicó que los obispos de Chile le habían encomendado representarlos por ser el obispo en cuya diócesis se encuentra Vallenar, el lugar donde “María Crescencia se durmió en el Señor”, en 1932.
El prelado fue invitado a decir unas palabras, en una intervención que no estaba prevista en el programa impreso.

En la ceremonia se vio agitar numerosas banderitas chilenas y hubo un gran cartelón del colegio Nuestra Señora del Huerto de Quillota.
Monseñor Quintana es obispo de Copiapó desde hace once años. Le tocó estar muy cerca –“casi día y noche”- de los mineros que estuvieron retenidos a 700 metros de profundidad y que eran en su mayoría católicos. Comentó a AICA que acaba de regresar de Roma Luis Urzúa, uno de los líderes de esos mineros, que asistió invitado por el Santo Padre Benedicto XVI a un acto en relación con el Año de la Fe.
Vallenar, el sitio del valle del Huayco donde María Crescencia vivió sus últimos años, está a unos 200 kilómetros de la ciudad de Concepción, sede del obispo.

La ahora beata falleció en 1932 y sus restos permanecieron en Vallenar hasta su traslado a Quillota, Chile, en 1966, ocasión en la que se vio que su cuerpo había permanecido incorrupto y sus ropas estaban intactas. En 1983, el cadáver de la religiosa fue trasladado a Pergamino, donde es honrado en la capilla del colegio de Nuestra Señora del Huerto.

Scioli dijo que es un ejemplo a imitar
El gobernador bonaerense Daniel Scioli, quien participó de la misa de beatificación, dijo que Crescencia Pérez “fue un ejemplo a imitar en todas sus acciones, como educadora y sierva de Dios" y destacó que su “trabajo asistencial con gran amor y dedicación, al socorrer y asistir a niñas con tuberculosis ósea".

Autoridades
Además del gobernador de Buenos Aires, asistieron el embajador argentino ante la Santa Sede, Juan Pablo Cafiero; el secretario de Culto de la Nación, Guillermo Oliveri y el director nacional de Culto Católico, Luis Saguier Fonrouge. También estuvieron el director de Culto bonaerense, Enrique Moltoni, y los intendentes de Pergamino, Héctor María Gutiérrez, y de San Nicolás, Ismael Pasaglia.
Gutiérrez expresó: "De ahora en más y para todos los tiempos, Pergamino será la ciudad de María Crescencia”.

Scioli saludó al legado papal, cardenal Angelo Amato, en la escuela oficial Nº41 y tras unos diez minutos allí, fue junto con él, y con el nuncio apostólico, monseñor Emil Paul Tscherring; el obispo de San Nicolás, monseñor Héctor Cardelli, y el intendente local, Héctor María Gutiérrez, a la capilla del Huerto donde descansan los restos de María Crescencia.+(Jorge Rouillon)«
VER: http://www.youtube.com/watch?v=78-bYuArTco&feature=related

Celebraron los 75 años de la inauguración de la parroquia Stella Maris

Puerto Belgrano – El sol radiante del mediodía de ayer fue el marco de gracia para la celebración de la misa solemne que se llevó a cabo en la explanada de la parroquia Stella Maris, para celebrar su 75° aniversario.

El jefe del Estado Mayor General de la Armada, vicealmirante VGM Daniel Alberto Enrique Martin, acompañado por el comandante de Adiestramiento y Alistamiento (a cargo), contraalmirante VGM Oscar Patricio González y el intendente de Punta Alta, ingeniero Néstor Hugo Starc, saludó al personal formado y así inició la celebración religiosa.

La misa solemne fue encabezada por el nuncio apostólico de su Santidad en la Argentina, arzobispo Emil Paul Tscherrig. Distinguieron la celebración con su presencia el arzobispo de Bahía Blanca, monseñor Guillermo José Garlatti; el obispo auxiliar de Bahía Blanca Pedro María Laxague; el obispo emérito de Alto Valle de Río Negro, monseñor Néstor Navarro; el administrador diocesano del Obispado Castrense, monseñor Pedro Candia; y el capellán mayor de la Armada, monseñor Germán Carmona. Estuvieron también presentes todos los capellanes castrenses de la zona.

El nuncio apostólico, en nombre del Santo Padre Benedicto XVI, saludó a todos diciendo: “Mi presencia es signo de su cercanía a ustedes y a sus familias”.

“Toda iglesia tiene un significado especial para nosotros porque refleja el misterio de la existencia cristiana. Al mismo tiempo, cada uno de nosotros es piedra viva de la Iglesia de Dios peregrinante en el mundo”, expresó durante la homilía.

"Cuando nos reunimos en la iglesia, sobre todo para la Santa Misa del domingo, celebramos esta dignidad de un pueblo sacerdotal, alrededor del altar cantamos con sentimientos de gratitud las maravillas del Señor y con los frutos de nuestro trabajo nos ofrecemos nosotros mismos en y con Jesús, al Padre”.

“No hay una guía más segura para conducirnos a Jesús que María, la Madre de Dios, a quien está dedicada vuestra iglesia parroquial, bajo la advocación de Estrella del Mar ”, expresó. “Es mi oración que María, la Estrella del Mar, brille como signo de fe sobre ustedes y sus familias a fin de que como guía segura a través de las vicisitudes humanas, nos conduzca a su Hijo, Señor de la historia humana”.

Luego, el arzobispo Tscherrig impartió la bendición papal a los presentes haciéndola extensiva a sus familias y a toda la Armada Argentina.

Engalanó la celebración religiosa, la presencia del Coro Arquidiocesano de Bahía Blanca, dirigido por Alberto Tramontana y el Coro Gestos del Silencio de Punta Alta, dirigido por Lidia Camejo.

Finalizada la misa se procedió a la bendición de una placa conmemorativa. Acompañaron este momento los acordes de la Banda de Música de la Base Naval Puerto Belgrano que ejecutaron Diana de Gloria.
Luego, el administrador diocesano monseñor Pedro Candia y el jefe de la Armada Argentina agradecieron la presencia de las autoridades religiosas y el acto finalizó con la entonación del Himno Nacional.




VER MAS EN:
http://www.gacetamarinera.com.ar/nota.asp?idNota=4846&idSec=7

Y EN: el facebook de la Parroquia:
https://www.facebook.com/?ref=logo#!/groups/288998524521766/


VER VIDEO DEL REPORTAJE:
http://www.youtube.com/watch?v=oYOdI4tzzzk

jueves, 8 de noviembre de 2012

El papel de los laicos es fundamental: ¡Cuidado con la soledad!

El Mensaje al pueblo de Dios de la XIII Asamblea general ordinaria del Sínodo de los Obispos, celebrada recientemente en Roma, nos exhorta:


“En la parroquia continúa siendo decisivo el ministerio del sacerdote, padre y pastor de su pueblo. A todos los presbíteros, los obispos de esta Asamblea sinodal expresan gratitud y cercanía fraterna por su no fácil tarea y les invitamos a unirse cada vez más al presbiterio diocesano, a una vida espiritual cada vez más intensa y a una formación permanente que los haga capaces de afrontar los cambios sociales”.

Y para ello, el papel de los laicos es fundamental. No solo porque “son signos del Evangelio en medio del mundo”, sino porque tienen el deber y la responsabilidad de acompañar a los sacerdotes en su tarea pastoral.

“El texto de la Primera carta de San Juan nos recuerda: “si no amas al prójimo y dices que amas a Dios eres un mentiroso”, pero es verdad que para amar al prójimo tienes que amar a Dios. Y desde esa fuente de vista espiritual tienes que vivir y comprender el sacerdocio. En el fondo el sacerdote es el fiel en la Iglesia que está al servicio de la fe de todos y de la vida espiritual de todos, o de la vida vivida espiritualmente de todos. Y ello de forma teológicamente plena, desde el Don del Espíritu Santo y de la Vida del Espíritu Santo”.1

Nadie duda que la vocación de los sacerdotes es una de las más difíciles de vivir. Muchos de ellos están solos. Y esta soledad, que les puede llevar a la rutina, a la frialdad, al desanimo ante la falta de respuesta de su pastoral, o al abandono de sus sagrados deberes sacerdotales, puede ser la Cruz más difícil de llevar a lo largo de su ministerio.

“Vivir en medio del mundo sin ambicionar sus placeres. Ser miembro de cada familia sin pertenecer a ninguna; Compartir todos los secretos; perdonar todas las ofensas; ir del hombre a Dios y ofrecer a Él sus oraciones. Regresar de Dios al hombre para traer perdón y esperanza. Tener un corazón de fuego para la caridad y un corazón de bronce, para la castidad; enseñar y perdonar, consolar y bendecir siempre, ¡Dios mío, que vida! Y esa es la tuya, ¡Oh sacerdote de Jesucristo!” 2

Por ello, nosotros, su pueblo, no debemos dejarles solos. No debemos dejar que se sientan incomprendidos, marginados o abandonados espiritualmente por sus propios fieles. “Porque la soledad es mala consejera y cuando todos nos retiramos ellos necesitan alguien en quien poder apoyarse… Sin lugar a dudas Dios les da fortaleza, pero el demonio es donde mas trabaja, también. No los dejen solos y si no los pueden acompañar hagan siempre oraciones por ellos, aun la más pequeña en cualquier momento del día, todos los días. Ellos deben guiar más almas a la Casa del Padre. Deben ser firmes en su elección”. 3

¡Hay que “cuidar su alma”!

De hecho, tenemos el deber de ayudarles no solo en las necesidades materiales sino también en las espirituales y pastorales. En la amistad fraterna, en la oración , y por supuesto, en la colaboración de las actividades pastorales.

"Para avanzar en la vida espiritual necesitas a alguien que te ayude, que te ilumine a la hora de discernir las situaciones, que te ayude también a resolver tus propias contradicciones, tus ocultaciones implícitas y subconscientes, y quizá no demasiado culpables, y que te ayude también en los momentos de desánimo y de desilusión, por disgustos que a veces nos vienen pues porque, en fin, nadie es perfecto en la Iglesia, ni siquiera los obispos, ni los cardenales ni los vicarios ni nadie, y a veces, en el ejercicio de la obediencia se sufre". 4

Este año se celebra el 50 aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II, y siguiendo sus orientaciones en el decreto Presbyterorum Ordinis “para que el ministerio de los presbíteros se mantenga con más eficacia en las circunstancias pastorales y humanas, cambiadas radicalmente, y se atienda mejor a su vida, este Sagrado Concilio declara:

