miércoles, 25 de marzo de 2015

Recemos por el Sínodo de la Familia, por el bien de todos, pidió el Papa


 (RV).- En una Plaza de San Pedro que parecía un mosaico multicolor de paraguas, como explicó en sus palabras en italiano, los participantes en la audiencia general recibieron una estampita con la Oración del Santo Padre para invocar la ayuda de la Sagrada Familia en el camino sinodal de la Iglesia dedicado a la familia, con especial atención a las más necesitadas y heridas, y «por el bien de todos».
En su catequesis hecha oración, en la última etapa cuaresmal  -  en el día en que la Iglesia celebra de forma solemne la Anunciación, comienzo del misterio de la Encarnación - el Obispo de Roma pidió que «en todo el mundo se rece por las familias y por el Sínodo, para que todos tengan conciencia del carácter sagrado e inviolable de la familia». Y recordó el aniversario de la Encíclica Evangelium vitae, que san Juan Pablo II firmó el 25 de marzo de 1995.
Repitiendo su exhortación y reiterando la importancia de la oración, deseó a los numerosos peregrinos  en la Plaza de San Pedro, que su peregrinación a Roma fortalezca en todos la fe y refuerce, en el amor divino, los vínculos de cada uno con su familia, con su comunidad eclesial.
Con el amparo de la Virgen y acompañados por la Madre de Dios:
«Queridos hermanos y hermanas, encomendemos a la protección de la Virgen María a todos los esposos y a todas las familias. Que la Madre de Dios los ayude a favorecer y promover la familia en la sociedad y ante los desafíos de nuestro tiempo. ¡Que el Señor les done su gracia y su paz!
La solemnidad de hoy nos recuerda que el Hijo de Dios, asumiendo nuestra naturaleza, se hizo hombre para salvarnos. Vino al mundo en una familia, está con nosotros y nos guía en nuestra vida. Tratemos de percibir su presencia en cada pareja de casados, encada familia. Que su cercanía haga resplandecer y sostenga nuestra vida, nos ayude a superar las dificultades, sea fuente de verdadera alegría en sus corazones».
Como es tradicional, el Papa Francisco dio su bienvenida a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados:
«Los recibo con alegría en el día en que la Iglesia celebra la solemnidad de la Anunciación del Señor. En este misterio percibimos el designio con el cual Dios nos ha hecho partícipes de su vida inmortal y también la generosa disponibilidad de María, que ha acogido con fe el anuncio del Ángel. Deseo de corazón a los jóvenes, a las personas que sufren y a los recién casados que crezcan en la generosa disponibilidad hacia el Señor, siguiendo el ejemplo de la Virgen Santa».
Debido a la intensa y constante lluvia romana, la audiencia general del Papa Francisco había empezado, en el Aula Pablo VI, con su saludo a los enfermos, para luego trasladarse a la Plaza de San Pedro. «No hay dos audiencias, es una», señaló el Papa dirigiéndose a los enfermos con afecto y cordialidad y haciendo hincapié en que «el Pueblo de Dios es uno»:
«¡Buenos días!
Están aquí por la lluvia, aquí van a estar más cómodos y pueden ver la audiencia en las pantallas ¿eh? Y rezar con todos. No hay dos audiencias. Es una. Una parte allá y otra acá, pero somos todos uno. El Pueblo de Dios es uno, que viene a rezar, a escuchar la palabra de Dios, la catequesis y va adelante.
Y después de saludarlos personalmente rezó con ellos el Ave María
¡Cuando no se gana el pan, se pierde la dignidad!
El Santo Padre dirigió asimismo un llamamiento para que se tutele la dignidad de los trabajadores, por encima de todo afán de ganancias económicas saludando a un grupo de la provincia italiana de Vibo Valentia, que están viviendo una grave situación económica. Y se unió a las numerosas intervenciones del Obispo, Mons. Luigi Renzo:
«Dirijo un apremiante llamamiento, para que nunca prevalezca la lógica del provecho, sino la de la solidaridad y de la justicia. En el centro de toda cuestión, en especial la laboral, debe estar siempre la persona y su dignidad. ¡Cuando no se gana el pan, se pierde la dignidad! Éste es el drama de nuestro tiempo, en especial para los jóvenes, que sin trabajo no tienen perspectivas para el futuro y pueden ser fácil presa de las organizaciones criminales».

Esta es la oración que nos propone el Papa:


"Jesús, María y José,
en ustedes contemplamos el esplendor del amor verdadero,
a ustedes nos dirigimos con fe.
Santa Familia de Nazaret, hagan nuestras familias
lugares de comunión y cenáculos de oración,
auténticas escuelas del Evangelio y pequeñas Iglesias domésticas.
Santa Familia de Nazaret, que nunca más en las familias haya
violencia, cerrazón y división:
quienquiera haya sido herido o escandalizado,
conozca pronto el consuelo y la sanación.
Santa Familia de Nazaret, que el próximo Sínodo de los Obispos
pueda volver a despertar en todos la conciencia del carácter sagrado e inviolable de la familia, de su belleza en el proyecto de Dios.
Jesús, María y José, escuchen, atiendan nuestra súplica. Amén".

No hay comentarios: