sábado, 30 de noviembre de 2013

1 DE DICIEMBRE: DIA INTERNACIONAL DEL SIDA: “En la lucha contra el SIDA no sobra nadie”

El Doctor Manuel Leal es especialista en Medicina Interna, trabaja en el Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla y dirige el laboratorio de Inmunovirología09 de marzo de 2009
Lleva trabajando desde principios de los años 80 con pacientes infectados por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), agente causante del SIDA. Fue el primer médico en comunicar en Europa que había pacientes hemofílicos que estaban infectados por VIH. Su labor profesional se reparte entre atender a pacientes infectados por el VIH, la dirección del laboratorio de investigación y la labor docente de pregrado y posgrado.
El Doctor Leal es uno de los principales impulsores de la Red de Investigación en SIDA (RIS), creada en 2002. La RIS es un espacio de investigación en un campo complejo que exige un esfuerzo multidisciplinar, y que reúne a un total de 90 investigadores básicos y clínicos. Actualmente la RIS investiga los casos de más de 4.000 pacientes, recogidos en diferentes centros especializados que permiten tener una radiografía de la investigación y los perfiles de los enfermos a nivel nacional. Este modelo en red permite acelerar el desarrollo de tratamientos eficaces en la lucha contra el SIDA y mejorar la asistencia al enfermo.

¿Se podrá encontrar una solución definitiva al SIDA?
En tan sólo quince años la mortalidad causada por el VIH ha disminuido debido a la disponibilidad de tratamientos antivirales cada vez más eficaces. Sin embargo, desafortunadamente, el virus no puede ser erradicado del organismo; en consecuencia la infección sólo puede ser controlada, no curada.
Es importante señalar que las consecuencias a largo plazo de tener en el cuerpo un virus de las características del VIH (aunque esté controlado por los medicamentos) son en gran parte desconocidas, pero observaciones recientes indican que estas personas son más vulnerables a padecer cánceres y a experimentar un envejecimiento prematuro de su sistema inmune. En consecuencia lo más importante en la lucha contra el SIDA sigue siendo la prevención, no infectarse.

Hay que precisar que la epidemia del SIDA es de escala planetaria, y además incontrolada en el momento actual. Tenga en cuenta que la marcha de una epidemia no se mide por la disminución de la mortalidad, sino por la aparición de nuevas infecciones. Desgraciadamente el número de nuevas personas infectadas sigue creciendo en todo el mundo, y por supuesto en España. Las personas más vulnerables a la infección son los jóvenes y la ruta más frecuente de transmisión del VIH son las relaciones sexuales (tanto homo como heterosexual).
En mi opinión las campañas de prevención están lejos de ser satisfactorias, ya que se centran exclusivamente en el uso de preservativos Se comete, además, el grave error de estigmatizar y excluir instituciones que subrayan otras medidas preventivas eficaces, tales como una educación sexual sólida acorde con lo que es el hombre y la fidelidad dentro de la pareja. Le diré algo: las dimensiones de la epidemia del SIDA son tan dramáticas, que en su prevención nadie sobra, incluido instituciones (no necesariamente religiosas) que aporten soluciones no “políticamente correctas”.

¿Cómo tratar a un paciente infectado que sabe que su enfermedad no tiene curación?
Son muchos años los que llevo atendiendo a pacientes con Sida, desde 1983 cuando era médico residente en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla. Los primeros años fueron muy duros; carecíamos de tratamientos frente al virus y se nos morían entre 2 y 4 pacientes por semana. El SIDA ha condicionado prácticamente toda mi vida profesional, tanto en su vertiente de asistencia clínica directa en sala de hospitalización y consultas, como en investigación y docencia. He cerrado los ojos a muchos enfermos y amigos.

Al poco tiempo de empezar a tratar enfermos con SIDA se produjo en mi vida interior cambios profundos que me llevaron, como hijo pródigo, a Dios y a la Iglesia católica. Mi encuentro con Dios, a través del Opus Dei, hizo desplegarse en mi interior un sinfín de realidades ocultas: 1) En cada uno de mis enfermos, de alguna forma está Cristo; 2) Dios quiere que dé frutos donde estoy plantado, con mis hermanos más inmediatos: enfermos, familia, colegas; 3) Dios me quiere trabajando, haciéndolo bien: curando cuando se puede, aliviando y siempre consolando; 4) Mi inteligencia (mis “talentos”) también me la ha dado Dios para que descifre enigmas de su Creación, que además de satisfacer mi curiosidad innata, la ponga al servicio de mis enfermos, salvando vidas; ese es mi oficio. En el Opus Dei entendí la dimensión sobrenatural del trabajo, y la responsabilidad de hacerlo bien.
De todas formas, antes de volver a la Fe, ya tenía claro (por sentido común) que el ser humano existe desde el momento de la concepción, y persiste hasta el momento de la muerte. En consecuencia carezco de autoridad para cegar sus vidas. Ésta consideración es de sentido común, pero a la luz de la Fe adquiere dimensiones de sabor eterno.

Antes se ha referido a la falta de educación en valores para afrontar la lucha contra el SIDA y otras cuestiones bioéticas. ¿Cómo acertar?
Me separo ahora un poco de la enfermedad del SIDA, que abordaré un poco más adelante, y comienzo esta respuesta hablándote del drama del aborto. Como médico sé que un feto no es un amasijo de células, ni mucho menos un tumor que necesita ser extirpado. Un médico sabe –sea creyente o no– que un feto es un ser humano que tiene muchas potencialidades. No se trata de un ser humano potencial, como se dice ahora. Esto es un concepto de sentido común. Hay mucha desinformación al respecto. El aborto es un gran fracaso de la medicina. El médico está para intentar salvar vidas, no para destruirlas.

Volviendo al SIDA, considero que es fundamental una adecuada educación sexual de los jóvenes, que comience en la familia. Lo he dicho antes y lo reitero. Nos jugamos tanto, que para atajar esta epidemia no sobra nadie. No podemos excluir por razones meramente ideológicas propuestas que ayudan o fomentan, por ejemplo, la abstinencia, o las que vayan encaminadas a fomentar la responsabilidad de los jóvenes. Hace falta un debate sereno, sin exclusiones ideológicas, porque nos jugamos mucho.

viernes, 29 de noviembre de 2013

Misionero: "Decisión misionera debe impregnar a la Iglesia universal"

El hermano Israel José Nery habló sobre la vida consagrada de los religiosos en una Iglesia misionera.

La fe lo cambió todo sin cambiar nada


La oficina de Comunicación del OpusDei ha publicado un testimonio cercano a la experiencia de toda una nueva generación de españoles, la de los jóvenes formados en familias sin ninguna referencia religiosa, hasta que siendo adultos jóvenes conocen, sorprendidos, a algún joven con fe.

Los sociólogos tienen bien estudiado que el motivo de conversión a la fe católica más frecuente en los adultos es que su novio/a o esposo/a sean de esta fe. Un amor lleva al otro.

Así fue en el caso de Jordi, de 24 años, nacido en Sollana (Valencia) y estudiante de Ingeniería de Caminos en la Universidad Politécnica de Valencia. Era hijo único, y sus padres, no creyentes, no le dieron formación religiosa alguna. En su casa apenas había escuchado hablar de la fe católica.

Cursó el bachillerato en un instituto de su pueblo y después empezó a estudiar Ingeniería de Caminos en la Universidad Politécnica de Valencia. Entusiasta del deporte, buen estudiante y facilidad para hacer amigos, empleaba su tiempo entre la práctica del surf, el esquí y los deportes de montaña, el estudio de su carrera y las fiestas universitarias. 
Una chica especial: ¡convicciones firmes!Hasta que un día conoció a Marisa. Ya en su primera conversación con ella, rodeados de otros compañeros, le llamó la atención la firmeza de sus convicciones. Jordi señala que precisamente esa firmeza y convencimiento era lo que le atraía: nadie que él conociera tenía ideas claras en según que asuntos... o al menos la valentía para exponerlas en público.

Quiso volver a hablar con ella, conocerla mejor, y al hacerlo, descubrió que Marisa era católica. Creía en Dios y esa seguridad que le daba la fe le hacía tener seguridades donde los demás y él mismo sólo encontraban dudas o ignorancia, señala el testimonio.

Ese segundo encuentro con Marisa fue largo, muchas horas, una conversación en profundidad. Cuando se despidieron él quería saber más.

El capellán de un centro del Opus Dei
Marisa frecuenta un centro del Opus Dei. Ella le presentó al capellán del centro, que le invitó a que acudiera a estudiar a la biblioteca del Colegio Mayor Universitario Albalat. Le propuso charlar con él de vez en cuando para conocer mejor la religión católica.

El punto de inflexión llegó cuando el sacerdote le explicó una de las doctrinas más sorprendentes y escandalosas de la fe católica: la presencia real de Cristo, con su humanidad y divinidad, en el Sagrario y la Eucaristía.

El sacerdote le dijo que en la capilla del Colegio Mayor, dentro del sagrario, estaba Dios.

Jordi no salía de su asombro. La reacción inicial era de incredulidad. Pero era cuestión de hacer la prueba: ir a la capilla y rezar.

Una vez el sacerdote le explicó algunas cosas básicas sobre la fe, Jordi dio sus primeros pasos en la oración. Y así descubrió que Dios estaba ahí, esperándole desde siempre.
Es Alguien, no unas normas de conductaPoco a poco entendió la fe no era vivir un código de conducta, sino creer en Alguien que le quería, le hablaba, le confortaba y daba sentido a toda su vida y respuestas a muchas de sus preguntas.

Conoció a otros estudiantes católicos en el Colegio Mayor y su fe se fue afianzando. Y así llegó el momento en que pidió el bautismo. Tras varios meses de catequesis que a él le parecieron una eternidad, fue bautizado en noviembre de 2012, en la Iglesia de San Juan del Hospital (Valencia), confiada a la Prelatura del Opus Dei.

Desde entonces, dice, su vida no ha cambiado mucho. Sigue practicando los mismos deportes, estudiando la misma carrera y saliendo con sus amigas y amigos, aunque ahora señala que ya nada es igual que antes. Afirma que su vida tiene un sentido distinto. Es feliz. Busca ocasiones para hacer la vida más amable a los demás, empezando por sus padres, y por Marisa, que hoy es su novia.

«Pensar en cristiano», para comprender el «paso de Dios en la historia»


«Ésta es la gracia que debemos pedir hoy al Señor: la capacidad que nos da el Espíritu Santo para comprender bien los signos de los tiempos». Un cristiano piensa según Dios y por ello rechaza el pensamiento débil y uniforme, destacó el Papa Francisco en la Misa matutina de este viernes en la Casa de Santa Marta, y explicó que para comprender los signos de los tiempos un cristiano debe pensar no sólo con la cabeza, sino también con el corazón y con el Espíritu Santo. Reflexionando sobre el Evangelio del día, el Santo Padre señaló que el Señor enseña a sus discípulos a comprender los signos de los tiempos, signos que los fariseos no logran comprender. Hay que «pensar en cristiano», para comprender el «paso de Dios en la historia»:
«En el Evangelio, Jesús no se enoja, pero lo finge cuando los discípulos no entienden las cosas. A los de Emaús dice: '¡necios y tardos de corazón'. "¡Oh necios, y tardos de corazón '... Él que no entiende las cosas de Dios es una persona así. El Señor quiere que entendamos lo que sucede: lo que pasa en mi corazón, lo que está pasando en mi vida, lo que sucede en el mundo, en la historia... ¿Qué significa esto que está pasando ahora? ¡Estos son los signos de los tiempos! En cambio, el espíritu del mundo nos hace otras propuestas, porque el espíritu del mundo no nos quiere como pueblo: nos quiere masa, sin pensamiento, sin libertad».
El espíritu del mundo, reiteró el Obispo de Roma, «quiere que vayamos por un camino de uniformidad», como advierte San Pablo: «el espíritu del mundo nos trata como si no fuéramos capaces de pensar por cuenta nuestra; nos trata como personas no libres»:
«El pensamiento uniforme, el mismo pensamiento, el pensamiento débil, un pensamiento tan extendido. El espíritu del mundo no quiere que nos preguntemos delante de Dios: "Pero ¿por qué esto, por qué aquello, ¿por qué sucede esto? '. O incluso nos propone un pensamiento prêt-à-porter, de acuerdo a nuestros propios gustos: "Yo pienso como me da la gana '. Esto para ellos está bien, dicen... Pero lo que el espíritu del mundo no quiere es lo que Jesús nos pide: ¡el libre pensamiento, el pensamiento de un hombre y de una mujer que son parte del pueblo de Dios, y la salvación es precisamente ésta! Piensen en los profetas... "Tú no eras mi pueblo, ahora te digo ‘pueblo mío': así dice el Señor. Y ésta es la salvación: hacernos pueblo, pueblo de Dios, para tener libertad».
Jesús nos pide que pensemos libremente, nos pide pensar para comprender qué sucede. La verdad es que solos no podemos, hizo hincapié el Papa Bergoglio, añadiendo que tenemos necesidad de la ayuda del Señor para comprender lo signos de los tiempos y el Espíritu Santo nos da este regalo, un don: la inteligencia para comprender y no porque otros me dicen qué sucede:
«¿Cuál es el camino que quiere el Señor? Siempre con el espíritu de inteligencia para comprender los signos de los tiempos. Es hermoso pedir al Señor Jesús esta gracia, que nos envíe el espíritu de comprensión, para que no tengamos un pensamiento débil, un pensamiento uniforme, y un pensamiento según los propios gustos: sino un pensamiento como lo quiere Dios. Con este pensamiento, que es un pensamiento de mente, de corazón y de alma. Con este pensamiento, que es un don del Espíritu Santo, buscar que es lo que quieren decir las cosas y entender bien los signos de los tiempos».

Rob Galea: un joven cura y una gran carrera musical


A sus 32 años, Robert Galea puede presumir de una larga trayectoria musical: ha grabado 3 discos y está preparando otro para abril. Además, ha cantado al lado de estrellas australianas como Guy Sebastian, Paulini y Gary Pinto.

jueves, 28 de noviembre de 2013

La fe no es un hecho privado, adorar a Dios hasta el final, a pesar de la apostasía y las persecuciones


Hay “poderes mundanos” que querrían que la religión fuera “una cosa privada”. Pero a Dios, que ha vencido el mundo, se lo adora hasta el final “con confianza y fidelidad”. Es el pensamiento que el Papa Francisco ofreció esta mañana durante la homilía de la Misa celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta.
Los cristianos que hoy son perseguidos – dijo – son el signo de la prueba que anuncia la victoria final de Jesús.

En la lucha final entre Dios y el Mal, que la liturgia propone al final del año, hay una gran insidia, que el Papa llama “la tentación universal”. La tentación de ceder a los halagos de quien quisiera salirse con la suya sobre Dios. Pero precisamente quien cree, tiene un punto de referencia límpido hacia el cual mirar. Es la historia de Jesús, con las pruebas que padeció en el desierto y después las “tantas” soportadas en su vida pública, sazonadas con “insultos” y “calumnias”, hasta la afrenta extrema, la Cruz, pero donde el príncipe del mundo pierde su batalla ante la Resurrección del Príncipe de la paz.
El Papa Francisco indicó estos pasajes de la vida de Cristo porque en el trastorno final del mundo, descrito en el Evangelio, la puesta en juego es más alta que el drama representado por las calamidades naturales:
“Cuando Jesús habla de estas calamidades en otro pasaje nos dice que se producirá una profanación del templo, una profanación de la fe, del pueblo: que se producirá la abominación, se producirá la desolación de la abominación. ¿Qué significa eso? Será como el triunfo del príncipe de este mundo: la derrota de Dios. Parece que él, en aquel momento final de calamidades, parece que se adueñará de este mundo, será el amo del mundo”.
He aquí el corazón de la “prueba final”: la profanación de la fe. Que, entre otras cosas, es muy evidente – observó Francisco – dado lo que padece el profeta Daniel, en el relato de la primera lectura: echado en la fosa de los leones por haber adorado a Dios en lugar de al rey. Por tanto, “la desolación de la abominación” – reafirmó el Papa – tiene un nombre preciso, “la prohibición de adoración”:
“No se puede hablar de religión, es una cosa privada, ¿no? De esto públicamente no se habla. Se quitan los signos religiosos. Se debe obedecer a las órdenes que vienen de los poderes mundanos. Se pueden hacer tantas cosas, cosas bellas, pero no adorar a Dios. Prohibición de adoración. Éste es el centro de este fin. Y cuando llegue a la plenitud – al ‘kairós’ de esta actitud pagana, cuando se cumpla este tiempo – entonces sí, vendrá Él: ‘Y verán al Hijo del hombre venir sobre una nube con gran poder y gloria’. Los cristianos que sufren tiempos de persecución, tiempos de prohibición de adoración son una profecía de lo que nos sucederá a todos”.
Y sin embargo, concluyó el Papa Francisco, en el momento en el que los “tiempos de los paganos se habrán cumplido” será el momento de levantar la cabeza, porque estrá “cerca” la “victoria de Jesucristo”:
“No tengamos miedo, sólo Él nos pide fidelidad y paciencia. Fidelidad como Daniel, que ha sido fiel a su Dios y ha adorado a Dios hasta el final. Y paciencia, porque los cabellos de nuestra cabeza no caerán. Así lo ha prometido el Señor. Esta semana nos hará bien pensar en esta apostasía general, que se llama prohibición de adoración y preguntarnos: ‘¿Yo adoro al Señor? ¿Yo adoro a Jesucristo, el Señor? ¿O un poco a medias, hago el juego del príncipe de este mundo?’. Adorar hasta el final, con confianza y fidelidad: ésta es la gracia que debemos pedir esta semana”.

El Evangelio en la vida cotidiana

Se han cumplido 25 años desde que Juan Pablo II
erigió el Opus Dei en Prelatura personal, el 28 de
noviembre de 1982. En uno de los actos organizados
con este motivo, Mons. Javier Echevarría ha explicado
por qué ha sido necesaria la instauración de una
prelatura personal para cobijar al fenómeno pastoral
que San Josemaría “vio” el 2 de octubre de 1928.
El Opus Dei es –ha dicho el Prelado– una llamada a
“vivificar las ocupaciones y las realidades temporales
con el espíritu del Evangelio”. La actividad de la
Prelatura intenta sanar el “divorcio entre la fe y la
propia existencia concreta, hecha de trabajo y ocupaciones
terrenas”.
A continuación se recogen algunas noticias sobre
este aniversario, así como fragmentos de textos y
entrevistas que abordan el significado pastoral y teológico
de la creación de la Prelatura personal.
HACE 25 AÑOS
En la basílica romana de San Eugenio se celebró, el 19 de marzo de 1983,la ceremonia de inauguración oficial de la Prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei. Asistieron los cardenales Sebastiano Baggio, Josy Slipyj, Silvio Oddi,James Robert Knox, Umberto Mozzoni, Pietro Palazzini, Opilio Rossi y Mario Luigi Ciappi op., además del Asesor de la Secretaría de Estado, Mons.Giovanni Battista Re. El acto tuvo lugar durante la Solemne celebración eucarística presidida por Mons. Álvaro del Portillo, Prelado del Opus Dei.
Mons. Romolo Carboni, Nuncio Apostólico en Italia, fue el Delegado del Papa Juan Pablo II para ese acto. Tras la lectura de la Bula Ut sit y del decreto de ejecución, el Nuncio hizo entrega de estos documentos a Mons. Álvaro del Portillo. En la homilía, D. Álvaro comentó las palabras que dan nombre a la bula, las mismas que fueron usadas por San Josemaría para pedir al Señor que se cumpliera su voluntad, y exhortó a los fieles de la Prelatura a renovar cada día con más intensidad el amor y la lealtad a la Iglesia y al Romano Pontífice.
LEER MAS: http://multimedia.opusdei.org/pdf/es/25prelat.pdf

martes, 26 de noviembre de 2013

Una Iglesia profética con las puertas abiertas que recupere la frescura original del Evangelio: publicada la Exhortación apostólica Evangelii Gaudium del Papa Francisco


Presentada este martes por la mañana la Exhortación apostólica Evangelii Gaudium con la que el Papa Francisco desarrolla el tema del anuncio del Evangelio al mundo actual. Una nueva etapa evangelizadora caracterizada por la alegría, la renovación, el diálogo y el encuentro de una Iglesia profética con las puertas abiertas.
El Papa invita a “recuperar la frescura original del Evangelio”, encontrando “nuevos caminos” y “métodos creativos”, a no encerrar a Jesús en nuestros “esquemas aburridos”. Es necesaria “una conversión pastoral y misionera, que no deje las cosas como están”. Una “reforma de las estructuras” eclesiales para que “todas ellas se vuelvan más misioneras”.
El Pontífice piensa también en “una conversión del papado” para que sea “más fiel al sentido que Jesucristo quiso darle. Y afirma que “no se realizó plenamente” la aplicación de la colegialidad. Es necesaria “una saludable descentralización” dice el Papa que subraya que en esta renovación no hay que tener miedo de revisar costumbres de la Iglesia.

Signo de la acogida de Dios es “tener templos con las puertas abiertas en todas partes” para que todos los que buscan no se encuentren “con la frialdad de unas puertas cerradas”. El Papa reitera que prefiere una Iglesia “herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia... donde tantos hermanos nuestros vivan” sin la amistad de Jesús. “La mayor amenaza” indica Francisco es “el gris pragmatismo de la vida cotidiana de la Iglesia donde aparentemente todo procede con normalidad, pero en realidad la fe se va desgastando”. Exhorta a no dejarse vencer por el “pesimismo estéril” poniendo en marcha “la revolución de la ternura”. Es necesario huir de la “espiritualidad del bienestar” y vencer “la mundanidad espiritual” que consiste en “buscar, en lugar de la gloria del Señor, la gloria humana”.

El Pontífice lanza un llamamiento a las comunidades eclesiales a no caer en envidias ni en celos “dentro del Pueblo de Dios y en las distintas comunidades. Subraya la necesidad de hacer crecer la responsabilidad de los laicos. Afirma que “es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia”. Señala que los jóvenes deben tener “un protagonismo mayor”. Frente a la escasez de vocaciones en algunos lugares, afirma que “no se pueden llenar los seminarios con cualquier tipo de motivaciones”. Afrontando el tema de la inculturación, recuerda que “el cristianismo no tiene un único modo cultural” y que el rostro de la Iglesia es “pluriforme”. Y en ese sentido reafirma la “fuerza activamente evangelizadora” de la piedad popular.

Se detiene “con cierta meticulosidad, en la homilía” el Santo Padre. Dice que “debe ser breve y evitar parecerse a una charla o una clase”, debe “hacer arder los corazones”, huyendo de “una predicación puramente moralista o adoctrinadora”. Subraya la importancia de la preparación: “Un predicador que no se prepara no es «espiritual»; es deshonesto e irresponsable”.
Hablando de los retos del mundo contemporáneo, el Papa denuncia el sistema económico actual: “es injusto en su raíz”. “Esa economía mata” porque predomina “la ley del más fuerte”. La cultura actual del “descarte” ha creado “algo nuevo”: “Los excluidos no son «explotados» sino desechos, «sobrantes»”. Vivimos en una “nueva tiranía invisible, a veces virtual”, de un “mercado divinizado” donde imperan la “especulación financiera”, “una corrupción ramificada y una evasión fiscal egoísta”. Denuncia los “ataques a la libertad religiosa” y “las nuevas situaciones de persecución a los cristianos. “La familia -prosigue el Papa- atraviesa una crisis cultural profunda”. Insistiendo en “el aporte indispensable del matrimonio a la sociedad”, subraya que “el individualismo posmoderno y globalizado favorece un estilo de vida que...desnaturaliza los vínculos familiares”.

El Papa Francisco reafirma “la íntima conexión que existe entre evangelización y promoción humana” y el derecho de los pastores “a emitir opiniones sobre todo aquello que afecte a la vida de las personas”. “Para la Iglesia la opción por los pobres es una categoría teológica” antes que sociológica. “Por eso -dice- quiero una Iglesia pobre para los pobres. Ellos tienen mucho que enseñarnos”. “Mientras no se resuelvan radicalmente los problemas de los pobres... no se resolverán los problemas del mundo”.

El Papa invita a cuidar a los más débiles: “los sin techo, los toxicodependientes, los refugiados, los pueblos indígenas, los ancianos cada vez más solos y abandonados” y los migrantes, por los que exhorta a los países “a una generosa apertura”. Habla de las víctimas de la trata de personas y de nuevas formas de esclavitud...y de los “doblemente más pobres: las mujeres, los niños y los más débiles. “Los niños por nacer, son los más indefensos e inocentes de todos, a quienes hoy se les quiere negar su dignidad humana”. “No debe esperarse que la Iglesia cambie su postura sobre esta cuestión. El Papa a continuación hace un llamamiento al respeto de todo lo creado.

Por cuanto respecta al tema de la paz, el Papa afirma que “es necesaria una voz profética” cuando se quiere construir una reconciliación falsa que “silencie” a los más pobres mientras “algunos no quieren renunciar a sus privilegios”. Para la construcción de una sociedad “en paz, justicia y fraternidad” apunta el Papa hay que “trabajar a largo plazo, que “la unidad prevalezca sobre el conflicto y evitar que la política y la fe se reduzcan a la retórica”.

“La evangelización -continúa el Papa- también implica un camino de diálogo” que abre a la Iglesia para colaborar con todas las realidades políticas, sociales, religiosas y culturales. El ecumenismo es “un camino ineludible de la evangelización”. Es importante el enriquecimiento recíproco “en el diálogo con los hermanos ortodoxos. “El diálogo y la amistad con los hijos de Israel son parte de la vida de los discípulos de Jesús”; “el diálogo interreligioso, especialmente con el Islam, es una condición necesaria para la paz en el mundo”. El Papa implora “humildemente” para que los países de tradición islámica aseguren la libertad religiosa a los cristianos, también “¡teniendo en cuenta la libertad que los creyentes del Islam gozan en los países occidentales!”. Reitera de este modo la importancia del diálogo y de la alianza entre creyentes y no creyentes.

El último capítulo está dedicado a los “evangelizadores con Espíritu”, que son aquellos que “se abren sin temor a la acción del Espíritu Santo” que “infunde la fuerza para anunciar la novedad del Evangelio con audacia (parresía), en voz alta y en todo tiempo y lugar, incluso a contracorriente”. “Jesús quiere que toquemos la miseria humana, que toquemos la carne sufriente de los demás”. “Sólo puede ser misionero -añade- alguien que se sienta bien buscando el bien de los demás.
La Exhortación concluye con una oración a María “Madre del Evangelio”.
Para leer la exhortación, ingrese a: http://www.aciprensa.com/Docum/evangeliigaudium.pdf

Inicia en Venezuela el IV Congreso Misionero Americano

“América misionera, comparte tu fe
“América misionera, comparte tu fe” es el lema del IV Congreso Misionero Americano (CAM 4) y IX Congreso Misionero Latinoamericano (COMLA 9) que reúne a unos 4.000 misioneros procedentes de todo el continente en Maracaibo (Venezuela) desde hoy 26 de noviembre al 1 de diciembre. La presente edición, promovida por la Conferencia Episcopal y las Obras Misionales Pontificias de Venezuela, contará con la presencia del cardenal Fernando Filoni, prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, como enviado especial del Papa Francisco. Para Mons. Ubaldo Santana, presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana y Arzobispo de Maracaibo, “ésta es una gran oportunidad para que Venezuela renueve su fe y su espíritu misionero, este será el evento más importante de la Iglesia Católica venezolana en los próximos años”. Los responsables del CAM 4 - COMLA 9 se han propuesto como objetivo general “acrecentar en las iglesias particulares de América el compromiso misionero para responder a los desafíos de la misión ad gentes, en un mundo pluricultural y secularizado”. Para alcanzarlo, se han establecido diferentes ejes temáticos como son el discipulado, conversión, secularización, pluriculturalidad y misión. Además, entre los temas que se discutirán se encuentran: la niñez y la adolescencia misioneras, sujeto y futuro de la misión, el desafío de las culturas juveniles a la misión de la Iglesia, evangelización e ideas políticas, misión y ecumenismo. Con motivo de la celebración del IV Congreso Americano Misionero, las reliquias de Santa Teresita del Niño Jesús, patrona universal de las misiones, visitarán Venezuela.

lunes, 25 de noviembre de 2013

Confiar en el Señor, también en las situaciones extremas


Fue la exhortación del Papa Francisco, en la Misa del lunes en la Casa de Santa Marta. El Papa subrayó que los cristianos están llamados a elecciones definitivas, como nos enseñan los mártires de cada tiempo. También hoy, observó, hay hermanos perseguidos que son ejemplo para nosotros y nos alientan a confiarnos totalmente en el Señor.

Elegir al Señor, “en una situación extrema”. El Santo Padre desarrolló su homilía deteniéndose en las figuras que nos presentan la Primera Lectura, tomada del Libro de Daniel, y el Evangelio: los jóvenes judíos esclavos en la corte de Nabucodonosor y la viuda que va al Templo a adorar al Señor. Ambos casos, observó el Obispo de Roma, son situaciones extremas: la viuda en condiciones de indigencia, los jóvenes en aquella de esclavitud. La viuda da todo lo que tenía al tesoro del Templo, los jóvenes permanecen fieles al Señor con riesgo de sus vidas:

"Ambos – la viuda y los jóvenes – han arriesgado. En su riesgo han elegido al Señor, con un corazón grande, sin interés personal, sin mezquindad. No tenían una actitud mezquina. El Señor, el Señor es todo. El Señor es Dios y se confiaron en el Señor. Y esto no lo han hecho por una fuerza – me permito la palabra – fanática, no: 'Esto debemos hacerlo, Señor', ¡no! Es otra cosa: se han confiado, porque sabían que el Señor es fiel. Se confiaron a aquella fidelidad que existe siempre, porque el Señor no puede cambiar, no puede: es fiel siempre, no puede no ser fiel, no puede renegar a sí mismo”.

Esta confianza en el Señor, agregó, los ha llevado “a hacer esta elección, por el Señor”, porque saben que Él “es fiel”. Una elección que vale para las cosas simples como para aquellas decisiones grandes y difíciles:

“También en la Iglesia, en la historia de la Iglesia se encuentran hombres, mujeres, ancianos, jóvenes, que hacen esta elección. Cuando escuchamos la vida de los mártires, cuando leemos en los periódicos sobre las persecuciones contra los cristianos, hoy, pensamos en estos hermanos y hermanas en situaciones extremas, que hacen esta elección. Ellos viven en este tiempo. Ellos son un ejemplo para nosotros y nos alientan a dar al tesoro de la Iglesia todo aquello que tenemos para vivir”.

El Señor, recordó Francisco, ayuda a los jóvenes judíos en esclavitud a salir de las dificultades y también la viuda es ayudada por el Señor. Está la alabanza de Jesús por ella y detrás de la alabanza hay una victoria:

“Nos hará bien pensar en estos hermanos y hermanas que, en toda nuestra historia, también hoy, hacen elecciones definitivas. Pero también pensamos en tantas mamás, en tantos padres de familia que cada día realizan elecciones definitivas para ir adelante con su familia, con sus hijos. Y esto es un tesoro en la Iglesia. Ellos nos dan testimonio, y ante tantos que nos dan testimonio pidamos al Señor la gracia del coraje, del coraje de ir adelante en nuestra vida cristiana, en las situaciones ordinarias, comunes, de cada día y también en las situaciones extremas”.

Evangelii Gaudium: primera Exhortación Apostólica del Papa Francisco


El Año de la Fe se encamina a su conclusión. Termina un año dedicado completamente a reavivar la fe de los creyentes, pero ahora prosigue el anhelo de mantener viva la enseñanza recibida, dijo el presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, Mons. Rino Fisichella, presentando los últimos momentos de este Año, inaugurado por Benedicto XVI, que va clausurar el Papa Francisco, el domingo 24 de noviembre, Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo Rey del Universo. Día en el que el Santo Padre entregará su Exhortación Apostólica ‘Evangelii Gaudium’. En este contexto, Mons. Fisichella explicó también que en la solemne clausura de este Año de la Fe, se expondrán por primera vez las reliquias de San Pedro y que las ofertas en la Eucaristía serán para los damnificados en Filipinas, reiterándoles así la cercanía del Papa Francisco.

El Pueblo de Dios difundido en el mundo entero ha vivido con gran intensidad este momento, destacó Mons. Fisichella, subrayando luego que el número de más de ocho millones y medio de peregrinos que rezaron ante la Tumba de Pedro, profesando la fe, es sólo un signo entre los más pequeños, aunque significativos, que quedarán en nuestro recuerdo.

Tras señalar que es imposible describir en su plenitud lo que se vivió en ámbito local, el presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización se refirió a micro iniciativas que en todo el mundo evidenciaron cuán viva permanece la fe de los fieles, como testimonio de la piedad y del profundo sentido religioso. El magisterio Concilio Vaticano II, catequesis sobre la fe, celebraciones, testimonios de caridad, actividades culturales. Todo queda como signo que atestigua el compromiso de los cristianos en el mundo. Este Año ha sido realmente una experiencia de gracia y de gratitud al Señor, que quedará en los corazones. Hemos recibido testimonios conmovedores de fe también en los lugares más escondidos, de pobreza, de sufrimiento, donde los cristianos son una pequeña minoría. La fe ha unido y permitido recordar a todos el fundamento de nuestro creer: Jesús Resucitado esperanza para una vida nueva.

¿Qué sucede cuando un experto directivo en marketing global sale a hacer evangelización callejera?

José Carlos González-Hurtado y Collado es un español que ha tenido relevantes cargos como directivo comercial internacional, primero con Procter&Gamble y hasta hace unos meses como jefe comercial global de Carrefour.

A raíz de su estancia en Israel entre 2001 y 2003 experimentó un avivamiento de su fe, un mayor deseo por compartir "las cosas de Dios". El pasado verano participó en la Escuela de Evangelización "Arde Complutum" de Alcalá, que da formación para evangelizar y entrena en la experiencia de "evangelización callejera", por las calles, sin ninguno de los recursos con los que cuenta normalmente un director comercial para "vender".

¿Qué tiene que decir un experto en marketing sobre esta experiencia? Y dado que Juan Pablo II definió la Nueva Evangelización como "nueva en el ardor, nueva en el lenguaje, nueva en los métodos", ¿cómo valora un experto en marketing este ardor, lenguaje y métodos?