Recuerden los presbíteros que nunca están solos en su trabajo, sino sostenidos por la virtud todopoderosa de Dios: y creyendo en Cristo, que los llamó a participar de su sacerdocio, entréguense con toda confianza a su ministerio, sabedores de que Dios es poderoso para aumentar en ellos la caridad. Recuerden también que tienen como cooperadores a sus hermanos en el sacerdocio, más aún, a todos los fieles del mundo (…) Guiados por el espíritu fraterno, los presbíteros no olviden la hospitalidad, practiquen la beneficencia y la asistencia mutua, preocupándose sobre todo de los que están enfermos, afligidos, demasiado recargados de trabajos, aislados, desterrados de la patria, y de los que se ven perseguidos. Reúnanse también gustosos y alegres para descansar, pensando en aquellas palabras con que el Señor invitaba, lleno de misericordia, a los apóstoles cansados: "Venid a un lugar desierto, y descansad un poco" (Mc., 6, 31). Además, a fin de que los presbíteros encuentren mutua ayuda en el cultivo de la vida espiritual e intelectual, puedan cooperar mejor en el ministerio y se libren de los peligros que pueden sobrevenir por la soledad, foméntese alguna especie de vida común o alguna conexión de vida entre ellos, que puede tomar formas variadas, según las diversas necesidades personales o pastorales; por ejemplo, vida en común, donde sea posible; de mesa común, o a lo menos de frecuentes y periódicas reuniones”. 5
De ahí que no nos extrañe que en las Preces por los Sacerdotes le encomendemos a nuestro Señor, no solo por un corazón de Buen Pastor para el Santo Padre, y por la solicitud paternal y el compromiso de los obispos para con sus sacerdotes, sino que clamamos al Señor por la fidelidad, la obediencia, la alegría, y la unidad de todos los sacerdotes para que “transformándolos en Ti, Señor, el Espíritu Santo los posea, y que por ellos renueve la faz de la tierra”.

Entre ellas hay algunas muy entrañables que rezan así:


“A los sacerdotes pobres, socórrelos, Señor.

A los sacerdotes enfermos, sánalos, Señor.

A los sacerdotes ancianos, dales alegre esperanza, Señor.

A los tristes y afligidos, consuélalos, Señor.

A los sacerdotes turbados, dales tu paz, Señor.

A los que están en crisis, muéstrales tu camino, Señor.

A los calumniados y perseguidos, defiende su causa, Señor.

A los sacerdotes tibios, inflámalos, Señor.

A los desalentados, reanímalos, Señor.

A los que aspiran al sacerdocio, dales la perseverancia, Señor”.

Autor: Remedios Falaguera

Fuente: Catholic.net



martes, 6 de noviembre de 2012

“Cultivemos como Crescencia la virtud de la fe”

El obispado de San Nicolás de los Arroyos pronunció la homilía que monseñor Héctor Sabatino Cardelli brindara en ocasión del inicio del Año de la Fe en la jurisdicción eclesiástica. En su alocución a los fieles, congregados en el Colegio Nuestra Señora del Huerto, de Pergamino, reflexionó sobre la parábola de Jesús sobre el sembrador y las semillas, y exhortó: “Cultivemos como Crescencia la virtud de la fe”.



La Eucaristía tuvo la singularidad de realizarse a menos de un mes de la beatificación en esa ciudad de la venerable María Crescencia, prevista para el sábado 17 de noviembre, y a quien el prelado consideró “un modelo tan cercano como ella, que cultivó la virtud de la fe”.

En referencia al relato bíblico, el obispo dijo que el Año de la Fe será “una hermosa oportunidad para que hagamos un análisis del suelo”. “A ver cómo anda nuestra tierra –dijo-, cuáles son los nutrientes que tiene y cuáles son los que les falta”.

Luego, el obispo sostuvo que “sin importar la tierra en que caiga, la semilla necesita cultivo”, y destacó la esperanza que rodea al sembrador al momento de comenzar la etapa del cultivo. “Creo que Jesús, como buen sembrador, habrá soñado con cada uno de nosotros, con las semillas depositadas en nuestros corazones”, aventuró el prelado, quien también expresó que “en algún momento la semilla se seca y queda el fruto, que hay que sembrarla en el terreno de los otros”.

También invitó a la comunidad diocesana a “un trabajo espiritual, a preguntarse cómo estoy viviendo la fe, esta fe que digo tener, que creo en Dios, que me quiere, que me salva y que me pide tales cosas, ¿estoy comprometiendo mi vida con este Dios que es amor?, ¿estoy participando con mi capacidad de respuesta de ser un ser capaz de conocer y de amar a este Dios ”.

Monseñor Cardelli volvió luego sobre el período pastoral al que llamó Benedicto XVI, y estimó que “el Papa nos llama a replantearnos la fe”.

“Tenemos todo un año para reflexionar cómo estamos viviendo nuestra fe, para compartirla, para meditarla en busca de una conclusión que esté inspirada e iluminada en la oración, en el encuentro con Dios, y comenzar a trabajarla para que en realidad nuestra sociedad sea más humana”, compartió el prelado.

A la misa asistieron diáconos permanentes, seminaristas y varias congregaciones religiosas que llevan adelante su apostolado en el territorio diocesano, además de delegaciones de las comunidades parroquiales de Pergamino, Colón, Salto, Arrecifes, San Nicolás, San Pedro, Ramallo, La Emilia, Manuel Ocampo, El Socorro, Inés Indart, Urquiza y Fontezuela.

Reforzar el papel de los laicos para la nueva evangelización

El cardenal Peter Erdö está exponiendo durante el sínodo iniciativas que funcionan en Europa para recuperar las raíces cristianas. Erdö defiende que la evangelización es una tarea de todos los cristianos, no sólo de un grupo de expertos, y propone como inspiración los primeros cristianos.


El presidente del Consejo Conferencias Episcopales de Europa apunta que "hay que hacer lo que aparece en los Hechos de los Apóstoles en referencia a la primera comunidad de Jerusalén, es decir: oración común y Eucaristía común. Esa es es la fuente de toda la fuerza, también para la evangelización".

La propuesta del cardenal Erdö consiste en visitar y hablar con cada familia católica. Para eso es necesario preparar a laicos que puedan ayudar a los obispos y a los párrocos. En algunas diócesis de su país, Hungría, ya se está explicando a las familias, por ejemplo, cómo vivir la fe en el propio hogar.

"Por desgracia hoy, también en las familias católicas, muchas veces se compra el árbol de navidad y después no se sabe qué hacer bajo el árbol. Y esto es triste. Debemos ayudar a las familias a saber cómo festejar, cómo disfrutar de la alegría de los misterios de nuestra fe en la casa, en el ambiente familiar", subrayó Erdö, quien concede gran importancia también a los jubilados. Sobre todo, en un continente como el europeo en el que la población mayor es cada vez más numerosa.

"En este continente viven muchos que están ya jubilados pero que pueden todavía trabajar -y muy bien- por la comunidad, en la sociedad civil y también en la Iglesia, como voluntarios. Sobre todo los que tienen entre 65 y 75 años. Ahora en Budapest hay en todas las parroquias grupos de Cáritas y la mayoría de los miembros son jubilados".
En definitiva, Erdö propone evangelizar a través de las familias y que los obispos y las parroquias se apoyen también en laicos que pueden trabajar con la palabra y sobre todo con el ejemplo.


VER MAS: http://www.romereports.com/palio/cardenal-erdö-propone-reforzar-el-papel-de-los-laicos-para-la-nueva-evangelizacion-spanish-8188.html

lunes, 5 de noviembre de 2012

“Llamados a servir la fe de nuestros hermanos”...

Queridos hermanos:


Nos hemos reunido como Episcopado para iniciar juntos el Año de la Fe y celebrar nuestra 104° Asamblea Plenaria, aquí, en Luján, a los pies de nuestra Madre. Especialmente en estas circunstancias que la crecida de las aguas e inundación ha causado dificultades y pérdidas a muchos hermanos nuestros, como a la misma Basílica. Hemos venido a rezar a un lugar que la fe del pueblo argentino ha privilegiado. Aquí estamos como creyentes y pastores. Venimos, ante todo, a agradecer a Dios el don de la fe que es la fuente de nuestra vida y compromiso pastoral. Venimos como creyentes y pastores: “llamados a servir la fe de nuestros hermanos” (Orientaciones Pastorales 2012-2014, 4). Necesitamos, para ello, ponernos ante Jesucristo en una actitud de humilde escucha, de discípulos. Nos sentimos los primeros convocados a vivir este tiempo de gracia. El Santo Padre nos habla de: “descubrir de nuevo el gusto de alimentarnos con la Palabra de Dios, trasmitida fielmente por la Iglesia, y el Pan de vida, ofrecido como sustento a todos los que son sus discípulos” (cfr. Jn. 6,51. Porta Fidei, 3).

La convocatoria al Año de la Fe es un llamado a vivir la gracia de la conversión, la vida de comunión y el espíritu de misión en la Iglesia. La fe: “que nos introduce en la vida de comunión con Dios” (P. F. 1), es el comienzo de una Vida Nueva que nos llama a ser en el mundo signos vivos de su presencia. Esta conciencia testimonial de la fe nos ha llevado a decir con dolor y responsabilidad pastoral, que debemos: “reconocer que las incoherencias y pecado de sus mismos pastores y miembros, han provocado desilusión en muchos creyentes y un debilitamiento en su fe” (Or. Pas. 4). La fe vivida es fuente de credibilidad y semilla de un mundo nuevo. Nuestra mirada agradecida se dirige al Señor que es: “el iniciador y consumador de nuestra fe” (Heb. 12, 2). Sólo en él nuestra fe alcanza su plenitud y su gozo. ¡Qué bueno pensar que la Iglesia en cada uno nosotros, como pastores, y en cada uno de sus miembros, ingresa en este tiempo de gracia y conversión, para mostrar ante el mundo el rostro siempre nuevo de Jesucristo!
Es en este contexto de escucha, contemplación y gratitud donde descubriremos el llamado del amor de Cristo que hoy nos urge: “a descubrir la alegría de creer y volver a encontrar el entusiasmo de comunicar la fe” (P. F. 7).

El marco que el Santo Padre ha elegido para convocarnos es, por demás, sugerente y orientador. Ha querido hacerlo al recordar los 50 años de la apertura del Concilio Vaticano II, los 20 años de la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica y, al mismo tiempo, iniciar la Asamblea General del Sínodo de los Obispos, sobre el tema: “La nueva evangelización para la trasmisión de la fe cristiana”. Con ello nos marca un camino que debemos saber leer. Estas referencias, al tiempo que nos hablan de una Iglesia viva que camina la historia animada por el don del Espíritu Santo encierran, además, la riqueza de un contenido teológico, formativo y pastoral que nos iluminan y comprometen. Siento más que nunca, nos decía el Santo Padre: “el deber de indicar el Concilio como una gran gracia de la que la Iglesia se ha beneficiado en el siglo XX, y lo vuelve a llamar, una brújula segura para orientarnos en el siglo que comienza” (P F. 5). La síntesis que nos presenta el Catecismo nos ayuda a comprender la íntima y necesaria correspondencia entre la fe profesada, celebrada y vivida (cfr. P. F. 11-12). Es Pedro, que en el ejercicio de su ministerio personal nos convoca, como miembros del Colegio Apostólico, a profundizar en sus enseñanzas y a fortalecer el camino de la fe. Este llamado reclama de todo el pueblo de Dios un sincero espíritu de obediencia que es signo de una auténtica mirada de fe en la Iglesia y testimonio de comunión eclesial.

La profesión de la fe y su trasmisión definen la vida de la Iglesia. Ella existe para evangelizar. Por ello, el Año de la Fe: “es una oportunidad para acentuar la dimensión misionera de la Iglesia en Argentina”. En este sentido recordábamos la importancia que tiene su testimonio público: “Profesar con la boca indica, nos recordaba el Santo Padre, que la fe implica un testimonio y un compromiso público. El cristiano no puede pensar nunca que creer es un hecho privado. La fe, precisamente porque es un acto de la libertad, exige también la responsabilidad social de lo que se cree” (Orientaciones Pastorales, 14). El verdadero acto de fe no nos aísla, por el contrario, nos orienta a un verdadero compromiso social, incluso político, con lo que significa de proponer públicamente la verdad del hombre a la luz del evangelio. La fe en Dios, el Padre de Jesucristo, nos debe comprometer, de un modo especial, con la vida y el bien de nuestra Patria. Jesús amó a Jerusalén, amó a su Patria. Es más, lloró por ella. Hay todo un campo de reflexión en la Doctrina Social de la Iglesia que, como resonancia temporal del evangelio, nos ayuda y nos urge este sentido.

En el evangelio que acabamos de proclamar escuchábamos la respuesta de Jesús a la pregunta del escriba sobre: “¿Cuál es el primero de los mandamientos?” (Mc. 12, 18 ss). La respuesta es breve: “El primero es amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma… y el segundo, agrega, es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, y concluye: No hay otro mandamiento más grande que estos”. Comprender y vivir lo simple del evangelio necesita apertura y sencillez. No es llamativo, por ello, que Jesús pondere la actitud de los niños: “Les aseguro, nos dice, que el que no recibe el Reino de Dios como un niño, no entrará en él” (Lc. 18, 17). La fe necesita de un corazón limpio. Son Bienaventurados, precisamente, “los que tienen el corazón puro” (Mt. 5, 8). ¡Cuánta necesidad tiene el don de la fe de encontrar un suelo preparado! Aquí se abre todo un horizonte donde la preparación a la fe se nutre de una cultura abierta a la verdad, al bien y a la belleza. La fe y la cultura se necesitan, su amistad nos hace bien. Su ruptura es el mayor drama para el hombre y la sociedad (Pablo VI, E.N 20). Este desafío se convierte, desde la fe, en un impostergable impulso creativo y de servicio.



¿Qué es lo central en una vida de fe? De una manera simple el evangelio lo define: Amar a Dios y amar al prójimo. Son las dos caras de una auténtica vida de fe. Cuando Dios ocupa su lugar, cuando no hacemos de él alguien a quién pretendemos manejar, es decir, cuando Dios es el único Señor, todo adquiere su lugar y se jerarquiza. El hombre se comprende como criatura, conoce su grandeza y sus límites. Dios no ocupa el lugar de nadie, no compite con el hombre, pero sí ilumina el lugar de todos. La fe nos introduce en la verdad profunda de lo que somos; ella nos habla de nuestra dignidad de ser hijos de Dios en este mundo, pero con un destino de vida eterna. “Quién excluye a Dios de su horizonte falsifica el concepto de la misma realidad” (cfr. Benedicto XVI). Esta Vida Nueva que nos comunica la fe no es, por otra parte, una utopía sin raíces sino una realidad siempre actual que se nos da como gracia por Jesucristo, a través de su Palabra y los Sacramentos, como frutos de su Pascua. En la fe se funda la esperanza de plenitud de los bienes que ya poseemos (cfr. Heb. 11, 1). Por ello, amar a Dios que se nos manifestó en su Hijo Jesucristo, es el primer mandamiento que ilumina y da sentido a la vida del hombre en este mundo.

