lunes, 29 de junio de 2015

María, Pedro y Pablo: son nuestros compañeros de viaje en la búsqueda de Dios

(RV).- El Papa Francisco saludó de modo particular a los fieles de su diócesis a la hora del Ángelus de la solemnidad de santos Apóstoles Pedro y Pablo,Patronos de Roma. El Santo Padre recordó que si bien se trata de una solemnidad de la Iglesia universal, en la Ciudad Eterna se la vive con especial alegría, en reconocimiento al testimonio sellado con la sangre de estas dos columnas que vinieron desde lejos para anunciar el Evangelio a costa de su vida.
Tras recordar que la gloriosa herencia de estos dos Apóstoles es motivo de orgullo espiritual para Roma, Francisco afirmó que también es una llamada a vivir las virtudes cristianas, de modo particular la fe y la caridad. Y añadió queMaría – a la que se la invoca de modo especial como Salus Populi Romani –  junto con Pedro y Pablo, son nuestros compañeros de viaje en la búsqueda de Dios. Son – dijo – nuestras guías en el camino de la fe y de la santidad.
El Obispo de Roma recordó asimismo que durante la celebración Eucarística de la mañana en la Basílica de San Pedro, bendijo los Palios de losArzobispos Metropolitanos nombrados en el último año. Por esta razón renovó sus saludos y felicitaciones a todos ellos, con sus familiares y cuantos los acompañaron, manifestando su deseo de que el Palio, además de acrecentar los lazos de comunión con la Sede de Pedro, sea un aliciente para un servicio cada vez más generoso a las personas encomendadas a su celo pastoral.
Además, Francisco destacó que durante la liturgia tuvo el gusto de saludar a los Miembros de la Delegación que viajó  a Roma en nombre del Patriarca Ecuménico Bartolomé I, que cada año participa en esta fiesta de los santos Pedro y Pablo. Y afirmó que su presencia es signo de los vínculos fraternos existentes entre nuestras Iglesias, por lo que invitó a rezar para que se refuerce entre nosotros el camino de la unidad.
Antes de invocar a la Madre de Dios, el Papa Bergoglio dijo la oración en este día es sobre todo por la ciudad de Roma, por su bienestar espiritual y material, para que la gracia divina sostenga a todo el pueblo romano, a fin de que viva en plenitud la fe cristiana, que testimoniaron con intrépido ardor los santos Pedro y Pablo.
Y en sus saludos a los numerosos fieles y peregrinos presentes en la Plaza de San Pedro, el Papa felicitó a los artistas que realizaron un hermoso adorno floral, al igual que a quienes organizaron un
tradicional espectáculo pirotécnico que tendrá lugar esta noche en Castel Sant’Angelo, cuya recaudación sostendrá una iniciativa caritativa en Tierra Santa y en los países de Oriente Medio.
Texto y audio de las palabras del Papa Francisco a la hora del Ángelus:
Queridos hermanos y hermanas ¡buenos días!
Como saben, la Iglesia universal celebra hoy la solemnidad de los santos Apóstoles Pedro y Pablo, pero se la vive con una alegría especial en la Iglesia de Roma, porque en su testimonio, sellado con la sangre, tiene sus propios cimientos. Roma siente especial afecto y reconocimiento por estos hombres de Dios, que vinieron de una tierra lejana a anunciar, a costa de su vida, aquel Evangelio de Cristo al que se había dedicado totalmente.
La gloriosa herencia de estos dos Apóstoles es motivo de orgullo espiritual para Roma y, al mismo tiempo, es una llamada a vivir las virtudes cristianas, de modo particular la fe y la caridad: la fe en Jesús cual Mesías e Hijo de Dios, que Pedro profesó primero y que Pablo anunció a la gente; y la caridad, que che esta Iglesia está llamada a servir con horizonte universal.
En la oración del Ángelus, en el recuerdo de los santos Pedro y Pablo, asociamos el de María, imagen viva de la Iglesia, esposa de Cristo, que los dos Apóstoles “fecundaron con su sangre” (Antífona de ingreso de la Misa del día).
Pedro conoció personalmente a María y en su diálogo con ella, especialmente en los días que precedieron Pentecostés (Cfr. Hch 1, 14), pudo profundizar el conocimiento del misterio de Cristo. Pablo, al anunciar el cumplimiento del designio salvífico “en la plenitud de los tiempos”, no dejó de recordar a la “mujer” de la que el Hijo de Dios había nacido en el tiempo (Cfr. Ga 4, 4).
En la evangelización de los dos Apóstoles aquí, en Roma, también están las raíces de la profunda y secular devoción de los romanos a la Virgen, invocada especialmente come Salus Populi Romani.
María, Pedro y Pablo: son nuestros compañeros de viaje en la búsqueda de Dios; son nuestras guías en el camino de la fe y de la santidad; ellos nos impulsan hacia Jesús, para hacer todo lo que Él nos pide. Invoquemos su ayuda a fin de que nuestro corazón esté siempre abierto a las sugerencias del Espíritu Santo y al encuentro con los hermanos.
En la celebración Eucarística, que tuvo lugar esta mañana en la Basílica de San Pedro, he bendecido los Palios de los Arzobispos Metropolitanos nombrados en el último año, procedentes de varias partes del mundo. Renuevo mi saludo y mis felicitaciones a ellos, a sus familiares y a cuantos los acompañan en esta significativa circunstancia, y deseo que el Palio, además de acrecentar los lazos de comunión con la Sede de Pedro, sea un aliciente para un servicio cada vez más generoso a las personas encomendadas a su cuidado pastoral.
En la misma liturgia, tuve el placer de saludar a los Miembros de la Delegación que ha venido a Roma en nombre del Patriarca Ecuménico, el amadísimo hermano Bartolomé I, para participar, como cada año, en la fiesta de los santos Pedro y Pablo. También esta presencia es signo de los vínculos fraternos existentes entre nuestras Iglesias. Recemos para que se refuerce entre nosotros el camino de la unidad.
Nuestra oración hoy es sobre todo por la ciudad de Roma, por su bienestar espiritual y material, para que la gracia divina sostenga a todo el pueblo romano, a fin de que viva en plenitud la fe cristiana, que testimoniaron con intrépido ardor los santos Pedro y Pablo. Que interceda por nosotros la Santísima Virgen, Reina de los Apóstoles.
Después de rezar a la Madre de Dios, el Papa dijo:
Queridos hermanos y hermanas:
Los saludo a todos ustedes, a las familias, parroquias, asociaciones procedentes de Italia y de tantas partes del mundo. Pero sobre todo hoy ¡saludo a los fieles de Roma, en la fiesta de los Santos Patronos de la Ciudad!
Saludo a los estudiantes de algunas escuelas católicas de Estados Unidos de América y de Escocia.
Me congratulo con los artistas que han realizado un gran y bello adorno floral, allí, y agradezco a la “Pro Loco” de Roma por haberlo organizado. Muchas gracias.
Felicitaciones también por el tradicional espectáculo pirotécnico que tendrá lugar esta noche en Castel Sant’Angelo, cuya recaudación sostendrá una iniciativa caritativa en Tierra Santa y en los países de Oriente Medio.
La semana próxima, del 5 al 13 de julio, parto hacia Ecuador, Bolivia y Paraguay. Les pido a todos ustedes que me acompañen con la oración, a fin de que el Señor bendiga este viaje al continente de América Latina tan querido para mí, como se pueden imaginar. Expreso a la querida población de Ecuador, de Bolivia y de Paraguay mi alegría por encontrarme en su casa, y les pido a ustedes, de manera especial, que recen por mí y por este viaje, a fin de que la Virgen María nos dé la gracia de acompañarnos a todos con su materna protección.
A todos ustedes les deseo buena fiesta. Por favor, no se olviden de rezar por mí. Buen almuerzo y hasta la vista.

domingo, 28 de junio de 2015

Necesito De Tu Amor - Eduardo Meana

Necesito de tu amor 
Transporte en 1º espacio
Intro: fa#- RE fa#- RE fa#- RE fa#- RE

Necesito tanto
Necesito tanto
Necesito de tu amor

Necesito al fin tocarte, aunque sea solamente,
en el borde de tu manto y en el medio de la gente;
y sentir que de vos viene esa fuerza que me cura
tantos años de esperar y de amargura.

Necesito estar con vos, bastará tocar tu manto,
Porque en vos está el poder de enjugar por fin mi llanto.
Sueño con volver a casa y que vuelva la alegría,
Y mi vida pueda al fin llamarse vida...


¡necesito de tu amor... necesito de tu amor... necesito de tu amor!

Necesito estar más cerca, cerca de tu compasión
¡tengo que jugarme todo, sé que eres el Señor!
Todo, todo lo he perdido y mi pena sigue abierta,
Pero espero un signo y mi fe está alerta.

Sentirás al lado tuyo que hay un pobre que se acerca,
Muy pequeño y que te toca con los ojos en la tierra;
Pero lleno de esperanza, de esperanza y decisión
De alcanzarte y alcanzar tu corazón

¡necesito de tu amor... necesito de tu amor... necesito de tu amor!

Toda mi fragilidad y mis años lastimados,
Esta historia que no cesa de sangrar de macharnos;
Esta herida que no cierra y es herida en cuerpo y alma
Tocará tu cuerpo santo y tendrá calma.

Porque creo que sos vos, nuestra fuente escondida,
Y alcanzarte es alcanzar como el centro de la vida.
Toco el borde de tu alma y es un nuevo nacimiento.
¡Y se está curando el centro de mi centro!

“La fe es tocar a Jesús y tomar de Él la gracia que salva”