A todo ello responde con el testimonio que publicó para "Arde Complutum" después de su experiencia de verano, testimonio que reproducimos aquí.


Un experto en marketing, descubriendo la Nueva Evangelización
Mi nombre es José Carlos González-Hurtado y Collado, soy español, residente en Francia desde hace más de tres años. Aunque visito España con frecuencia, tengo familia y casa en Madrid y me considero español, he vivido más de la mitad de mi vida fuera de mi país y los últimos quince años de continuo (en Alemania, Ucrania, Israel, Suiza…) Mis estudios superiores los cursé en la Universidad Pontificia Comillas –ICADE- regida por la Compañía de Jesús y residí durante unos años en el Colegio Mayor Moncloa dirigido por el Opus Dei en Madrid. No pertenezco a ningún movimiento dentro de la Iglesia.

Siempre me he considerado católico pero lo era tibiamente hasta lo que algunos considerarían mi “conversión” durante mi estancia en Israel en los años 2001 al 2003.

Hasta hace pocos meses era el “Chief Commercial Officer, Member of the Executive Board” del Grupo Carrefour (Jefe comercial global y miembro del Consejo Ejecutivo), previamente trabajé durante más de veinte años en una multinacional americana (Procter & Gamble) donde me formé en el mundo empresarial, ascendí hasta Vicepresidente y –más importante- conocí a quien es hoy mi mujer y “mi camino hacia el Cielo”, Doris. Finalmente, soy el feliz padre de seis hijos (Cristina, Teresa, Sofía, Paula, Clara y Diego… así llamado en recuerdo y honor de San Diego de Alcalá).

Conocí “Arde Complutum 2013” (en adelante AC) a través de un artículo de periódico que leí en uno de mis viajes a España. Providencialmente las reuniones y viajes que yo tenía previstos para la semana en que se iba a desarrollar AC fueron cancelados. Pedí referencias sobre la semana de Evangelización AC a un sacerdote amigo y de toda confianza de la diócesis de Alcalá que me animó a acudir y me puso en contacto con los organizadores. [...]

Durante una semana en Alcalá, Ajalvir, los Berrocales, Paracuellos y de vuelta en Alcalá se han acumulado infinidad de experiencias, riquísimas en lo personal y grandiosas en lo espiritual. Nada podía haberme hecho imaginar la enormidad que Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo estaban preparando para esa semana. [...]

Permítaseme hacer algunas consideraciones generales que quizás puedan ser de utilidad… al fin y al cabo soy hombre de empresa, con una vertiente práctica que acostumbra a analizar los hechos y sacar conclusiones que permitan preparar “siguientes pasos”. Hay, a mi juicio, muchos y enormes aprendizajes que la Iglesia, y en concreto la Iglesia en España debe adquirir de experiencias como AC.

Por mi parte tengo la ventaja- creo yo- de haber vivido fuera de España durante mucho tiempo y en prácticamente todos los confines del mundo por lo que quizá disfrute de mayor capacidad de comparación y de sorpresa, como el pariente que regresa cada cierto tiempo es más capaz de ver las transformaciones en el niño que crece, y que no se observan al convivir con él todos los días. [...] Querría llamar la atención sobre algunas conclusiones después de hablar con cientos de personas y reflexionar sobre lo mucho que he visto y escuchado.

1) Experiencias como Arde Complutum (sacar la Evangelización “a la calle”) son enormemente necesarias y urgentes.

Encontré 3 grupos de personas con perfiles y reacciones muy distintas.

A) los menores de 25 años, de ellos aproximadamente 1 de cada 4 ó 5 no están bautizados (¡!) y otros tantos son de otras confesiones (musulmanes -generalmente norteafricanos-, ortodoxos -generalmente rumanos- y protestantes de distintas denominaciones -generalmente iberoamericanos-).

Del resto, de los bautizados en la Santa Iglesia Católica apenas había quien practicara… muchos, la mayoría, no habían acudido al sacramento de la confesión desde la primera comunión y muchos, la mayoría, no se habían confirmado… ¿La buena noticia? Que su actitud hacia la Iglesia o hacia el clero no es en absoluto de rechazo, es casi y en muchos casos de simpatía… muchos aceptaron la invitación de entrar a la Iglesia, rezar e incluso confesarse.

La mayoría tienen curiosidad, escuchan sinceramente, son receptivos y sólo necesitan una sugerencia amistosa, una invitación sincera para encontrarse con el Señor. La sorpresa no tan positiva fue ver que tienen una inmensa ignorancia en temas de religión (muchos no conocían ninguna oración, alguno no sabía santiguarse).
B) los de 40-60 años, son los de mi generación y una anterior... Los que de entre ellos están alejados de la Iglesia parecen tener, y lamento decirlo, un corazón más duro. Muchos se declaran ateos o apóstatas, varios virulentamente anticlericales. Su alejamiento de la Iglesia tiene mucho que ver con ideologías políticas de odioso recuerdo y que yo hubiera creído superadas… pero que han dejado un poso de falsedades, lugares comunes y prejuicios que parecen haber anclado esas almas en lo peor del pasado siglo.

C) Finalmente, los mayores de 70 años, muy distintos de los otros dos grupos… todos –practicantes o no- se sabían la “teórica”, y la mayoría aceptaban las verdades de la Fe… Muchos de los que no practicaban lo hacían por desidia o dejadez… o bien porque eran conscientes de que no podrían comulgar por estar en alguna situación irregular.

2) Arde Complutum (y en general experiencias de sacar la Evangelización a la calle) “funciona”. Yo lo he visto y doy testimonio y no he parado de hablar de ello desde que terminó AC. Jamás hubiera imaginado los “resultados” de experiencias de evangelización de este tipo.

"Si la Iglesia fuera mi negocio..."
Ahora hablaré desde el punto de vista puramente terrenal. Por mi trabajo soy un experto de márketing. Me he dedicado profesionalmente a cómo comunicar y publicitar, cómo cambiar hábitos o crear otros de la forma más efectiva…y lo he aprendido todo en la compañía más grande de bienes de consumo del mundo, la que más gasta en publicidad y en márketing, la que lo hace de forma más “científica” y posiblemente la que más sabe de ello.

Sé detectar y definir una necesidad de negocio y cómo solucionarla con una estrategia de comunicación y de márketing.

Bien, pues si la Iglesia fuera mi “negocio” (discúlpeseme el lenguaje) yo tendría como prioridad sacar a la Iglesia de los templos, y dirigirme a aquellos, que son muchos, que no saben nada de Jesucristo ni de su Iglesia –si no es por tergiversaciones malintencionadas leídas o vistas en los medios de comunicación-, y también “invertiría mis recursos “ en una “técnica” que he visto que funciona y da resultados espectaculares.

Exponer al Santísimo y luego que laicos y sacerdotes, jóvenes y menos jóvenes, consagrados y religiosos y familias enteras prediquen, e inviten a visitar al Señor y evangelicen por las calles y las plazas “funciona”.

También ayuda la “ambientación”: la iglesia en penumbra, las velas, las canciones al fondo… y Jesús en la custodia esperándonos en el altar.
No se me escapa que es el Espíritu Santo quien obra estos milagros, estas “metanoias” y nosotros somos sólo instrumentos… pero también sé que debemos poner nuestros mejores medios para cooperar con la Gracia, y también me consta que hay otros medios efectivos que servirían para extender el Reino que seguro también funcionarían, y que no se usan, váyase a saber por qué.

AC ha “funcionado” en todos los grupos a los que me he referido en el primer punto, a pesar de que son personas con muy distintas actitudes previas hacia la religión y hacia la Iglesia Católica.

Para todos haberse encontrado con misioneros–evangelizadores católicos fue un aldabonazo inesperado… unos aprendieron algo, otros se cuestionaron mucho, y los últimos recordaron otro tanto que tenían olvidado.

He visto a muchos entrar por primera vez en una Iglesia, otros muchos rezar delante del Santísimo por primera vez en décadas, otros confesarse también por primera vez, algunos manifestar que querían ser bautizados, y todos, todos sorprenderse ante una Iglesia viva y alegre, tanto que puedo aventurar que todos mejoraron la imagen de la Iglesia… impresionados por gente normal que hablaba de Jesucristo y su Iglesia con amor, con alegría, con pasión, con convicción.

“Y no son curas… y no son viejos… y parecen normales” podía leer en alguno de los pensamientos de quienes nos encontrábamos e interpelábamos.

3) "Arde Complutum" también es una bendición para los evangelizadores. Incontables son las gracias, y no podría yo enumerarlas, pero baste decir que esta experiencia afianza la Fe, aumenta la Esperanza y nos hace sujetos y objetos de la Caridad. No soy de los que crea que hace falta “sentir” a Dios para creer en Él, y en mi experiencia el sentimentalismo puede ser un peligro para alcanzar la Verdad… pero AC te hace “sentir Iglesia”.

Ese sentimiento no es tenido como un “objetivo” sino que es una consecuencia genuina y positiva de la oración constante (Laudes, Vísperas, Lectio Divina…), del “estar pegado” a los sacramentos, la Eucaristía, la adoración al Santísimo… y del misionar y evangelizar con otros hermanos en la fe.

Otras consideraciones:

a) El Rezo del Santo Rosario en la calle: en AC, bien en Alcalá o después en las parroquias donde nos dispersamos rezábamos en grupo el Santo Rosario en la calle, en una plaza pública, delante de un Icono de Nuestra Señora. Es, a mi juicio, otra práctica enormemente positiva. Participa de la estrategia que creo fundamental y ya mencionada: “Hace falta sacar la Iglesia de los templos”, que muestre a los no practicantes una Iglesia viva, diversa, y sinceramente creyente. [Bajo estas líneas, un "rosario callejero", de Arde Complutum].

Muchos de los ateos que encontré quedan perplejos ante “personas normales” con fe sincera… Como no conocen a ningún creyente y están constantemente sujetos a propaganda sectaria, producen un universo mental en que la Iglesia son “dos viejas, un lerdo y un cura que se aprovecha”. Cuando por primera vez ven otra realidad… he observado como esa construcción se tambalea, quedan perplejos, incluso escandalizados.

Por otro lado también he visto que muchas personas se añaden al rezo, algunos con indisimulado orgullo de ser parte de una Iglesia que tiene esa vitalidad y coraje, otros con timidez… todos con agradecimiento por ese rato de oración.

Tuve la fortuna de estar de misión en la parroquia de Ajalvir y Los Berrocales. Conozco al párroco, don Walter Kowalski, desde hace años en que coincidimos en Alemania. Don Walter me honra con su amistad, él es un sacerdote excelente, de enormes virtudes, fe y fidelidad a la Iglesia. Un hombre entregado a Dios y un gran ejemplo para la comunidad… Esos días me invitó a quedarme en su casa, y después de la evangelización charlábamos de los acontecimientos del día en veladas largas que iban hasta altas horas de la madrugada.

En una de ellas me preguntó qué pensaba de hacer el rezo del Santo Rosario en la Plaza del pueblo algo habitual -“todos los primeros sábados”. – “Genial” - le dije- “creo que es una idea fantástica, y creo que se debería hacer en todas las parroquias”. Y ahora más aún pienso que sería bueno hacerlo y mucho y en todos los lugares…

b) El habito eclesiástico: Durante AC he comprobado –desde un ángulo distinto- la importancia que tiene que los sacerdotes lleven traje talar o cleriman. Es una forma más de evangelización. Nos recuerdan que “Dios existe”. No he observado ningún rechazo entre los jóvenes por ello y sí he visto la alegría de muchos fieles al ver religiosos con hábito y a sacerdotes con sotana o alzacuellos y también a otros religiosos ganar en coraje al ver a sus hermanos dando testimonio vistiendo hábito eclesiástico.

En la semana de AC tuvimos la fortuna de contar con varios Peregrinos de la Eucaristía, una orden de religiosos y religiosas que visten un sayal parecido al de los franciscanos: marrón, con cíngulo blanco y sandalias… Salí a evangelizar con varios de ellos y he visto que, contrariamente a lo que alguna vez he escuchado, el hábito no representa ningún impedimento para entablar un dialogo con quienquiera, sino que más bien ayuda a la evangelización, al dar autenticidad, y en el interlocutor produce un respeto hacia el mensaje pues “ve” que quien lo comunica ha “apostado” su vida por él.

c) Más y más frecuentes: Las semanas de Evangelización no deberían ser “semanas” y la evangelización debería ser parte de las “actividades habituales” de la Iglesia… Como sugerencias:

-¿por qué no incluir un día de evangelización en los ejercicios espirituales para laicos que se realicen en las diócesis?

- ¿por qué no realizar estas semanas más frecuentemente y en todas las parroquias? (en Pascua, en Adviento…)

- ¿por qué no invitar a movimientos de la Iglesia a que se unan e incluyan estas actividades en las que ya realizan?

- ¿por qué no incluir la evangelización como parte de la catequesis de confirmación?

- En definitiva ¿por qué no “institucionalizar” la evangelización como algo normal, natural y habitual en la vida de un católico?

He escrito lo anterior, como dije al principio, a petición de alguno de los organizadores, pero también por si puede ayudar a otros de alguna forma misteriosa – eso lo dejo en manos del Espíritu Santo- y a fin de dejar constancia ante mí mismo de una experiencia maravillosa en todos los sentidos.

He encontrado un grupo de cristianos auténticos que se esfuerzan en vivir su fe con alegría y anunciar el Reino con entusiasmo. He encontrado un grupo de personas de distinta extracción social, de distintas nacionalidades, religiosos, y religiosas, consagrados y laicos… familias enteras, jóvenes y menos jóvenes, pero todos con una gran fe, una fe alegre y todos ayudándose recíprocamente para ser mejores discípulos del Señor. Me han hecho saber cómo eran las comunidades de los primeros cristianos. [...]

Un enorme, profundo y sentido agradecimiento para el grupo Kerygma y la diócesis de Alcalá y sus sacerdotes y a su obispo, don Juan Antonio por hacer que esto sea posible. ¡Ahora, más! Laus Deo.

domingo, 24 de noviembre de 2013

El Papa entrega su primera exhortación apostólica al director de ROME RE...

24 de noviembre, 2013 (Romereports.com) (-SOLO VIDEO-) Al terminar la Misa de clausura del Año de la Fe un grupo de personas ha recibido la primera exhortación apostólica escrita por el Papa Francisco, “Evangelii gaudium”.

El director de ROME REPORTS Javier Martínez-Brocal ha sido uno de los elegidos para recoger el documento. Javier Martínez-Brocal, que representaba a los periodistas, lo ha recibido de manos del Papa Francisco.

La exhortación apostólica será publicada oficialmente el martes 26 de noviembre.

Tiempo que nos ha hecho descubrir la belleza de ser hijos de Dios y hermanos en la Iglesia, el Papa clausura el Año de la fe


''Cada uno de nosotros tiene su historia, sus pecados. Sus momentos felices y aquellos oscuros. En esta jornada nos hará bien pensar en nuestra historia y repetir con el corazón, en silencio: acuérdate de mí, Señor. Jesús acuérdate de mí, porque quiero ser bueno pero no tengo fuerza, soy pecador. Pero acuérdate de mí, Jesús . Tú puedes acordarte de mí porque eres el centro de todo. Qué hermoso, hagámoslo todos hoy, cada uno en su corazón ''. Lo dijo el Papa Francisco, en su Homilía en la celebración eucarística con motivo de la clausura de Año de la fe, hoy, 24 de noviembre, fiesta de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo. Participaron 1.200 entre cardenales, patriarcas y arzobispos mayores de las Iglesias orientales, arzobispos, obispos y sacerdotes. En efecto, en esta solemne ceremonia, también estuvieron presentes los Jefes y los Padres de las Iglesias Orientales Católicas participantes en la Asamblea Plenaria de la Congregación para las Iglesias Orientales. Al lado del altar se expusieron las reliquias del apóstol Pedro: una caja de bronce con algunos fragmentos óseos. Al final de la celebración, el Obispo de Roma ha entregado simbólicamente su exhortación apostólica "Evangelii gaudium" a 36 representantes del "pueblo de Dios" provenientes de 18 diversos Países. La exhortación apostólica sobre la evangelización, que también retoma contenidos del Sínodo de los Obispos de octubre de 2012, será presentada y publicada el próximo martes.
Antes de la misa se realizó una colecta para la población de Filipinas.



Homilía completa del Santo Padre: (de la crónica radial del evento)

La solemnidad de Cristo Rey del Universo, coronación del año litúrgico, señala también la conclusión del Año de la Fe, convocado por el Papa Benedicto XVI, a quien recordamos ahora con afecto y reconocimiento por este don que nos ha dado. Con esa iniciativa providencial, nos ha dado la oportunidad de descubrir la belleza de ese camino de fe que comenzó el día de nuestro bautismo, que nos ha hecho hijos de Dios y hermanos en la Iglesia. Un camino que tiene como meta final el encuentro pleno con Dios, y en el que el Espíritu Santo nos purifica, eleva, santifica, para introducirnos en la felicidad que anhela nuestro corazón.

Dirijo también un saludo cordial y fraternal a los Patriarcas y Arzobispos Mayores de las Iglesias orientales católicas, aquí presentes. El saludo de paz que nos intercambiaremos quiere expresar sobre todo el reconocimiento del Obispo de Roma a estas Comunidades, que han confesado el nombre de Cristo con una fidelidad ejemplar, pagando con frecuencia un alto precio.

Del mismo modo, y por su medio, deseo dirigirme a todos los cristianos que viven en Tierra Santa, en Siria y en todo el Oriente, para que todos obtengan el don de la paz y la concordia.

Las lecturas bíblicas que se han proclamado tienen como hilo conductor la centralidad de Cristo. Cristo está al centro. Cristo es el centro. Cristo centro de la creación, del pueblo y de la historia.

1. El apóstol Pablo, en la segunda lectura, tomada de la carta a los Colosenses, nos ofrece una visión muy profunda de la centralidad de Jesús. Nos lo presenta como el Primogénito de toda la creación: en Él, por medio de Él y en vista de Él fueron creadas todas las cosas. Él es el centro de todo, es el principio. Jesucristo, el Señor. Dios le ha dado la plenitud, la totalidad, para que en Él todas las cosas sean reconciliadas (cf. 1,12-20). Señor de la Creación, Señor de la reconciliación.

Esta imagen nos ayuda a entender que Jesús es el centro de la creación; y así la actitud que se pide al creyente, que quiere ser tal, es la de reconocer y acoger en la vida esta centralidad de Jesucristo, en los pensamientos, las palabras y las obras. Es así, nuestros pensamientos serán pensamientos cristianos, pensamientos de Cristo. Nuestras obras serán obras cristianas, obras de Cristo. Nuestras palabras serán palabras cristianas, palabras de Cristo. En cambio, la pérdida de este centro, al sustituirlo por otra cosa cualquiera, solo provoca daños, tanto para el ambiente que nos rodea como para el hombre mismo.

2. Además de ser centro de la creación y centro de la reconciliación, Cristo es centro del pueblo de Dios. Y precisamente hoy está aquí, al centro de nosotros. Ahora está aquí, en la Palabra, y estará aquí, en el altar, vivo, presente, en medio de nosotros, su pueblo. Nos lo muestra la primera lectura, en la que se habla del día en que las tribus de Israel se acercaron a David y ante el Señor lo ungieron rey sobre todo Israel (cf. 2S 5,1-3). En la búsqueda de la figura ideal del rey, estos hombres buscaban a Dios mismo: un Dios que fuera cercano, que aceptara acompañar al hombre en su camino, que se hiciese hermano suyo.

Cristo, descendiente del rey David, es precisamente el «hermano» alrededor del cual se constituye el pueblo, que cuida de su pueblo, de todos nosotros, a precio de su vida. En Él nosotros somos uno: un solo pueblo; unidos a él, participamos de un solo camino, un solo destino. Solamente en Él, en Él como centro, tenemos la identidad como pueblo.

3. Y, por último, Cristo es el centro de la historia de la humanidad y también el centro de la historia de todo hombre. A Él podemos referir las alegrías y las esperanzas, las tristezas y las angustias que entretejen nuestra vida. Cuando Jesús es el centro, incluso los momentos más oscuros de nuestra existencia se iluminan, y nos da esperanza, como le sucedió al buen ladrón en el Evangelio de hoy.

Mientras todos los otros se dirigen a Jesús con desprecio -«Si tú eres el Cristo, el Mesías Rey, sálvate a tí mismo bajando de la cruz»- aquel hombre, que se ha equivocado en la vida hasta el final pero se arrepiente, se agarra a Jesús crucificado implorando: «Acuérdate de mí cuando llegues a tu Reino» (Lc 23,42). Y Jesús le promete: «Hoy estarás conmigo en el paraíso» (v. 43): su Reino. Jesús sólo pronuncia la palabra del perdón, no la de la condena; y cuando el hombre encuentra el valor de pedir este perdón, el Señor no deja jamás de atender una petición como esa. Hoy todos nosotros podemos pensar a nuestra historia, a nuestro camino. Cada uno de nosotros tiene su historia; cada uno de nosotros también tiene sus errores, sus pecados, sus momentos felices y sus momentos oscuros. Nos hará bien, en esta jornada, pensar a nuestra historia y mirar a Jesús y desde el corazón repetirle tanta veces, pero con el corazón, en silencio, cada uno de nosotros: "¡acuérdate de mí, Señor, ahora que estás en tu Reino!". Jesús, acuérdate de mí, porque yo tengo ganas de ser bueno, tengo ganas de ser buena, pero no tengo fuerza, no puedo: ¡soy pecador, soy pecador! Pero acuérdate de mí, Jesús: ¡Tú puedes acordarte de mí, porque Tú estás al centro, Tú estás precisamente en tu Reino! ¡Qué bello! Hagámoslo hoy todos, cada uno en su corazón, tantas veces. "¡Acuérdate de mí Señor, Tú que estás al centro, Tú que estás en tu Reino!"
La promesa de Jesús al buen ladrón nos da una gran esperanza: nos dice que la gracia de Dios es siempre más abundante que la oración que la ha solicitado. El Señor siempre da más de lo que se le pide, es tan generoso, da siempre más de lo que se le pide: ¡le pides que se acuerde de tí y te lleva a su Reino! Jesús está precisamente al centro de nuestros deseos de alegría y de salvación. Vayamos todos juntos por este camino.




VIVA CRISTO REY

Azeneth canta con Mariachi la canción VIVA CRISTO REY durante su participación en el Catholic Underground con los Hermanos Franciscanos de la Renovación en New York.



sábado, 23 de noviembre de 2013

El Año de la Fe termina. El Vaticano se prepara para su clausura


El domingo 24 de noviembre se clausurará oficialmente el Año de la Fe con una Misa celebrada por el Papa en plaza de San Pedro. Será a las 10.30 de la mañana y se espera que acudan a la ceremonia miles de peregrinos.

viernes, 22 de noviembre de 2013

Nuestros templos ¿son lugares de adoración?


El templo es un lugar sagrado en el que lo más importante no es la ritualidad, sino “adorar al Señor”. Lo afirmó el Papa Francisco durante su homilía de la Misa de la mañana en la Casa de Santa Marta. El Papa meditó sobre el ser humano que como “templo del Espíritu Santo” está llamado a escuchar a Dios dentro de sí, a pedirle perdón y a seguirlo.

El Templo es la casa de piedra donde un pueblo custodia su alma ante Dios. Pero Templo sagrado es también el cuerpo de un individuo singular, en donde Dios habla y el corazón escucha. El Santo Padre desarrolló su homilía centrándose en estas dos dimensiones, que corren paralelas en la vida cristiana. El motivo lo dio el pasaje litúrgico del Antiguo Testamento, en el que Judas Macabeo vuelve a consagrar el Templo destruido por las guerras. “El Templo – observó el Pontífice – como un punto de referencia de la comunidad, un lugar de referencia del pueblo de Dios”, a donde se va por muchas razones, una de las cuales – explicó – supera todas las demás:

“El Templo es el lugar a donde la comunidad va a rezar, a alabar al Señor, a dar gracias, pero sobre todo a adorar: en el Templo se adora al Señor. Y este es el punto más importante. También, esto es válido para las ceremonias litúrgicas: en esta ceremonia litúrgica, ¿qué es más importante? ¿Los cantos, los ritos – bellos, todo…? La adoración es más importante: toda la comunidad reunida mira el altar donde se celebra el sacrificio y se adora. Pero, yo creo – lo digo humildemente – que quizás nosotros cristianos hemos perdido un poco el sentido de la adoración, y pensamos: vamos al Templo, nos reunimos como hermanos – ¡eso es bueno, es bello! – pero el centro está allí donde está Dios. Y nosotros adoramos a Dios”.

De esta afirmación brota la pregunta, directa: “Nuestros templos – se preguntó el Obispo de Roma – ¿son lugares de adoración, favorecen la adoración? ¿Nuestras celebraciones favorecen la adoración?”. Jesús - recordó Francisco, citando el Evangelio de hoy - echa a los vendedores que habían ocupado el Templo como un lugar de tráficos en vez que de adoración. Pero hay otro “Templo” y otra sacralidad que considerar en la vida de fe:

“San Pablo nos dice que somos templos del Espíritu Santo. Yo soy un templo. El Espíritu de Dios está conmigo. Y también nos dice: ‘¡No entristezcan el Espíritu del Señor que está dentro de ustedes!’. Y también aquí, tal vez non podemos hablar como antes de la adoración, sino de una suerte de adoración que es el corazón que busca el Espíritu del Señor dentro de sí y sabe que Dios está dentro de sí, que el Espíritu Santo está dentro de sí. Lo escucha y lo sigue”.

Ciertamente la secuela de Dios presupone una continua purificación, “porque somos pecadores”, repitió el Papa, insistiendo: "Purificarse con la oración, con la penitencia, con el Sacramento de la reconciliación, con la Eucaristía". Y así, “en estos dos templos – el templo material, el lugar de adoración, y el templo espiritual dentro de mí, donde habita el Espíritu Santo – en estos dos templos nuestra actitud debe ser la piedad que adora y escucha, que reza y pide perdón, que alaba al Señor”:

“Y cuando se habla de la alegría del Templo, se habla de esto: toda la comunidad en adoración, en oración, en acción de gracias, en alabanza. Yo en oración con el Señor, que está dentro de mí porque yo soy ‘templo’. Yo en escucha, yo en disponibilidad. Que el Señor nos conceda este verdadero sentido del Templo, para poder ir adelante en nuestra vida de adoración y de escucha de la Palabra de Dios”.

ALDA D' EUSANIO: Periodista italiana humilla públicamente a hombre que despertó de largo coma


Max Tresoldi es un joven que en el año 2001 se despertó después de diez años de estado vegetativo y dijo entonces: «He estado siempre aquí. Escuchaba y veía todo, pero no sabía cómo decirlo». En estos años ha viajado por Italia dando testimonio de cómo el amor de su familia ha sido la única terapia eficaz (la ciencia neurológica la llama «efecto mamá»). Recientemente había sido invitado a «La Vida en Directo», en RAI 1, para contar su historia de esperanza.

Les habían pedido que llenaran la casa de amigos para conectar en directo a las 16.30 durante 20 minutos. Pero la emisión del programa avanza y la conexión con la casa de Max llega hacia las 18.00, cuando ya casi no hay tiempo. Max está cansado pero sonríe, alza el pulgar para decir que todo está bien, su madre se esfuerza en resumir la historia. Dos minutos entre todos. La señal vuelve al estudio, y el comentario final de Alda D’Eusanio, periodista «experta» invitada: «Eso no es vida», dispara a Max, que no ha tenido tiempo de mostrar el poster en el que había escrito de su puño y letra: «soy muy feliz». «Volver a la vida sin poder ya nunca ser libre -continuaba impertérrita la D’Eusanio- y sufrir, y tener esa mirada vacía... lo siento, ¡no!».

Ni siquiera le ha rozado la duda de que esa «no vida» la estaba escuchando, no ha visto la indignación que afloraba en aquella «mirada vacía», y tampoco la agitación de Max en la silla de ruedas, enfadado por no poder gritar, igual que en los diez años de estado vegetativo. «Lanzo una llamada pública a mi madre -continuaba ya sin frenos Alda D’Eusanio-, si me sucede lo que ha sucedido a Max, ¡no hagas lo que ha hecho su madre!». O lo que es lo mismo: no me abraces, no me beses, no me laves, no me gires hacia el otro lado en la cama, no me des de comer ni de cenar... Porque esto es todo lo que ha hecho Lucrezia, junto a su marido Ernesto y a un montón de amigos de Max conocidos en el oratorio o en el campo de fútbol: no terapias invasivas, no respiradores o cánulas, no ensañamiento. Han cuidado y amado.

Momentos de apuro de los presentadores Paola Perego e Franco Di Mare, él visiblemente conmovido por Max y disgustado por la D’Eusanio, que sigue hablando: «¡Cuando Dios llama, el hombre debe ir!». En definitiva, Max debería morir. Palabras tremendas, el público gélido no aplaude. Mamá Lucrezia desde su casa logra apropiarse del micrófono para los últimos segundos de transmisión: «Quiero decir a esa señora que yo no he traído de nuevo a la vida a mi hijo, mi hijo siempre ha estado vivo. Y su vida era bella como lo es ahora».

Terminada la transmisión, desde la RAI llaman enseguida a casa de los Tresoldi. Se han dado cuenta de que salen malparados, piden perdón. Pero Lucrezia pide con firmeza y dignidad, acompañada por un número cada vez mayor de ciudadanos indignados: «Exijo que pida perdón el director de RaiUno, no por mi sino por mi hijo. ¿En qué se ha convertido la Rai? ¿A qué personas invita como expertos? ¿Con qué derecho esa mujer dice a mi hijo que su vida es indigna?».

La RAI pide perdón
Y el arrepentimiento llega a través del diario Avvenire, que había dado voz a la familia Tresoldi: «La Rai no comparte las declaraciones y comentarios que la periodista Alda D’Eusanio ha dirigido, durante la transmisión «La Vita in Diretta», a Max Tresoldi, cuya historia ha conmovido a millones de espectadores. La Rai manifiesta solidaridad y comprensión a la familia, aprecia los sacrificios realizados para permitir al joven Max que continúe viviendo con la convicción de que la vida es bella siempre y que merece ser vivida plenamente».

El incidente no ha sido inútil, porque la carta concluye así: «La presidente y el director general han renovado la invitación a los directores de canales y programas a prestar la máxima atención a los temas que implican a las conciencias y a usar siempre el lenguaje del servicio público». Finalmente «la Presidente ha llamado a la madre de Max Tresoldi para confirmar la solidaridad de toda la empresa y de su personal», como ha contado la misma señora Tresoldi, invitada posteriormente a «La Vida en Directo» para una nueva transmisión: «La presidente Anna Maria Tarantola ha sido amable -confirma-. Estaba muy disgustada, me ha dicho que también ella es madre y si hubieran dirigido palabras como esas a su hijo habría reaccionado como yo».

Después del incidente, numerosas personalidades y asociaciones –también el Ayuntamiento de Pavia, del cual Max es ciudadano honorario- han manifestado su indignación y solidaridad.

En el programa que la Rai ofrece como reparación hay ambiente de fiesta, emoción y aplausos. Lucrezia recuerda el inicio y el final de la historia: «Un medico en el hospital nos lo describió como un tronco muerto. Entonces decidí llevarlo a casa. Después me he convertido en enfermera y prácticamente he sustituido a los médicos». ¿El momento más difícil? «Cuando murió mi padre, estaba a punto de venirme abajo. Era el 28 de diciembre del 2000. Dije a Max: esta noche te haces tú solo el signo de la cruz, yo estoy cansada. Él levantó el brazo y se santiguó. Después me abrazó con fuerza». El primer gesto después de nueve años.

«Espero que hoy Max nos haya perdonado -concluye el presentador– y que venga pronto a vernos en el estudio». El público aplaude».

Publicado originalmente en Avvenire

Traducido por InfoCatólica

jueves, 21 de noviembre de 2013

El Papa: Que los monasterios sean lámparas encendidas de esperanza



VATICANO, 21 Nov. 13 / 04:47 pm (ACI/EWTN Noticias).- María es "la madre de la esperanza", es "el ícono más expresivo de la esperanza cristiana", dijo el Papa Francisco en la homilía que pronunció hoy durante la celebración de las Vísperas con las monjas de clausura benedictinas camaldulenses en el Aventino, en Roma (Italia).
Una homilía en la que el Pontífice invitó a "ver siempre hacia el mañana", sin detenerse en el hoy, y haciéndolo con "una actitud de esperanza". El Santo Padre también preguntó si en los monasterios "todavía está encendida la lámpara de la esperanza".
La visita del Pontífice al monasterio San Antonio Abad de las hermanas benedictinas camaldulenses, comenzó a las 17:00 (hora local) de este jueves 21 de noviembre como parte de la Jornada de la Vida Contemplativa y en el marco del Año de la Fe.
El Pontífice recitó las Vísperas en comunidad y adoró al Santísimo Sacramento. El Papa dijo luego que "toda la vida es un conjunto de actitudes de esperanza empezando por el ‘sí’ en el momento de la Anunciación: María no sabía cómo podía ser madre, pero se confió totalmente al misterio que estaba por cumplirse, y se convirtió en la madre de la esperanza".
El Pontífice recordó que, ante todas las dificultades, "la esperanza de la Virgen no vacila nunca, y esto nos dice que la esperanza se nutre de escucha y paciencia".
Incluso al pie de la Cruz, cuando "todo parece verdaderamente perdido y la esperanza podría decirse apagada", cuando –al recordar las promesas de la Anunciación– María habría podido decir "fui engañada", ella "continúa creyendo en su fe y ve el futuro nuevo que espera con esperanza el mañana de Dios".
"Muchas veces pienso –añadió Francisco–; no sabemos esperar el mañana, vemos siempre el hoy, el hoy, el hoy". Pero, incluso en el sepulcro de Jesús, prosiguió, "la única lámpara encendida es la esperanza de la madre, que en ese momento es la esperanza de todo el mundo". Por ello, el Papa preguntó: "¿en los monasterios está encendida esta lámpara? ¿En los monasterios se espera el mañana de Dios?".
"María es madre de esperanza, nos sostiene en los momentos de oscuridad, de dificultad, de desconsuelo, de aparente derrota", dijo el Papa y concluyó: "Que nos ayude, pues a hacer de nuestra vida que agrade al Padre celestial, un don alegre para nuestros hermanos con una actitud que siempre ve hacia el mañana".
El 21 de noviembre de 1953, con ocasión de la memoria litúrgica de la Presentación de María en el Templo, el Papa Pío XII instituyó la Jornada pro orantibus, dedicada a todas las comunidades de clausura.
Desde entonces, cada año el 21 de noviembre, todos los fieles están invitados a agradecer al Señor por el don de la vida contemplativa y, en particular, por todas las personas que, respondiendo a esta particular llamada vocacional y desde muchos conventos esparcidos por todo el mundo, elevan su oración incesante por la edificación del Reino de Dios.

Inma Cobos, una vida de lucha contra las enfermedades... pero plena y feliz con Dios


Hace algunos años dos jóvenes artistas españoles hicieron famosa una canción cuyo estribillo decía:
“A veces en la vida se pasa mal,
deseos y sentimientos sin controlar,
yo en tu lugar,
lo intentaría olvidar,
el tiempo calmará el dolor, ese dolor...”

Inmaculada Cobos seguramente habrá escuchado este estribillo varias veces en la radio, o incluso en la televisión. Pero, al contrario de lo que dice la letra, no le ha hecho falta olvidar el dolor para ser feliz y hablar de agradecimiento. Como ella misma dice “el que lo ha curado todo ha sido Dios”.

Pruebas y enfermedades... con fe
Inmaculada Cobos nació en Huelva hace 40 años. Es la mayor de 9 hermanos, nacidos en una familia cristiana en la que sus padres les quisieron transmitir la fe a través de su ejemplo y de enseñarles a rezar, así como de inculcarles su pertenencia a Dios.

“En nuestra familia no han faltado sufrimientos, enfermedades precariedades…, pero todos han sido regalos de nuestro Padre, por lo que siempre he vivido cada acontecimiento en la confianza puesta en que Dios cuida y provee”, relata Inmaculada.
El dolor, desde la infancia
Desde pequeña la enfermedad llegó para quedarse en la vida de esta feliz familia y, sobre todo, de Inmaculada. “Ha sido la cruz que Dios puso en mi vida para hacer una historia preciosa de salvación, a través del sufrimiento, del dolor”.

Todo comenzó con menos de 2 años de edad: “me quejaba de dolor de piernas, y me sentaba en cuanto podía, porque me cansaba de forma constante.

“A veces mi abuelo me llevaba a dar paseos y al llegar siempre le decía a mi madre que me dolían las piernas y que me paraba mucho, así que me llevaron al médico”.

Sería entonces cuando, después de realizarle varias pruebas, le diagnosticaron reúma… ¡con tan sólo 2 años!

“Ahí comenzaron las inyecciones de penicilina, Bencetacil y otros medicamentos. “¡Cómo dolían!”, recuerda.“Estuve pinchándome hasta los 25 años”.

Pero la cosa no quedó ahí porque “con 3 años me operaron de amígdalas y vegetaciones”.

Los dolores eran fuertes y le imposibilitaron hacer la vida normal de cualquier niña de su edad: no pudo hacer ejercicio físico o participar con sus amigos en algunos juegos, no obstante “siempre fui una niña muy alegre”, apunta.

Primera Comunión y nuevas dolencias
Uno de los días más importantes para Inmaculada fue su Primera Comunión, que la recibió a los siete años, dos antes de lo que la hubiera correspondido, porque como ella misma cuenta a ReL, “mi abuela materna había fallecido, y mi abuela paterna estaba enferma y decía que iba a morir sin verme hacer la Comunión” así que “mis padres hablaron con el párroco y este accedió porque pensaba que estaba preparada”.

Pero las cosas se volvieron a torcer con la aparición de nuevos problemas de salud. A los nueve años descubrieron que tenía problemas en los riñones, subidas y bajadas de tensión, fiebre, y muchos dolores. “los médicos y enfermeras decían que era muy buena paciente porque apenas me quejaba” y desde entonces no le funcionan bien.

Tentaciones de desesperar
Inmaculada continuaba inmersa en su vida cristiana, asistiendo a los sacramentos, a catecismo, rezando cada día y sobre todo viviendo con alegría sus enfermedades.

“Recibí la Confirmación también muy pronto, a los 11 años y a los 13 hice otras catequesis y entré en el Camino Neocatecumenal”.

Pero, un año más tarde a los dolores que ya tenía se sumaron algunos nuevos en las manos y en los pies, lo que finalmente diagnosticaron como artritis reactiva que “me provocó meses después un ataque de reuma muy fuerte por el que casi no podía moverme, con dolores insoportables”, dice.

Fueron momentos de zozobra, de un sufrimiento profundo porque “el demonio en ese momento me metió en la cabeza la pregunta de para qué vivir si el propio médico decía que tenía una analítica de una mujer de 80 años, cuando realmente tenía 15. ¿Qué vida me esperaba entonces? Aunque tuve momentos de desesperación, de angustia, gracias a la oración Dios me fue rescatando de ese engaño y volví a tener la alegría de ser hija de Dios, de sentirme amada en la cruz".

"Él era mi Todo y no necesitaba más"
De nuevo, a los 17 años llegaron más problemas: le diagnosticaron fibromialgia y se vio en la necesidad de hacer ejercicio por indicación del doctor consiguiendo durante este tiempo los títulos de Monitora y Técnico en Aeróbic y Fitness e incluso el de Monitora de Bailes de Salón con el que comenzó a dar clases “porque así podía ayudar a más gente”, dice esta onubense.

Fue maestra de baile hasta los 25 años y al mismo tiempo estudiaba inglés.

“Tenía un novio, proyectos de formar una familia y vivía de forma activa mi fe en la parroquia, con la catequesis de niños y con el coro, donde comencé a cantar con 10 años —y dónde aún sigo—, hasta que me tuvieron que ingresar en el hospital”.
Planes humanos en peligro“Me ingresaron con una tetraparesia (problemas de movilidad en las cuatro extremidades) por lo que los planes de tener mi propia casa se terminaban y los planes de boda se esfumaban, sin embargo, en todo momento me sentía tan amada por Cristo….es algo inexplicable…pero me sentía una con Él, en la Cruz, tenía mi corazón en paz, no me entristecía todo lo que estaba pasando, tenía a Jesucristo conmigo, Él era mi Todo y no necesitaba más”, relata esta mujer coraje.

“Pasé un mes en el hospital, mientras a mi abuelo, al que tanto quería y con el que me unía una relación especial, —porque yo le había cuidado siempre—, le ingresaron también en otro hospital. Los médicos dijeron que le quedaban días y a mí me dejaron ir a verlo. Murió en nuestra casa pocos días después”, recuerda inmaculada con tristeza.

Desde de ese año Inmaculada sufre una polineuropatía, o lo que es lo mismo, una disminución en la capacidad para moverse o sentir debido a un daño neurológico.

Esta enfermedad se ha ido complicando con asma, crisis de broncoespasmos y mala circulación sanguínea entre otras cosas, aunque nada la hacía presagiar que la carrera de obstáculos continuaría todavía un largo tiempo.

El retorno del novio adicto
Diez años después, el que fuera su novio con 16 años y cuya relación tuvieron que dejar porque él llevaba una vida desordenada, le pidió ayuda para salir de la droga y del alcoholismo.

“Yo a accedí —relata Inmaculada— porque Dios me perdonaba a mí, siendo yo una pecadora; Dios me perdonaba, me amaba, así que, ¿quién era yo para juzgarle y negarle un poco de ayuda?”.

Acudieron a Proyecto Hombre y durante el tratamiento “surgió de nuevo el amor”, destaca. “Al final se curó, entró en la Iglesia y en 2001 nos casamos”.

Cinco hijos pese a la enfermedad
Inmaculada y su esposo han tenido cinco hijos de los que dice que son “cinco dones de Dios” y dos ángeles “que perdí en el cuarto y sexto embarazo”.

Todos fueron difíciles, también los partos, pero asegura que “nunca tuve miedo porque tenía la certeza de que Dios no me abandonaba; es mi Padre y me ha cuidado siempre, y si tenía que llevarme, sería de la forma y el momento que Él tenía preparado para mí. Sin embargo, de todos salí bien, y el último —que era de riesgo muy elevado— fue el mejor de todos. Me encomendaba siempre a la Virgen, ella es Madre, mi Madre que cuidaba y sostenía en esos momentos”.

“Tenemos 5 milagros, y el seguir abiertos a la vida viene de la confianza en que Dios sabe mejor que nosotros lo que necesitamos, Él hace todo bien”.
“Soy absolutamente feliz”Inmaculada quiere destacar algo más. Y es que además de todas estas dificultades “Dios me dio otra cruz en los cuerpos de mis hijos, la posibilidad de hacerme cada día una con Cristo en la cruz a través de las enfermedades de mis hijos, pero todos han salido adelante y son felices”.

Después de todo esto su enfermedad ha ido empeorando. “Estaba tan agotada entonces”, recuerda.

“Me ingresaron dos meses después del cuarto hijo, no tenía fuerzas para mantenerme sentada siquiera, pero como siempre, tenía la certeza puesta por el Espíritu Santo en mi corazón de que todo era por amor de Dios hacia mí; era el rescate que Dios hacía a mi vida, un rescate llamado dolor por lo que la paz y la alegría seguían en mi vida, recibía a Cristo eucaristía cada día, salud del alma”. 
A más dolencias, más oraciónHace pocos días Inmaculada volvió al médico y le diagnosticaron artrosis nodular degenerativa en las manos y artrosis en las rodillas y los pies, además de osteoporosis. “Dios sigue dándome posibilidades de ofrecer todos los sufrimientos; con Cristo puedo decir que soy feliz en la cruz. La fuerza y la alegría que tengo las recibo de Él, en la oración constante, en pasar de rodillas todos los días un rato rezando ante el crucifijo, sintiéndome amada por Él. Acudo a la eucaristía diaria siempre que puedo, sedienta siempre del Amor de Cristo. De esta forma puedo vivir para Él, dándome en mi familia, en mi comunidad, en mi parroquia y a quien sea. Se puede ser feliz, vivir llena de alegría en medio de los sufrimientos con Jesucristo”, subraya llena de entusiasmo.



miércoles, 20 de noviembre de 2013

"Yo también me confieso cada 15 días"


El perdón de los pecados es un don que ofrece Jesús resucitado a los apóstoles, junto con la paz, la alegría, la misión –expresó el Obispo de Roma en la catequesis del 20 de noviembre de 2013. Explicó que, cuando en su primera aparición en el Cenáculo, Jesús les dice: “Reciban el Espíritu Santo, a los que les perdonen los pecados les serán perdonados…”, el soplo de Jesús, acompañado de las palabras con las cuales comunica el Espíritu, indica la transmisión de la vida, la vida nueva regenerada por el perdón. A través del ministerio apostólico, la misericordia de Dios me alcanza, mis pecados son perdonados y me es dada la alegría.

Jesús da el poder de perdonar los pecados. La Iglesia acompaña nuestro camino de conversión durante toda la vida. Dios no se cansa de perdonar, nosotros no tenemos que cansarnos de pedir perdón. A veces sucede que alguno dice que se confiesa directamente con Dios. Sí, Dios te escucha siempre, pero en el sacramento de la Reconciliación manda un hermano a darte el perdón, en nombre de la Iglesia. Es una cura, una medicina y tenemos la seguridad del perdón, de que Dios mismo me ha perdonado.

El sacerdote es instrumento para el perdón de los pecados. El servicio que presta como ministro, de parte de Dios, es muy delicado y exige que su corazón esté en paz, que no maltrate a los fieles, sino que sea humilde, benévolo y misericordioso, que sepa sembrar esperanza en los corazones, y sobre todo que sea conciente que el hermano y la hermana que se acercan al sacramento de la reconciliación buscan el perdón y lo hacen como tantas personas se acercaban a Jesús para curarse. El sacerdote que no tenga esta disposición de espíritu, es mejor que, hasta que no se corrija, no administre este sacramento. Los fieles penitentes tienen el derecho de encontrar en los sacerdotes servidores del perdón de Dios.