El segundo mandamiento es su consecuencia necesaria. Todo hombre en cuanto hijo de Dios es mi hermano. Este es el primer precepto de la moral social. A esta primera certeza le debemos agregar que Jesucristo, al hacerse hombre, se ha hecho hermano de cada hombre para asumir desde él su vida y hacerse su camino, de un modo especial de aquellos más pobres y necesitados: “Les aseguro que cada vez que hicieron algo con el más pequeño de mis hermanos lo hicieron conmigo” (Mt. 25, 40). En este sentido la opción preferencial, no excluyente, por el pobre es un acto de madura fidelidad al evangelio. En esta opción está implícita, nos decía el Santo Padre: “la fe cristológica de la Iglesia”. Una fe que no vea en el rostro de todo hombre a un hermano, a quien debe servir y comprometerse con su vida, en sus derechos y dignidad, no es una fe plenamente cristiana. Podemos distinguir el amor a Dios y el amor a nuestros hermanos, pero no separarlos, porque ambos forman una unidad en el designio creador y redentor de Dios. Este es el segundo mandamiento.
A partir de mañana nos reuniremos para reflexionar y evaluar nuestra misión al servicio de la Iglesia y de todos nuestros hermanos. Lo hacemos en el marco providencial de una fe vivida en lo concreto de nuestra Patria. Venimos desde diversas regiones con sus distintas realidades, traemos las esperanzas, pero también, las angustias y necesidades de nuestra gente. Nuestra fidelidad a Dios, el Padre de Nuestro Señor Jesucristo, nos exige presencia, cercanía y compromiso con esta realidad. Nuestra mirada será una mirada de fe que nos debe iluminar, desde el evangelio, en la búsqueda de caminos al servicio del crecimiento integral del hombre. Desde la vivencia de la fe adquiere un lugar de relieve el impulso misionero de la Iglesia, orientado a: “una nueva evangelización para redescubrir la alegría de creer y volver a encontrar el entusiasmo de comunicar la fe” (P. F. 7). Junto a ello, el testimonio de una caridad vivida como signo de la presencia de Dios. Cobran particular relieve algunos temas que hace a una cultura del respeto de la vida desde la concepción, como a su cuidado en momentos de mayor fragilidad. Junto a ello, y como un espacio necesario para su desarrollo, el valor de la familia, la dignidad de la mujer y los derechos del niño. Hay, además, una dimensión de la cultura que encuentra en el trabajo digno y en la equidad social, una expresión de justicia y de solidaridad que eleva el nivel de la sociedad.

Como creyentes y pastores hemos venido a Luján a iniciar el Año de la Fe y nuestra 104° Asamblea Plenaria. Le pedimos a María Santísima, Nuestra Madre, por nuestra Patria, por sus gobernantes y por todo el pueblo, para que Ella nos ayude a encontrarnos a través de la “sabiduría del diálogo”, que no es un lujo sino una necesidad que nos reclama el bien común de nuestra Patria, para juntos recrear la voluntad de ser Nación. Esto sigue siendo una deuda que nos debemos como argentinos. Amén.





domingo, 4 de noviembre de 2012

INTENCIONES DEL PAPA: Noviembre de 2012

VATICANO, 03 Nov. 12 / 12:11 pm.-
Hoy se dieron a conocer las intenciones del Papa Benedicto XVI para noviembre: la fidelidad de los sacerdotes a Cristo y que la Iglesia peregrina resplandezca como luz de las naciones.


La Intención General del Apostolado de la Oración del Papa Benedicto XVI es: “Para que los obispos, sacerdotes y todos los ministros del evangelio den valiente testimonio de fidelidad al Señor crucificado y resucitado ”.

COMENTARIO PASTORAL: Todo obispo, todo sacerdote, todo diácono cuando recibe el sacramento de la ordenación por medio de la imposición de las manos y de la oración de consagración, queda constituido en un ministro capacitado para servir precisamente a Cristo y a su Iglesia en la cual Él está presente, crucificado y resucitado. En la Iglesia que somos todos nosotros, comunidad de los bautizados, recibimos los sacramentos que son precisamente eso, signos reales de Cristo quien vive en medio de nosotros y por la acción de su Espíritu nos acompaña. El sacramento de la ordenación sacerdotal es otro signo vivo de la presencia de Cristo porque, por ejemplo, sin el sacerdote no se pueden celebrar sacramentos como la eucaristía, la reconciliación, la unción a los enfermos, o también, sin el obispo no puede celebrarse la misma ordenación sacerdotal.


Pero hay algo más que debemos recordar: por el sacramento de la ordenación, el obispo, o el sacerdote, o el diácono se convierte en “otro Cristo” al servicio de sus hermanos, es decir que queda transformado para actuar, no como simple representante de Cristo y a nombre de Él, sino que tiene la grave responsabilidad para actuar “en la persona de Cristo” mismo, y hacer como dice San Pablo: Tengan los mismos sentimientos y actitudes de Cristo Jesús, quien, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de ser igual a Dios; sino que se vació de sí y tomó la condición de esclavo, haciéndose semejante a los hombres. Y mostrándose en figura humana se humilló, se hizo obediente hasta la muerte, y una muerte en cruz. (Filipenses 2: 5-8).

En los últimos años hemos visto cómo la Iglesia también ha vivido con dolor el problema de la pedofilia, no exclusivo de ella. Algunos sacerdotes suyos abusaron sexualmente de personas menores de edad, es decir de niños y niñas, jóvenes pre-adolescentes, o personas discapacitadas. Este problema es por una parte, un monstruoso crimen y un delito penal que implica dañar y alterar el normal desarrollo de un niño o de un adolescente, con consecuencias psicológicas y sociales para la persona a largo plazo. Y por otra parte, el problema de los sacerdotes pedófilos es un escándalo terrible para la Iglesia porque significa herirla en algo tan íntimo a ella, como es el servicio de sus sacerdotes; y además, pone en peligro la confianza que los fieles han de sentir por sus sacerdotes y por la Iglesia misma.
Se entiende que un ministro que comete un acto de este tipo, no puede ser ese “otro Cristo” que sirve a sus hermanos y en quien sus hermanos pueden confiar. El escándalo de la pederastia opaca y ensucia la imagen del ministerio sacerdotal. Por fortuna, si se compara con el número total de sacerdotes en el mundo, son pocos los sacerdotes que, por diversos motivos injustificables han cometido estos abusos contra personas que confiaron en ellos. La mayoría son fieles a su vocación y trabajan con valor y entusiasmo en diversos lugares: parroquias, colegios, hospitales, cárceles, lejanos sitios de misión, etc. En el año 2010, los sacerdotes de la Iglesia Católica en el mundo sumaban más de 410.000. En cambio, el número de sacerdotes que durante los años 2001 a 2010, la Iglesia investigó y realmente comprobó que cometieron abusos sexuales contra menores se acercó aproximadamente a 300 sacerdotes, y por delitos cometidos en un período de más o menos cincuenta años; es decir, el 0,3 % del total de los sacerdotes del mundo.

