miércoles, 16 de diciembre de 2015

Este fotógrafo captó una imagen que podría cambiar la Navidad de miles de refugiados

El Niño Jesús y sus padres también fueron prófugos, experimentaron la condición dramática de ser refugiados, de ser exiliados de su propia tierra para ver nacer a su Hijo y en el camino a Egipto en búsqueda de refugio, para huir de la muerte por la persecución de Herodes.
El de hoy, es uno de esos videos que no necesitan las palabras para decirnos mucho y acercarnos desde una realidad dolorosa al misterio y a la esperanza. Éste ha sido realizado por los estudiantes de comunicaciones de la Universidad de Navarra.
Nunca me había puesto a pensar en la realidad que busca reflejar este video, hasta que el Papa hizo una hermosa analogía de la Sagrada Familia con los millones de refugiados de Medio Oriente en la actualidad. Tiene toda la razón.
“Desafortunadamente, en nuestros días millones de familias pueden reconocerse en esta triste realidad. Casi todos los días la televisión y los periódicos dan noticias de refugiados que huyen del hambre, la guerra y otros peligros graves, en búsqueda de seguridad y de una vida digna para ellos y sus propios. (…) sus legítimas expectativas se enfrentan a situaciones complejas y dificultades que parecen a veces insuperables. Por eso, mientras fijamos la mirada en la Sagrada Familia de Nazaret en el momento en el que se ve obligada a huir, pensamos en el drama de esos emigrantes y refugiados que son víctimas del rechazo y los abusos”.
Me pongo a pensar en que José y María, al igual que tantas familias que huyen de la violencia, tuvieron que ocultarse en el día y caminar en la noche. Andar largas jornadas por el desierto y por senderos de ovejas y de cabras, acompañados solo por un burro. Seguro, luego de muchas jornadas de hambre, sed y cansancio, lograron cruzar la frontera con la inseguridad de no saber lo que les deparaba, confiando solo en Dios y en sus promesas. Por fin estuvieron a salvo, pero comenzaba ahora un sendero difícil: la vida de extranjeros, de desterrados. No se sabe con exactitud cuánto tiempo pasaron en Egipto, pero su vida tuvo que comenzar de nuevo en un lugar extraño, con la incertidumbre de no saber cuándo regresar a casa.
Dos cosas se me vienen a la mente después de ver este precioso video: la Navidad se vive ahora en la vida de cada uno de nuestros hermanos refugiados. Ellos guardan la esperanza en cada paso de su destierro, de encontrar al Rey de la Paz. Ellos aguardan con expectación un hogar, una luz, que solo les puede dar el Niño de Belén. Recemos por ellos y compasionémonos de su dolor, pues su realidad nos acerca al misterio de la Natividad.
Por otro lado, es Navidad también ahora en el destierro de nuestro corazón. Un corazón que busca anhelante la “venida” del Señor, que camina ansioso de encontrarse con Dios.
Seamos como María y José, como Malik y su familia. Seamos hombres desterrados, hombres que caminan, hombres que confían en las promesas de Dios, hombres que no pierden la esperanza en un mañana mejor; hombres que sean capaces de cruzar los desiertos de su vida para alcanzar el retoño de la verdadera esperanza que brota del Niño Jesús: porque Navidad fue hace 2015 años pero también, es ahora.

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