El Papa llamó tambien a no olvidar las víctimas del aluvión en Cerdeña y pidió rezar por ellos en silencio.

Escuchemos la síntesis de la catequesis pronunciada por Francisco en español:
Resumen de su catequesis y saludos del Papa en nuestro idioma: (audio)

Hoy quiero hablar del perdón de los pecados, que forma parte de la “potestad de las llaves” que Jesús dio a sus Apóstoles.

El protagonista del perdón de los pecados es el Espíritu Santo. Jesús Resucitado, antes de comunicar su Espíritu, mostró los signos de su Pasión, que representan el precio de nuestra salvación, indicando así que el Espíritu Santo otorga el perdón de Dios “pasando a través” de las llagas de sus manos y su costado. A su vez, la Iglesia es depositaria de esta potestad. Sin ser dueña, es servidora del ministerio de la reconciliación a favor de los hombres, acompaña su camino de conversión y se alegra siempre de ofrecer este don divino. Dios ha querido que recibamos su perdón mediante los ministros de la Comunidad. El sacerdote, un hombre que como todos tiene necesidad de misericordia, es a su vez instrumento de reconciliación para sus hermanos. Ha de tener el corazón en paz para sembrar esperanza, y humildad para recibir al pecador que se acerca a él como al mismo Jesús.

Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España, Venezuela, Guatemala, Argentina, México y los demás países latinoamericanos. No olvidemos que Dios nunca se cansa de perdonarnos. Mediante el ministerio del sacerdote nos da un abrazo que nos regenera y nos permite levantarnos y retomar de nuevo el camino. Muchas gracias.

(jGO-RV)
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La importante misión de las comunidades de clausura y de la familia, en favor de la humanidad, centraron los llamamientos que pronunció el Papa Bergoglio, en su audiencia general de hoy, en la que recordó también a las víctimas de las inundaciones en Cerdeña.

En la víspera de la fiesta de la Presentación de María, Francisco dedicó un recuerdo especial a cuantos en todo el mundo consagran su vida a la oración en la vida contemplativa, invitando a brindar nuestro apoyo espiritual y material y elevando nuestra gratitud a Dios:
«Mañana, 21 de noviembre, en la memoria litúrgica de la Presentación de María Santísima en el Templo, celebramos la Jornada pro Orantibus, dedicada al recuerdo de las comunidades religiosas de clausura. Es una ocasión oportuna para agradecer al Señor por el don de tantas personas que, en los monasterios y ermitas, se dedican a Dios en la oración y el trabajo silencioso. Demos gracias al Señor por los testimonios de vida de claustral y no dejemos que falte a estos nuestros hermanos y hermanas, nuestro apoyo espiritual y material, para que puedan cumplir su importante misión».
Recordamos, que en la conmemoración de la Jornada Pro Orantibus, - instituida por Pío XII, el 21 de noviembre de 1953 – por lo que se cumplen 60 años - este jueves, el Papa Francisco visitará el monasterio de las Hermanas Camaldulenses de San Antonio Abad al Aventino (Roma), donde recitará las Vísperas en común y adorará el Santísimo Sacramento.

El Santo Padre destacó asimismo, en su audiencia general de hoy, la inauguración del Año Internacional de la Familia Rural y junto con su apoyo deseó que esta iniciativa valorice los innumerables beneficios económicos, sociales, culturales y morales que familia aporta toda la comunidad humana:
«El próximo 22 de noviembre, será inaugurado por las Naciones Unidas el "Año Internacional de la Familia Rural", que se propone también subrayar que la economía agrícola y el desarrollo rural encuentran en la familia un operador respetuoso de la creación y atento a las necesidades concretas. También en el trabajo, la familia es un modelo de fraternidad para vivir una experiencia de unidad y de solidaridad entre todos sus miembros, con una mayor sensibilidad hacia los más necesitados de cuidados y de ayuda, deteniendo de raíz cualquier conflicto social. Por estas razones, mientras expreso mi satisfacción por esta iniciativa oportuna, espero que la misma contribuya a valorizar los innumerables beneficios que la familia aporta al crecimiento económico, social, cultural y moral de toda la comunidad humana».
El Papa Francisco recordó luego que en este mes de noviembre, la liturgia nos invita a la oración por los difuntos y, alentando a que no olvidemos a nuestros seres queridos, a los bienhechores y a todos aquellos que nos han precedido en la fe, puso de relieve que la Eucaristía es la mejor ayuda espiritual que podemos brindar a sus almas, especialmente a las más abandonadas.

«No podemos olvidar a las víctimas de las recientes inundaciones en Cerdeña: oremos por ellos y por sus familiares y nos solidarizamos con cuantos que han sufrido daños», dijo también el Santo Padre, recordando la tragedia ocurrida en esta isla de Italia. E invitó a rezar primero en silencio y luego un Ave María, para que la Virgen bendiga y ayude a todos los hermanos y hermanas sardos.
Traducción del texto completo de la catequesis del Papa en Italiano
Creo en la remisión de los pecados. La potestad de las llaves.
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
El miércoles pasado hablé de la remisión de los pecados, con referencia particular al bautismo. Hoy continuamos con el tema del perdón de los pecados, pero en referencia a la llamada "potestad de las llaves", que es un símbolo bíblico de la misión que Jesús dio a los Apóstoles.

En primer lugar, debemos recordar que el protagonista del perdón de los pecados es el Espíritu Santo. Él es el protagonista. En su primera aparición a los Apóstoles en el Cenáculo, -hemos escuchado- Jesús resucitado hizo el gesto de soplar sobre ellos, diciendo: "Reciban al Espíritu Santo. Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan”. (Jn 20:22 -23). Jesús, transfigurado en su cuerpo, ahora es el hombre nuevo, que ofrece los dones de Pascua fruto de su muerte y resurrección: ¿y cuáles son estos dones? La paz, la alegría, el perdón de los pecados, la misión, pero sobre todo dona al Espíritu Santo que todo esto es la fuente. Del Espíritu Santo vienen todos estos dones. El aliento de Jesús, acompañado de las palabras con las que comunica el Espíritu, indica la transmisión de la vida, la nueva vida regenerada por el perdón.

Pero antes de hacer el gesto de soplar y donar el Espíritu, Jesús muestra sus heridas en sus manos y el costado: estas heridas representan el precio de nuestra salvación. El Espíritu Santo nos trae el perdón de Dios "pasando por "las llagas de Jesús. Estas llagas que Él ha querido conservar. También en este tiempo, en el cielo, Él muestra al Padre las heridas con las que nos ha redimido. Y por la fuerza de estas llagas son perdonados nuestros pecados. Así que Jesús dio su vida por nuestra paz, por nuestra alegría, por la gracia de nuestra alma, para el perdón de nuestros pecados. Y esto es muy bonito, mirar a Jesús así.

Y vengamos al segundo elemento: Jesús da a los Apóstoles el poder de perdonar los pecados. ¿Pero cómo es esto? Porque es un poco difícil entender como un hombre puede perdonar los pecados. Jesús da el poder. La Iglesia es depositaria del poder de las llaves: para abrir, cerrar, para perdonar. Dios perdona a cada hombre en su misericordia soberana, pero Él mismo quiso que los que pertenezcan a Cristo y a su Iglesia, reciban el perdón a través de los ministros de la Comunidad. A través del ministerio apostólico la misericordia de Dios me alcanza, mis pecados son perdonados y se me da la alegría. De este modo, Jesús nos llama a vivir la reconciliación incluso en la dimensión eclesial, comunitaria. Y esto es muy hermoso. La Iglesia, que es santa y a la vez necesitada de penitencia, nos acompaña en nuestro camino de conversión toda la vida. La Iglesia no es la dueña del poder de las llaves: no es dueña, sino que es sierva del ministerio de misericordia y se alegra siempre que puede ofrecer este regalo divino.

Muchas personas, quizá no entienden la dimensión eclesial del perdón, porque domina siempre el individualismo, el subjetivismo, y también nosotros cristianos sufrimos esto. Por supuesto, Dios perdona a todo pecador arrepentido, personalmente, pero el cristiano está unido a Cristo, y Cristo está unido a la Iglesia. Y para nosotros cristianos hay un regalo más, y hay también un compromiso más: pasar humildemente a través del ministerio eclesial. ¡Y eso tenemos que valorizarlo! Es un don, pero es también una curación, es una protección y también la seguridad de que Dios nos ha perdonado. Voy del hermano sacerdote y digo: "Padre, he hecho esto..." "Pero yo te perdono: es Dios quien perdona y yo estoy seguro, en ese momento, que Dios me ha perdonado. ¡Y esto es hermoso! Esto es tener la seguridad de lo que siempre decimos: "¡Dios siempre nos perdona! ¡No se cansa de perdonar!". Nunca debemos cansarnos de ir a pedir perdón. "Pero, padre, me da vergüenza ir a decirle mis pecados...". "¡Pero, mira, nuestras madres, nuestras mujeres, decían que es mejor sonrojarse una vez, que mil veces tener el color amarillo, eh!" Tú te sonrojas una vez, te perdona los pecados y adelante...

Finalmente, un último punto: el sacerdote instrumento para el perdón de los pecados. El perdón de Dios que se nos da en la Iglesia, se nos transmite a través del ministerio de un hermano nuestro, el sacerdote; también él un hombre que, como nosotros, necesita la misericordia, se hace realmente instrumento de misericordia, dándonos el amor sin límites de Dios Padre. También los sacerdotes deben confesarse, incluso los obispos: todos somos pecadores. ¡Incluso el Papa se confiesa cada quince días, porque el Papa es también un pecador! Y el confesor siente lo que yo le digo, me aconseja y me perdona, porque todos tenemos necesidad de este perdón. A veces se oye a alguien que dice que se confiesa directamente con Dios... Sí, como decía antes, Dios siempre te escucha, pero en el Sacramento de la Reconciliación envía un hermano para traerte el perdón, la seguridad del perdón, en nombre de la Iglesia.

El servicio que presta el sacerdote como ministro, por parte de Dios, para perdonar los pecados, es muy delicado, es un servicio muy delicado y requiere que su corazón esté en paz; que el sacerdote tenga el corazón en paz, que no maltrate a los fieles, sino que sea apacible, benevolente y misericordioso; que sepa sembrar esperanza en los corazones y, sobre todo, que sea consciente de que el hermano o la hermana que se acerca al sacramento de la Reconciliación busca el perdón y lo hace como se acercaban tantas personas a Jesús, para que las curara. El sacerdote que no tiene esta disposición de ánimo es mejor, que hasta que no se corrija, no administre este Sacramento. Los fieles penitentes tienen el deber ¿no? Tienen el derecho. Nosotros tenemos el derecho, todos los fieles de encontrar en los sacerdotes los servidores del perdón de Dios
¿Queridos hermanos y hermanas, como miembros de la Iglesia, -pregunto-somos conscientes de la belleza de este don que Dios mismo nos da? ¿Sentimos la alegría de esta curación, de esta atención maternal que la Iglesia tiene para nosotros? ¿Sabemos valorarla con simplicidad? No olvidemos que Dios nunca se cansa de perdonarnos; mediante el ministerio del sacerdote nos estrecha en un nuevo abrazo que nos regenera y nos permite levantarnos de nuevo y reanudar el camino. Porque ésta es nuestra vida: continuamente levantarse y seguir adelante. ¡Gracias!