(RV).- Como todos los domingos el Papa Francisco se asomó a la ventana del Palacio Apostólico para rezar junto a los miles de fieles y peregrinos provenientes de Roma y de diversos países del mundo la oración mariana del Ángelus dominical.
En su meditación sobre el Evangelio del día, que presenta la súplica a Jesús por parte de uno de los jefes de la sinagoga para que imponga las manos a su hija de doce años que está muriendo, y mismo episodio en el que el evangelista Juan narra acerca de la mujer que sufría pérdidas de sangre y que sigue a Jesús en medio de la multitud para tocar su manto y ser salvada, el Pontífice evidencia que ambos episodios, que concluyen con la sanación de la mujer enferma y con la resurrección de la niña, tienen un único centro que es la fe.
El Papa subrayó en su reflexión que “todo el Evangelio está escrito en la luz de esta fe”, en la de “Jesucristo que ha resucitado y vencido la muerte”, y por cuya victoria “también nosotros resucitaremos”; y asimismo advirtió que la fe, “que en los primeros cristianos era segura”, puede “apañarse y hacerse incierta” hasta el punto “que algunos confundan la resurrección con la reencarnación”.
Así el Pastor de la Iglesia Universal, indica que precisamente “la Palabra de Dios de este domingo nos invita a vivir en la certeza de la resurrección”.
“Jesús es el Señor, tiene poder sobre el mal y sobre la muerte, y quiere llevarnos a la casa del Padre, en donde reina la vida”.
“Quien cree en Cristo, debe reconocerse” dijo también el Obispo de Roma, “porque promueve la vida en toda situación, para hacer experimentar a todos, especialmente a los más débiles el amor de Dios que libera y salva”, y exhortó a pedir al Señor por intercesión de la Virgen María, “el don de una fe fuerte y valerosa, que  nos empuje a ser difusores de esperanza y de vida entre nuestros hermanos”.
Texto y audio completo de la meditación del Papa antes de la oración del Ángelus
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
El Evangelio de hoy presenta el relato de la resurrección de una niña de doce años, hija de uno de los jefes de la sinagoga, el cual se arroja a los pies de Jesús y le suplica: “Mi hijita se está muriendo; ven a imponerle las manos, para que se cure y viva” (Mc 5, 23). En esta oración sentimos la preocupación de todo padre por la vida y por el bien de sus hijos. Pero sentimos también la gran fe que aquel hombre tiene en Jesús. Y cuando llega la noticia que la niña ha muerto, Jesús le dice: “No temas, basta que creas” (v. 36). ¡Da coraje esta palabra de Jesús! Y también la dice a nosotros tantas veces: “No temas, solamente ten fe”.  Una vez entrado en la casa, el Señor hizo salir a toda la gente que llora y grita y se dirige a la niña muerta, diciendo: “¡Niña, yo te lo ordeno, levántate!” (v. 41). E inmediatamente la niña se levantó y comenzó a caminar. Aquí se ve el poder absoluto de Jesús sobre la muerte, que para Él es como un sueño del cual nos puede despertar. ¡Jesús ha vencido la muerte, y tiene también poder sobre la muerte física!
Al interno de este relato, el Evangelista introduce otro episodio: la curación de una mujer que desde hacía doce años sufría de pérdidas de sangre. A causa de esta enfermedad que según la cultura del tiempo la hacía “impura”, ella debía evitar todo contacto humano: pobrecita, estaba condenada a una muerte civil. Esta mujer anónima, en medio a la multitud que sigue a Jesús, dijo a sí misma: “Con sólo tocar su manto quedaré curada” (v. 28). Y así sucedió: la necesidad de ser liberada la empujó a probar y la fe “arranca”, por así decir, al Señor la curación. Quién cree “toca” a Jesús y toma de Él la gracia que salva. La fe es esto: tocar a Jesús y tomar de Él la gracia que salva. Nos salva, nos salva la vida espiritual, nos salva de tantos problemas.  Jesús se da cuenta y en medio a la gente, busca el rostro de aquella mujer. Ella se adelanta temblorosa y Él le dice: “Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz, y queda curada de tu enfermedad” (v. 34). Es la voz del Padre celestial que habla en Jesús: “¡Hija, no estás condenada, no estás excluida, eres mi hija!” Y cada vez que Jesús se acerca a nosotros, cuando nosotros vamos hacia Él con la fe, escuchamos esto del Padre: “Hijo, tú eres mi hijo, tú eres mi hija, tú te has curado, tú estás curada. Yo perdono a todos y todo. Yo curo todo y a todos”.