De todos modos, basta un solo caso para ofendernos a todos como Iglesia, además de la ofensa concreta a la dignidad de quien es víctima de un sacerdote abusador. Con toda razón, podemos como Iglesia orar para que no se repitiera ni un solo caso como estos, y oremos como nos lo pide el Santo Padre en este mes, para que los que han sido ordenados como obispos, sacerdotes, diáconos, sean verdaderos y auténticos servidores, dando siempre un valiente testimonio de su sacerdocio, en fidelidad a Cristo. Dediquémonos allí, en casa, en familia, en la comunidad parroquial por esta intención, para que la Iglesia tenga siempre del Señor los sacerdotes formados según el corazón de Cristo. Quizá nos ayude rezar como antes pedían las abuelas y los abuelos: «Señor, danos sacerdotes que sean santos, sabios y sencillos».

P. Luis Javier Sarralde, S.J.
Jesuita colombiano, especialista en Derecho Canónico

La intención de oración Misionera es: “Para que la Iglesia peregrina en la tierra resplandezca como luz de las naciones”.
  COMENTARIO PASTORAL: Por medio de esta intención misionera el Santo Padre invita a todos los cristianos a meditar sobre la vocación y sobre la misión de la Iglesia, y a considerar igualmente la parte que ellos tienen en la realización de estas. Por eso nosotros no estamos invitados sólo a rogar por la Iglesia – como si ella fuera una cosa que tenemos delante – pero más bien se nos impulsa a contribuir con toda nuestra vida para hacer que la Iglesia viva su vocación de dar testimonio de Dios que se hizo hombre por todos los hombres, por toda la humanidad, y para anunciar de esta manera la luz que en Jesucristo ha venido al mundo. Juntamente con la Iglesia somos invitados a unirnos al cántico de Zacarías y a confesar delante de todos los pueblos que Cristo ha venido a visitarnos de lo alto “como una Luz de lo alto a fin de iluminar a los que habitan en tinieblas y sombras de muerte y guiar nuestros pasos por el camino de la paz” (cf. Lc 1,79).

Dios quiere continuar su obra hoy, comenzada en Jesucristo por medio de la Iglesia para que lleve su luz a todas las naciones y les anuncie su salvación. Sabemos que en el cumplimiento de esta orden la Iglesia se encuentra todavía en camino, pero que también depende del compromiso y de la colaboración de todos los cristianos. Por eso, como Jesús en el camino hacia la cruz pidió a sus discípulos en Getsemaní que se unieran a su oración, así también la “Iglesia peregrina”, sintiendo su debilidad y reconociendo su necesidad, pide a sus fieles que recen por ella, para que pueda corresponder a su misión de dar testimonio del amor inmenso de Dios por los hombres y de ponerse, lo más posible al servicio de todos aquellos que todavía les falta la luz y, sin embargo, desean su redención.

Uniéndonos a la oración de la Iglesia procuramos sentir compasión particularmente hacia aquellos que hasta ahora no han tenido la experiencia del amor de Jesucristo; también hacemos nuestra la preocupación de la Iglesia por las personas “que viven en tinieblas”. Nuestra oración verdaderamente se hace profunda y verdadera sólo en la medida en que estemos dispuestos a ofrecerle a Dios nuestra vida por la iglesia y por todos aquellos que todavía sufren la falta de la luz. De esta manera esta oración se transforma al final en una oración por nosotros mismos y por nuestra conversión, siempre necesaria. Es decir, se transforma en la humilde petición dirigida a Dios pidiéndole que nos ayude a vivir mejor nuestra vocación del bautismo. Es por el bautismo que pertenecemos a la Iglesia que necesita nuestra oración, es por el bautismo que somos llamados a anunciar a todos los pueblos la luz de Jesucristo.

Padre Toni Witwer, sj
Postulador General de la Compañía de Jesús


viernes, 2 de noviembre de 2012

Benedicto XVI alienta a argentinos a renovar el impulso apostólico

BUENOS AIRES, 01 Nov. 12 / 03:07 pm (ACI/EWTN Noticias).- El Papa Benedicto XVI envió un mensaje a los participantes del congreso "La nueva evangelización a 50 años del Concilio Vaticano II", organizado por el movimiento FUNDAR, en el que los alentó a procurar “con renovado impulso apostólico” todo aquello que contribuya al crecimiento en la fe del país.



En la misiva enviada a través de la Nunciatura Apostólica, el Papa exhortó “a continuar procurando con renovado impulso apostólico todo aquello que pueda contribuir más eficazmente al desarrollo y afianzamiento de la vida sobrenatural de la gracia en todos los cristianos y hombres de buena voluntad".

Benedicto XVI dijo que esta tarea debe dirigirse especialmente a "niños y jóvenes, esperanza de la Iglesia en la amada Nación Argentina". Asimismo, recordó a los católicos que “la Fe es decidirse a estar con el Señor para vivir con Él”.

El evento "La Nueva Evangelización a 50 años del Concilio Vaticano II" se realizará el 2 y 3 de noviembre en el Colegio San Pablo, en la Capital Federal.