Estos dos episodios – una curación y una resurrección – tienen un único centro: la fe. El mensaje es claro, y se puede resumir en una pregunta: ¿creemos que Jesús – una pregunta que nos hacemos nosotros -  nos puede curar y nos puede despertar de la muerte? Todo el Evangelio está escrito en la luz de esta fe: Jesús ha resucitado, ha vencido la muerte, y por esta victoria suya también nosotros resucitaremos. Esta fe, que para los primeros cristianos era segura, puede empañarse y hacerse incierta, al punto que algunos confunden resurrección con reencarnación. Pero la Palabra de Dios de este domingo nos invita a vivir en la certeza de la resurrección: Jesús es el Señor, Jesús tiene poder sobre el mal y sobre la muerte, y quiere llevarnos a la casa del Padre, en donde reina la vida. Y allí nos encontraremos todos, todos los que estamos en la plaza hoy, nos encontraremos en la casa del Padre, en la vida que Jesús nos dará.
La Resurrección de Cristo actúa en la historia como principio de renovación y de esperanza. Cualquier persona que está desesperada y cansada hasta la muerte, si se confía en Jesús y en su amor puede recomenzar a vivir. También recomenzar una nueva vida, cambiar vida es un modo de resurgir, de resucitar. La fe es una fuerza de vida, da plenitud a nuestra humanidad; y quien cree en Cristo se debe reconocer porque promueve la vida en toda situación, para hacer experimentar a todos, especialmente a los más débiles, el amor de Dios que libera y salva.
Pidamos al Señor, por intercesión de la Virgen María, el don de una fe fuerte y valerosa, que nos empuje a ser difusores de esperanza y de vida entre nuestros hermanos.
Saludos del Papa después de la oración mariana
Queridos hermanos y hermanas,
Dirijo mi saludo a todos ustedes, romanos y peregrinos.
Saludo en particular a los participantes en la marcha “Una tierra, una familia humana”. Animo la colaboración entre personas y asociaciones de diferentes religiones para la promoción de una ecología integral. Agradezco a FOCSIV, OurVoices y a los demás organizadores y les deseo un buen trabajo a los jóvenes de los diversos países que en estos días se confrontan sobre el cuidado de la casa común.
¡Veo muchas banderas bolivianas! Saludo cordialmente al grupo de bolivianos residentes en Italia, que han traído hasta aquí algunas de las imágenes de la Virgen más representativas de su país. La Virgen de Urcupiña, la Virgen de Copacabana y tantas otras. La semana que viene estaré en vuestra Patria. Que nuestra Madre del cielo los proteja. Un saludo también para el grupo de jóvenes de Ibiza que se preparan para recibir la Confirmación. Se lo ruego, recen por mí.     
Saludo a las Guías, es decir, a las mujeres scout. Son muy buenas estas mujeres, muy buenas, y hacen mucho bien. Son las mujeres scout que pertenecen a la Conferencia Internacional Católica y les renuevo mi aliento. ¡Muchas gracias a ustedes!
Saludo a los fieles de Novoli, la coral polifónica de Augusta, a los chicos de algunas parroquias de la diócesis de Padua que recibieron la Confirmación, a los “Abuelos de Sydney”, asociación de ancianos emigrados en Australia que han venido aquí con sus nietos; a los niños de Chernobyl y las familias de Este y Ospedaletto que los alojan; a los ciclistas y motociclistas provenientes de Cardito y a los aficionados a los coches de época.
A todos les deseo un buen domingo y un buen almuerzo. Y por favor, no se olviden de rezar por mí. Gracias.