El objetivo es ayudar a conocer y asimilar el Concilio Vaticano II, aportar a la Nueva Evangelización retomando los núcleos temáticos del texto conciliar.
Entre los ponentes se encuentran el Arzobispo de La Plata, Mons. Héctor Aguer; el Obispo de Mar del Plata, Mons. Antonio Marino; el Obispo Auxiliar de Santiago del Estero, Mons. Ariel Torrado Mosconi, entre otros.

jueves, 1 de noviembre de 2012

Benedicto XVI: En los santos vemos la victoria del amor

Este día se celebran a todos los millones de personas que han llegado al cielo, aunque sean desconocidos para nosotros. Santo es aquel que ha llegado al cielo, algunos han sido canonizados y son por esto propuestos por la Iglesia como ejemplos de vida cristiana.


Comunión de los santos

La comunión de los santos, significa que ellos participan activamente en la vida de la Iglesia, por el testimonio de sus vidas, por la transmisión de sus escritos y por su oración. Contemplan a Dios, lo alaban y no dejan de cuidar de aquellos que han quedado en la tierra. La intercesión de los santos significa que ellos, al estar íntimamente unidos con Cristo, pueden interceder por nosotros ante el Padre. Esto ayuda mucho a nuestra debilidad humana.
Su intercesión es su más alto servicio al plan de Dios. Podemos y debemos rogarles que intercedan por nosotros y por el mundo entero.

Aunque todos los días deberíamos pedir la ayuda de los santos, es muy fácil que el ajetreo de la vida nos haga olvidarlos y perdamos la oportunidad de recibir todas las gracias que ellos pueden alcanzarnos. Por esto, la Iglesia ha querido que un día del año lo dediquemos especialmente a rezar a los santos para pedir su intercesión. Este día es el 1ro. de noviembre.
Este día es una oportunidad que la Iglesia nos da para recordar que Dios nos ha llamado a todos a la santidad. Que ser santo no es tener una aureola en la cabeza y hacer milagros, sino simplemente hacer las cosas ordinarias extraordinariamente bien, con amor y por amor a Dios. Que debemos luchar todos para conseguirla, estando conscientes de que se nos van a presentar algunos obstáculos como nuestra pasión dominante; el desánimo; el agobio del trabajo; el pesimismo; la rutina y las omisiones.

Se puede aprovechar esta celebración para hacer un plan para alcanzar la santidad y poner los medios para lograrlo:

¿Como alcanzar la santidad?

- Detectando el defecto dominante y planteando metas para combatirlo a corto y largo plazo.

- Orando humildemente, reconociendo que sin Dios no podemos hacer nada.

- Acercándonos a los sacramentos.


Benedicto XVI dirigió el rezo del Ángelus, de este mediodía, a la solemnidad de Todos los Santos: "Hoy tenemos el gozo de encontrarnos en la solemnidad de Todos los Santos. Esta fiesta nos hace reflexionar sobre el doble horizonte de la humanidad, que expresamos simbólicamente con las palabras “tierra” y “cielo”: la tierra representa el camino histórico, el cielo la eternidad, la plenitud de la vida en Dios”, expresó el Santo Padre ante los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro.


El Pontífice señaló que esta fiesta nos hace pensar en la Iglesia en su doble dimensión: “la Iglesia en camino en el tiempo es aquella que celebra la fiesta sin fin, la Jerusalén celestial” y agregó el Pontífice que “estas dos dimensiones están unidas por la realidad de la ‘comunión de los santos’: una realidad que comienza aquí sobre la tierra y alcanza su cumplimiento en el Cielo”.

“En el mundo terrenal, la Iglesia es el inicio de este misterio de comunión que une la humanidad, un misterio totalmente centrado sobre Jesucristo: es Él quien ha introducido en el género humano esta dinámica nueva, un movimiento que lo conduce hacia Dios y al mismo tiempo hacia la unidad, hacia la paz en sentido profundo”.

“Jesucristo murió para congregar en la unidad a los hijos de Dios que estaban dispersos”, y ésta su obra continua en la Iglesia que es inseparablemente ‘una’, ‘santa’ y ‘católica’. Ser cristianos, formar parte de la Iglesia significa abrirse a esta comunión, como una semilla que se abre en la tierra, muriendo, y germina hacia lo alto, hacia el cielo”.

“Los santos - aquellos que la Iglesia proclama como tales, pero también todos los santos y las santas que sólo Dios conoce, y que también hoy celebramos - vivieron intensamente esta dinámica. En cada uno de ellos, de manera personal, se hizo presente Cristo, gracias a su Espíritu que obra mediante la Palabra y los Sacramentos. De hecho, el estar unidos a Cristo, en la Iglesia, no anula la personalidad, sino la abre, la transforma con la fuerza del amor, y le confiere, ya aquí sobre la tierra, una dimensión eterna”.

“En la fiesta de hoy, concluyó Benedicto XVI, pregustamos la belleza de esta vida de total apertura a la mirada de amor de Dios y de los hermanos, en la que estamos seguros de alcanzar a Dios en el otro y el otro en Dios. Con esta fe llena de esperanza veneramos a todos los santos, y nos preparamos a conmemorar mañana a los fieles difuntos. En los santos vemos la victoria del amor sobre el egoísmo y sobre la muerte: vemos que seguir a Cristo lleva a la vida, a la vida eterna, y da sentido al presente, a cada instante que pasa, porque lo llena de amor, de esperanza”.+