sábado, 27 de junio de 2015

Cómo seguir a Francisco en su viaje por Latinoamérica a través de Internet

Los padres de santa Teresita serán canonizados en pleno sínodo de la familia

Enmarcada en medio de la asamblea ordinaria del sínodo sobre la familia, el 18 de octubre, esta canonización será su corazón


El Papa Francisco presidirá este sábado 27 de junio en la Sala del Consistorio, la Celebración de la “tercera hora” y el Consistorio público para la canonización de los padres santa Teresita del Niño Jesús, los beatos y esposos Luis Martín y Celia Guérin.
 
En el consejo que presidirá el Pontífice en horas de la mañana (10 de la mañana) con asistencia de cardenales de la Iglesia, también se definirá la canonización de los beatos Vicenzo Grossi, sacerdote diocesano, fundador del instituto de las Hijas del Oratorio, María de la Inmaculada Concepción, religiosa, superiora general de la Congregación de las hermanas de la Compañía de la Cruz, y los laicos y padres de familia Martin y Guérin.
 
La canonización de los padres de santa Teresita, muy esperada en Lisieux, Alençon y otros lugares, tendrá lugar el próximo 18 de octubre, es decir, en el corazón del sínodo de la familia y en la jornada misionera mundial.
 
Y no es por casualidad: esta pareja tenía la fibra misionera arraigada en la ofrenda y la oración y supo comunicarla a sus cinco hijas, una de ellas Teresa de Lisieux, que entreó al Carmelo para salvar almas y fue declarada “patrona de las misiones” en 1927 (aun pasando su corta vida religiosa tras las rejas de un monasterio).
 
Los esposos serán proclamados santos durante el sínodo de la familia, reunido en el Vaticano del 4 al 25 del próximo mes de octubre.
 
En la misa de apertura del sínodo extraordinario sobre la familia en octubre de 2014, el Papa veneró las reliquias de los esposos Martín.
 
La canonización de los padres de santa Teresita ha sido posible gracias a la curación milagrosa atribuida a su intercesión: la curación inexplicable de una niña de la diócesis española de Valencia.
 
La pequeña Carmen, nacida prematuramente, sufrió múltiples complicaciones que ponían su vida en peligro. Una hemorragia cerebral muy grave habría podido causarle daños irreversibles. Sus padres obtuvieron su curación rezando a Luis y Celia Martín, siguiendo los consejos de un Carmelo cercano a Valencia.
santos

viernes, 26 de junio de 2015

la Iglesia es comunidad si se acerca a los últimos

(RV).- Los cristianos deben acercarse y tender la mano a aquellos a los que la sociedad tiende a excluir, como hizo Jesús con los marginados de su tiempo. Y esto hace de la Iglesia una verdadera “comunidad”. Lo afirmó elPapa Francisco en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta.
El bien no se hace desde lejos
Jesús fue el primero que se “ensució las manos acercándose” a los excluidosde su tiempo. Se “ensució las manos” tocando a los leprosos, por ejemplo, curándolos. Y enseñando así a la Iglesia “que no se puede hacer comunidad sin cercanía”. El Papa Francisco centró su homilía en el protagonista del breve pasaje del Evangelio del día: un enfermo de lepra que se postra ante Jesús y se anima a decirle: “Señor, si quieres, puedes purificarme”. Y Jesús lo toca y lo cura.
Jesús tiende la mano al excluido
El milagro – observó el Papa – se produce ante los ojos de los doctores de la ley para los cuales, en cambio, el leproso era un “impuro”. Y afirmó que “la lepra era una condena de por vida” y que “curar a un leproso era tan difícil como resucitar a un muerto”, razón por la cual eran marginados. Jesús, en cambio, tiende la mano al excluido y demuestra el valor fundamental de una palabra, “cercanía”:
“No se puede hacer comunidad sin cercanía. No se puede hacer la paz sin cercanía. No se puede hacer el bien sin acercarse. Jesús podía decirle: ‘¡Que te cures!’. No: se acercó y lo tocó. ¡Es más! En el momento en que Jesús tocó al impuro se volvió impuro. Y éste es el misterio de Jesús: tomar sobré si nuestras suciedades, nuestras cosas impuras. Pablo lo dice bien: ‘Siendo igual a Dios, no estimó un bien irrenunciable esta divinidad; se rebajó a sí mismo’. Y después Pablo va más allá: ‘Se hizo pecado’. Jesús se hizo pecado. Jesús se ha excluido, ha tomado sobre sí la impuridad para acercarse a nosotros”.
Jesús incluye
El pasaje del Evangelio contiene también la invitación que Jesús hace al leproso curado: “No se lo digas a nadie; ve, en cambio, a mostrarte al sacerdote y presenta la oferta establecida por Moisés como testimonio para ellos”. El Papa subrayó que para Jesús, además de la proximidad, en esto es fundamental la inclusión:
“Tantas veces pienso que sea, no digo imposible, pero muy difícil hacer el bien sin ensuciarse las manos. Y Jesús se ensució. Cercanía. Y además va más allá. Le dijo: ‘Ve a lo de los sacerdotes y haz lo que  se debe hacer cuando un leproso es curado’. A aquel que estaba excluido de la vida social, Jesús lo incluye: incluye en la Iglesia, incluye en la sociedad… ‘Vete para que todas las cosas sean como deben ser’. Jesús no margina jamás a nadie. Se margina a sí mismo para incluir a los marginados, para incluirnos a nosotros, pecadores, marginados, con su vida”.
Cercanía quiere decir tender la mano
El Papa puso de relieve el estupor que Jesús suscita con sus afirmaciones y con sus gestos. “Cuánta gente – comentó el Santo Padre  – siguió a Jesús en aquel momento” y “sigue a Jesús en la historia porque se siente maravillada al oírle hablar”:
“Cuánta gente mira desde lejos y no entiende, no le interesa… Cuánta gente mira desde lejos pero con corazón malo, para poner a prueba a Jesús, para criticarlo, para condenarlo…  Y cuánta gente mira desde lejos  porque no tiene el coraje que ha tenido éste, ¡pero tiene tantas ganas de acercarse! Y en ese caso, Jesús ha tendido la mano, primero, pero en su ser, ha tendido la mano a todos, haciéndose uno de nosotros, como nosotros: pecador como nosotros pero sin pecado, pero sucio con nuestros pecados. Y ésta es la cercanía cristiana”.
Es una “bella palabra la de la cercanía”, concluyó Francisco. E invitó a hacer un examen de conciencia: “¿Yo sé acercarme?”. ¿“Tengo ánimo, tengo fuerza, tengo coraje de tocar a los marginados?”.
Una pregunta – dijo –  que también tiene que ver con “la Iglesia, las parroquias, las comunidades, los consagrados, los obispos, los sacerdotes, todos”.

jueves, 25 de junio de 2015

No a los pastores que hablan demasiado y escuchan poco

(RV).-  La gente sabe cuándo un pastor tiene esa coherencia que le da autoridad. Es uno de los pasajes de la homilía del Papa Francisco durante laMisa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta, centrada en la distinción entre los verdaderos predicadores del Evangelio y los “pseudo profetas”.
El pueblo sigue maravillado a Jesús porque Él enseña como uno que tiene autoridad y no como los escribas. Desarrollando su reflexión a partir del pasaje del Evangelio del día el Santo Padre observó que la gente percibe, sabe, “cuando un sacerdote, un obispo, un catequista o un cristiano tiene esa coherencia que le da autoridad”. Jesús – dijo el Papa – “pone en guardia a sus discípulos” ante los “falsos profetas”. Y después les explicó cómo hacer para comprender “dónde están los verdaderos profetas y dónde los pseudo profetas”; “dónde están los verdaderos predicadores del Evangelio y dónde los que predican un Evangelio que no es Evangelio”.
Hablar, hacer y escuchar
El Papa también afirmó que hay tres palabras-clave para entender esto: “Hablar, hacer y escuchar”. Ante todo – advirtió retomando la admonición de Jesús – “No cualquiera que me dice: ‘Señor, Señor’, entrará en el Reino de los Cielos”:
“Estos hablan, hacen, pero les falta otra actitud, que es precisamente la base, que es precisamente el fundamento del hablar, del hacer: les falta escuchar. Por tanto, prosigue Jesús: ‘Quien escucha estas palabras mías y las pone en práctica: el binomio hablar-hacer no es suficiente… nos engaña, tantas veces nos engaña. Y Jesús cambia y dice: el binomio es el otro, escuchar y hacer, poner en práctica: ‘Quien escucha mis palabras y las pone en práctica será semejante a un hombre sabio que ha construido su casa sobre la roca’”.
Estar atentos ante los “pseudo profetas”
En cambio – prosiguió diciendo el Papa – “el que escucha las palabras pero no las hace suyas, las deja pasar, es decir no escucha seriamente y no las pone en práctica, será como aquel que edifica su casa sobre la arena”. Y – añadió –  “conocemos el resultado”:
“Cuando Jesús pone en guardia a la gente de los ‘pseudo profetas’, dice: ‘Por sus frutos los conocerán’. Y aquí, de su actitud: tantas palabras, hablan, hacen prodigios, hacen cosas grandes pero no tienen el corazón abierto para escuchar la Palabra de Dios, tienen miedo del silencio de la palabra de Dios y estos son los ‘pseudo cristianos’, los ‘pseudo pastores’. Es  verdad, hacen cosas buenas, es verdad, pero les falta la roca”.
Los pastores mundanos hablan demasiado y escuchan poco
Les falta – especificó Francisco – “la roca del amor de Dios, la roca de la Palabra de Dios”. Y sin esta roca –  advirtió – “no pueden profetizar, no pueden construir: aparentan, porque al final todo se derrumba”. “Son  – dijo el Santo Padre  – los  ‘pseudo pastores’, los pastores mundanos; también los pastores o los cristianos que hablan demasiado, tienen miedo del silencio, quizá hacen demasiado”. Pero no son capaces de escuchar, hacen lo que dicen, hacen de lo propio, pero no de Dios”:
“Recordemos estas tres palabras, son un signo: hacer, escuchar, hablar. Uno que sólo habla y hace, no es un verdadero profeta, no es un verdadero cristiano, y al final se derrumbará todo: no está sobre la roca del amor de Dios, no está firme como la roca. Uno que sabe escuchar y de la escucha hace, con la fuerza de la palabra de otro, no de la propia, ese permanece firme. Si bien sea una persona humilde, que no parece importante, ¡pero cuántos de estos grandes hay en la Iglesia! ¡Cuántos obispos grandes, cuántos sacerdotes grandes, cuántos fieles grandes que saben escuchar y de la escucha hacen!”
Un ejemplo de nuestros días – dijo también el Papa –  es la Madre Teresa de Calcuta que “no hablaba, y en el silencio ha sabido escuchar” y “¡ha hecho tanto! No se derrumbó ni ella, ni su obra”. “Los grandes – añadió Francisco  – saben escuchar y de la escucha hacen porque su confianza y su fuerza está en la roca del amor de Jesucristo”.
“Que la debilidad de Jesús, que de fuerte se hizo débil para hacernos fuertes  –concluyó el Papa – nos acompañe en esta celebración y nos enseñe a escuchar y a hacer de la escucha, no de nuestras palabras”.